Dos formas de darle filo hay a una idea:
el humor y la poesía que rapea.
Si a cualquiera de las dos le pones música
se toca la panacea
como se toca una seda
capaz de cortar la piedra.
Y eso hizo Rayden
en el Wizink Center de Madrid,
cantando tres horas así
en un concierto que, dos años después,
no se pudo prohibir.
“No es una hazaña
lo habéis hecho vosotros
en la mejor sala de España”
le dijo Rayden al público
que brillaba.
Sobre el escenario mítico
de la capital de España
cuarenta canciones llegaban
como cuarenta balas
al corazón del covid
en el primer concierto
que de pie y en pista
se bailaba.
La madre de Rayden era espectadora
y ocho mil personas más
con la paridora.
Era un aniversario,
20 años en la música Rayden cumplía
y se cantó el cumpleaños
de un tal Alex, que lo merecía.
No hay una fiesta con una garganta sola
y la de Rayden fue coreada
como corea una ola a la playa.
Algunos invitados: Mabu y
Alfred García, cantando raro;
Tanxugueiras, invocando a los hados;
Andrés Suárez entonando alto;
Álvaro de Luna, seduciendo;
Momo y Ruth Lorenzo
buscando con su voz el cielo;
Hacia el ecuador del concierto
Bely Basarte con ternura
y cascada rosa de pelo
y Alice Wonder con la guitarra
y jugando con los dedos.
Fredi Leis, Ciudad Jara,
y empezó el final con
‘Haciéndonos los muertos’.
Rayden mandó agacharse al público
que se arrodilló entero
y al sacar la rabia, que era para eso,
estalló el estadio entero.
Confeti, serpentinas
luz de móvil y globos
flotando en el cielo terreno.
“Quiero decirte que si hablamos de mirar
Los ojos son de quien te los hace brillar”
canta Rayden en Haz de luz.
Y se fue del Wizink,
que no se puede rimar
llevándose ocho mil almas
que había logrado hechizar.
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