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Palacio de Ludwigsburg en invierno
Palacio de Ludwigsburg en invierno
Rolphus / Rolf Weschke

Castillos y palacios de cuento para descubrir las maravillas de Alemania

  • Más de 25.000 castillos y palacios salpican los paisajes y las regiones de Alemania. Estos son algunos de los más interesantes, con una personalidad propia que los distingue del resto.

De cuento de hadas, de película y de leyendas de caballeros, reyes y reinas. Los castillos son construcciones majestuosas e imponentes que tras sus muros guardan cientos de historias por descubrir y, todavía, por contar. Esta arquitectura tan característica de la Edad Media, que continuaría siendo muy representativa en los primeros siglos de la Edad Moderna, tiñe el paisaje de la gran mayoría de países europeos y se convierte en un gran atractivo turístico que nunca hay que dejar de visitar, ya que le darán a cualquier viaje la justa medida de historia, de arte y de folclore necesarias para acabar de descubrir el lugar elegido como destino.

En Alemania, en concreto, hay más de 25.000 castillos que pueden visitarse en cualquier época del año. Cada estación ofrece un atractivo distinto, ya que visitar estos monumentos no solo implica adentrarse en sus muros, sino deleitarse también con el paisaje que los rodea. Grandes llanuras heladas en invierno, bosques frondosos con preciosos colores de otoño y los rayos del sol de primavera rebotando contra las paredes de piedra son algunas de las fotografías que nos podremos llevar a casa.

En este listado de castillos y palacios se pueden encontrar edificios que mantienen todo el esplendor de su época dorada, otros que por desgracia se encuentran en ruinas, algunos que están catalogados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y otros que apenas son conocidos más que por los habitantes de los pueblos cercanos. En este contenido especial hemos recopilado algunos de los castillos más imponentes, más característicos y más peculiares de toda la oferta arquitectónica que caracteriza a Alemania.

Ludwigsburg, la “modesta” cabaña

El Palacio de Ludwisburg es la joya del Barroco alemán. Su construcción se inició en 1704 bajo las órdenes del duque Luis de Wurtemberg, aunque posteriormente la estructura del edificio se iría amoldando a los nuevos estilos artísticos que marcaron el Rococó y el Clasicismo en Alemania bajo las directrices de los sucesores del duque.

Los puntos fuertes de este palacio, imperdibles en cualquier visita, son los apartamentos del duque, la iglesia barroca y la sala de teatro del interior del castillo. Su decoración dorada típicamente barroca y rococó, sus suelos de mármol y sus vastos jardines deleitarán a cualquier visitante ávido de historia.

Lo que comenzó siendo apenas una modesta cabaña de caza se acabó convirtiendo en el icono de la arquitectura absolutista germana. Además, al estilo de Versalles, Luis de Wurtemberg fundó en las inmediaciones de su castillo la ciudad de Ludwigsburg, que se encuentra a escasos 12 kilómetros de Stuttgart. Aquí se podrán encontrar pintorescos pero también modernos hoteles donde pernoctar y restaurantes donde disfrutar de los platos típicos de la zona.

El castillo se puede visitar de lunes a domingo entre las 10.00 y las 11.00 hasta las 15.00 o las 17.00, dependiendo de la época del año. Las entradas para adultos cuestan 8,50 euros y la tarifa reducida, 4,30 euros.

Neuschwanstein, el capricho del “rey loco”

El castillo de Neuschwanstein nevado al atardecer
El castillo de Neuschwanstein nevado al atardecer
Jag_cz / AdobeStock

Este castillo es famoso no solo por su historia, que da bastante de qué hablar, sino por su característica silueta reconocible por cualquier aficionado a Disney ya que sirvió de inspiración para recrear el palacio escenario de la película La Bella Durmiente.

Pero más allá de la referencia cinematográfica, Neuschwanstein es también conocido como el castillo del “rey loco”. Fue mandado construir por el rey Luis II de Baviera en 1869 en una época en la que la ausencia de guerras y conflictos hizo innecesario este tipo de construcciones. Luis II, más dedicado a las artes y a la cultura que a gobernar, proyectó en la construcción de este palacio toda su fantasía interior. Los muros del castillo están plagados de referencias románticas, como la historia de Tristán e Isolda; diseñó un enorme Salón del Trono y en el interior del edificio se puede encontrar una gruta con cascadas. La característica más llamativa de este castillo, que no fue diseñado como un edificio funcional, es que su propietario buscó que fuera una obra de arte en sí mismo, dejando que predominara la estética sobre la practicidad.

Neuschwanstein, que es uno de los más visitados de Alemania y ha estado nominado a ser una de las nuevas maravillas del mundo, está cerca de la localidad de Füssen, en Baviera, y corona una llanura y un lago encaramado en una colina, ofreciendo un precioso paisaje desde sus ventanas. Solo se puede visitar en turnos guiados con disponibilidad todos los días de la semana (salvo algunos festivos) y la entrada cuesta 15 euros.

Wernigerode, nobleza medieval

Castillo de Wernigerode.
Castillo de Wernigerode.
Florian Trykowksi / GNTB

Nada más poner un pie dentro de este palacio entraremos en el mundo de la nobleza alemana de los siglos XII y en adelante. Construido a finales de la Edad Media pero posteriormente ampliado en 1865 y en 1885, el castillo de Wernigerode nace amparado bajo el estilo gótico y acaba embebiendo toques de la arquitectura renacentista.

Durante la visita se podrán recorrer más de 50 habitaciones, subir a la torre y bajar hasta las bodegas que forman parte de la estructura del castillo. A los pies de este palacio se encuentra el pueblo de Wernigerode, que desde las ventanas del fuerte se podrá apreciar como una verdadera postal alemana por sus pintorescas casas y los bosques que circundan la localidad.

El palacio de Wernigerode abre de las 10.00 a las 18.30 todos los días del año, aunque más vale consultar en su web antes de visitarlo ya que sigue siendo un escenario muy solicitado para grabar escenas de películas, series y anuncios. La entrada regular cuesta 7 euros y la visita a las bodegas se paga a parte, 2 euros.

Abadía de Corvey, historia en cada piedra

Abadía de Corvey, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Abadía de Corvey, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
hespasoft / AdobeStock

Quizás no sea un castillo propiamente dicho, pero esta construcción está al nivel de los mejores palacios de Alemania, no en vano ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La llamada Abadía de Corvey es una fortificación que rezuma historia en cada una de las piedras que forman sus muros.

Fue construida en el año 822, por lo que es muy representativa del medievo, ya con espíritu monasterial. Pero esta abadía no es solo famosa por ser uno de los edificios más representativos del estilo románico y gótico germanos: sus fundadores, Wala y Abelardo, eran primos directos de Carlomagno e inauguraron la abadía bajo la protección del rey Ludovico Pío. La Abadía de Corvey se erigió a orillas del río Wesser y de la ruta Hellweg (a dos kilómetros de Höxter) que cruzaba Alemania de este a oeste, convirtiéndose por lo tanto en una pieza clave no solo en lo religioso, sino también en lo económico y en lo comercial.

La Abadía de Corvey es una de las mayores representaciones de los estilos artísticos germanos, desde el carolingio de su extremo oriental hasta el barroco de su iglesia, además de ser símbolo de la llegada y expansión del cristianismo a Europa y punto de partida para los peregrinos que quieran recorrer el Camino de Santiago.

La visita a esta enorme abadía puede realizarse solo con guía organizada y hay turnos disponibles desde las 10.00 hasta las 18.00. También se organizan eventos especiales, como festivales y certámenes de jardinería y música; al igual que exposiciones artísticas.

Niederburg, testigo de leyendas

Las ruinas del castillo de Niederburg
Las ruinas del castillo de Niederburg
Dominik Ketz / Rheinland-Pfalz Tourismus GmbH

Para aquellos que quieran disfrutar de la arquitectura medieval pero también busquen aprovechar los parajes germanos y hacer algo de trekking, la visita al castillo Niederburg es la combinación perfecta. Esta fortificación, en ruinas, domina la localidad de Kobern-Gondorf desde una colina ofreciendo una vista espectacular sobre el valle Mosel. Lo más aconsejable es visitarla durante los meses de primavera y verano porque en invierno todo el valle queda cubierto de nieve, dificultando la subida hasta el castillo.

La construcción del castillo de Niederburg data de la primera mitad del siglo XII y quedan todavía vestigios de ese estilo gótico que caracterizó su primera fase. Posteriormente, tras diversas batallas y daños, tuvo que ser reconstruido en el siglo XIX. Durante el primer siglo perteneció al linaje de los lores de Kobenz, pero desaparecido este pasó a ser propiedad de Frederick II de Neuerburg.

Otro gran atractivo turístico no solo de esta fortificación, sino de la zona en la que está emplazada, es el gran número de construcciones similares que hay en los alrededores, como el castillo Oberbur y la capilla de San Matías, lo que permite pasar una jornada llena de historia y curiosidades medievales al aire libre.

Dessau-Wörlitz, jardín de reyes

Castillo y jardines de Dessau- Wörlitz.
Castillo y jardines de Dessau- Wörlitz.
Francesco Carovillano / GNTB

Pero no todos iban a ser castillos sombríos encaramados a una colina. En Alemania también se puede disfrutar de un agradable paseo por el primer jardín de inspiración británica que se diseñó en la Europa continental. El jardín principal del complejo de Dessau- Wörlitz se construye entre 1769 y 1773 y el castillo de Wörlitz, que domina el paisaje desde el centro, se convierte en el primer edificio clasicista de Centroeuropa. Durante los años posteriores, se proyectaron otros parques y diferentes mansiones conectadas entre sí por avenidas, caminos y diques formando un gran conjunto paisajístico.

El también conocido como Reino de los jardínes de Dessau-Wörlitz o como las tierras inglesas de Wörlitz está localizado a orillas del río Elba, que se cubre de una ligera neblina en los meses de otoño a primeras horas del día creando un bonito encanto del que deleitarse dando un paseo, en la localidad de Dessau. Además del castillo y parque principal, otros atractivos turísticos de este gran complejo arquitectónico al aire libre son el Georgium con la Galería de Imágenes de Anhalt, el Luisium, el Parque Wörlitz y el parque forestal en el Sieglitzer Berg.

Todo este conjunto está formado por los jardines de Wörlitz, Oranienbaum, Luisium, Mosigkau, Georgium y Sieglitzer Berg. Están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y a lo largo de cada parque se pueden encontrar pequeñas joyas de la arquitectura con diversas influencias europeas.

Hohenzollern, la herencia prusiana

Castillo de Hohenzollern.
Castillo de Hohenzollern.
Dietmar Scherf

El de Hohenzollern es uno de los castillos más visitados de Alemania. Actualmente la fortaleza es propiedad privada de la familia Hohenzollern, de ascendencia prusiana y casa madre de príncipes y reyes. Situado 50 kilómeros al sur de Stuttgart, en Baden-Württemberg, al suroeste de Alemania, domina la cima de la montaña Hohenzollern, a 855 metros sobre el nivel del mar.

Federico Guillermo IV (1795-1861), rey de Prusia, era considerado un aficionado a las bellas artes, un "romántico en el trono"; su corazón estaba poética y sentimentalmente unido a la Edad Media. Probablemente por eso encargó al arquitecto estrella e la época, Friedrich August Stüler, de Berlín, que reconstruyera un edificio deteriorado, el castillo de sus antepasados. Stüler creó el ideal de un castillo medieval de caballeros, un poco anticuado, pero aun así fantástico y abrumadoramente bello.

En 1852 se colocó la primera piedra y en 1867 se completó la reconstrucción. El castillo cuenta con 140 habitaciones, entre las que destacan la biblioteca, con importantes pinturas murales; la habitación del rey, una habitación del árbol genealógico y el denominado Salón Azul, en los aposentos de la reina. En su interior destaca su artesonado dorado, un precioso suelo de marquetería y los retratos de los regentes prusianos. Los espíritus menos monárquicos pueden disfrutar de una Pilsener en la cervecería del castillo.

Lichtenstein, sueño entre las nubes

Castillo de Lichtenstein.
Castillo de Lichtenstein.
Francesco Carovillano / GNTB

El castillo de Lichtenstein se encuentra en los Montes Suabos, a unos 40 kilómetros de Stuttgart, una región en la que abundan las construcciones de este tipo. De estilo neogótico e inspirado por la novela Lichtenstein, de Wilhelm Hauff, fue construido por orden de Guillermo I de Urach entre 1839 y 1842 sobre los restos de una antigua fortaleza. Hoy es uno de los rincones más bonitos y singulares del estado de Baden-Württemberg, al sur de Alemania. 

Aunque tiene un nombre muy parecido, no hay que confundirlo con el de Liechtenstein, el diminuto principado situado entre Suiza y Austria. Construido en estilo neogótico, este pequeño castillo destaca sobre todo por su vertiginosa ubicación en lo alto de un risco, a unos 250 metros sobre el río Echaz.

El castillo, aunque sigue siendo propiedad de los duques de Urach, está abierto al público y permite disfrutar de un magnífico ejemplo del movimiento historicista que tan de moda estuvo en el sudoeste de Alemania durante el siglo XIX. Se accede a él desde un curioso puente digno de las más arquetípicas historias de fantasía, y en sus terrenos, aparte de la barbacana, las murallas y el resto de edificios del complejo, hay un pequeño mirador desde el que poder contemplar cómo desafía al abismo al mismo tiempo que vigila la pequeña localidad de Honau.

Sanssouci, el refugio del rey

Palacio de Sanssouci, en Postdam.
Palacio de Sanssouci, en Postdam.
Andre Stiebitz / PMSG

Sanssouci (del francés ‘sans souci’, que significa ‘sin preocupaciones’) es el nombre de un conjunto de edificios y jardines que incluyen el antiguo palacio de verano oficial de Federico II El Grande (1712-1786), rey de Prusia, en Potsdam, cerca de Berlín, la capital alemana. Se trata de una de las obras cumbres del estilo rococó y es también notable por los numerosos templetes y pabellones que hay diseminados por el parque que rodea este conjunto arquitectónico.

Ningún otro palacio está tan relacionado con la personalidad de Federico El Grande como Sanssouci. El nombre del mismo debe entenderse como el deseo y ‘leitmotiv’ del rey, porque aquí es donde prefirió retirarse con sus perros y alejar de sí las preocupaciones. La ubicación del palacio en las famosas terrazas de los viñedos y el mobiliario interior original del siglo XVIII permiten a los visitantes sumergirse hoy en el mundo del 'Filósofo de Sanssouci'. 

Las habitaciones se caracterizan por la elegancia y el estilo esplendoroso, pero también se puede sentir claramente el amor de este rey por la belleza natural de los alrededores, la conocida como 'Arcadia prusiana'. El Palacio de Sanssouci también incluye la Galería de Imágenes, uno de los edificios más magníficos del siglo XVIII en Europa, construido especialmente para albergar una prolífica colección de arte, y el palacio de Nuevas Cámaras o de invitados, una impresionante obra tardía del rococó Frederician que fascina a los visitantes con su rica decoración interior. 

Es de destacar que el rey quiso ser enterrado en una cripta en la terraza superior de la viña del complejo. Su deseo se hizo realidad, aunque no lo fue hasta 1991. La tumba de Federico el Grande está en la terraza superior.

Schwerin, romanticismo total

El palacio y parque de Schwerin.
El palacio y parque de Schwerin.
Florian Trykowksi / GNTB

El palacio y parque de Schwerin está situado en la ciudad de Schwerin, capital del estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Ubicado en una isla del lago Schwerin, es uno de los edificios más importantes del historicismo en Europa. El complejo atesora más de mil años de historia y el castillo de cinco alas debe su actual aspecto a la reconstrucción encargada por Federico Francisco II, Gran Duque de Mecklenburgo-Schwerin, como un impresionante símbolo de su dinastía.

El magnífico edificio tiene nada menos que 653 habitaciones exquisitamente amuebladas, con parqué incrustado, ricas tallas, dorados y estuco en el techo. Sus innumerables torres, cúpulas y alas convierten a este romántico castillo en el paradigma de los cuentos de hadas. Destacan asimismo el salón del trono con columnas de mármol de Carrara y puertas de hierro fundido dorado, la galería de los ancestros, el comedor y la sala de la torre circular, diseñada esta última como un salón de jardín con vista panorámica del lago.

Los conciertos que se celebran de manera regular en el castillo ofrecen una atracción adicional. El encanto especial del conjunto, sin embargo, reside en su exitosa simbiosis con el magnífico jardín barroco, con naranjos, una gruta y el patio con columnas que rodea el palacio.

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