Casado afirma que los abucheos son "lo que dice la calle" de Sánchez, y este replica: "España no está en bancarrota"

  • El líder del PP culpa a Sánchez del bloqueo del CGPJ, pero ofrece renovar el resto de órganos constitucionales.
  • Tacha de "chavista" la futura Ley de Vivienda y tilda de "peronistas" los bonos al alquiler y la cultura para jóvenes.
  • ​El PNV insta al Gobierno a retocar el decreto en materia eléctrica que se votará este jueves en el Congreso.
Pedro Sánchez y Pablo Casado, durante sus intervenciones en la sesión plenaria del Congreso.
Sánchez y Casado, durante sus intervenciones en la sesión plenaria del Congreso.
CONGRESO
Pedro Sánchez y Pablo Casado, durante sus intervenciones en la sesión plenaria del Congreso.
Sánchez y Casado, durante sus intervenciones en la sesión plenaria del Congreso.
EP

Si alguien tenía esperanzas de que la Fiesta Nacional instaurara esta semana un ambiente de concordia en el Congreso, esa esperanza se desvaneció pronto. Desapareció, en concreto, tan pronto como el reloj marcó las nueve y comenzó el habitual rifirrafe entre el presidente Sánchez y el líder de la oposición, Pablo Casado. En su intervención de este miércoles, el popular afeó al jefe del Ejecutivo "incumplir todas" sus promesas, le acusó de "comprar" el voto de los jóvenes con "bonos peronistas", le culpó del "bloqueo" de los órganos constitucionales y dijo que los abucheos de este martes, en el desfile militar, muestran "lo que dice la calle" de Sánchez. "Es usted una catástrofe", le espetó.

Casado empleó un tono duro para censurar los pactos de Sánchez con Unidas Podemos y los independentistas, con cuyos votos "se va a cargar el mercado de la vivienda con una ley chavista" y con los que prevé aprobar unos presupuestos que incluyen "bonos peronistas para comprar videojuegos" con los que se "compra el voto de los jóvenes". También se mostró muy duro con los últimos datos económicos, después de que el FMI rebajara este martes al 5,7% la previsión de crecimiento para este año: "Esto va a acabar mal, como con Zapatero. El PP tendrá que rescatar España por tercera vez", insistió el líder del PP, que ya el domingo sostuvo en una entrevista en El Mundo que "España se encamina a la quiebra" y que "estamos abocados al rescate".

Esta línea argumental irritó al presidente del Gobierno, quien recalcó que "España no está en bancarrota", sino que "crece, crea empleo y tiene una prima de riesgo baja". "No sé a dónde le llevará su oposición, pero le pido que no haga declaraciones que insultan a la inteligencia y que contravienen el interés de los españoles", dijo Sánchez, que tiró de ironía y agradeció al líder del PP su "intervención tan ponderada", al tiempo que restó importancia a los abucheos de este martes afirmando que "siempre que gobierna la izquierda hay insultos (...), porque así es como [en la derecha] entienden el respeto a la convivencia".

El jefe de la oposición, en su réplica, insistió en que Sánchez es una "catástrofe" que lleva a España "al barranco". Aprovechó la ocasión también para culparle del "bloqueo" del Consejo General del Poder Judicial por su negativa a que "los jueces elijan a los jueces", y para ofrecerle -y esto fue novedoso- la renovación del "resto de órganos constitucionales" con el mandato caducado, a saber, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y el Tribunal Constitucional, un planteamiento que Sánchez tildó de "ventajista". "Cumpla con toda la legalidad, no sólo con la que a usted le conviene", le dijo el presidente.

Concluido el intercambio de golpes entre Sánchez y Casado, el PNV hizo aterrizar el debate sobre cuestiones más concretas, como el decreto en materia eléctrica que se votará este jueves en el Congreso y que, a juicio de los nacionalistas vascos, necesita de ser "retocado" para poder salir adelante. El portavoz de los nacionalistas, Aitor Esteban, sostuvo que la "solución" a los precios mayoristas de la energía no puede ser tan "simplona" como un "recorte a las eléctricas", que a su juicio están repercutiendo esos recortes a los consumidores industriales, renegociando tarifas al alza. Y lanzó una advertencia final: si la industria tiene que pagar cada vez más por la energía, parará. "Está en juego el futuro de la economía si se para la producción industrial (...) pero también el futuro de su propio Gobierno".

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