Un día apareció en todas partes: Netflix convocaba un misterioso casting para un reality del que solo se sabía en nombre: Insiders. Ninguno de los que se presentaron sabían a qué iban. Ni supieron que ya estaban dentro.

Y es que, en este formato, 12 concursantes piensan que están en una fase final del casting y que solo se les graba a unas determinadas horas y en ciertas salas, pero lo cierto es que están siendo vigilados las 24 horas del día, mientras, además, se les somete a pruebas y se les pone al límite, supuestamente, como aspirantes a futuros concursantes de un reality en el que en realidad ya están participando.

La mecánica es sencilla:primero no saben que están siendo grabados, luego deben enfrentarse a las imágenes de lo que hicieron pensando que nunca se sabría y, a partir de ahí, la persona que entre ellos elijan se lleva 100.000 euros.

El reality, en el que Najwa Nimri ejerce de narradora y ocasional interviniente, se graba en un plató de 1.600 metros cuadrados con más de 250 micrófonos ocultos y 70 cámaras escondidas, y consigue la naturalidad que siempre se ha esperado de un reality, descolocando a los concursantes una y otra vez.

Netflix pone desde hoy todo el programa, siete episodios de unos 45 minutos de media, a disposición de los usuarios de la plataforma. 

Los concursantes van siendo eliminados por decisión de los propios participantes y son estos los que al final votan quién debe ser el ganador del premio. 

Mientras eso pasa, son sometidos a duras pruebas psicológicas, cambios de paradigma y mantienen una cercana pero no estrecha relación con el llamado "Comité Decisor", hombre y mujer -actores aunque ellos no lo saben- que supuestamente deben seleccionarles para el programa y que les llevan al límite.