A fondo | Las piezas del Caso Carolina: una niña de 5 años asfixiada por su madre y su abuela antes de suicidarse

Concentración en recuerdo de la niña de 5 años que fue hallada muerta el lunes en la habitación de un hotel de Logroño.
Concentración en recuerdo Carolina, hallada muerta en la habitación de un hotel de Logroño.
EFE
Concentración en recuerdo de la niña de 5 años que fue hallada muerta el lunes en la habitación de un hotel de Logroño.

Este lunes, el Ministerio Fiscal ha solicitado aplicar la máxima pena privativa de libertad en España contra Adriana Ugueto: la prisión permanente revisable. A través de un escrito que pone los pelos de punta, la acusación reúne cada una de las piezas de un complejo puzle que ahora deberá valorar la Justicia: el asesinato de Carolina, una menor de 5 años asfixiada en Logroño a manos de su madre y su abuela como "último acto posesivo" antes del suicidio.  

Ahora, casi dos años después del fallecimiento de la pequeña, la presunta filicida se enfrenta a cargos por homicidio con parentesco, alevosía y persona especialmente vulnerable por la edad de la víctima, a diferencia de la abuela, que sí pudo completar su plan y cuyo cadáver fue hallado en el río Ebro dos días más tarde del asesinato.

Las asesinas y sus motivos:

De acuerdo con la Fiscalía, en este crimen Adriana no estuvo sola. El asesinato de la menor, forma parte de un plan trazado "durante semanas" con ayuda de la abuela de la víctima, Olga Febles, para quitarse ambas la vida y asesinar de paso, a la niña de 5 años. Tal y como recoge el escrito, madre y abuela, buscaban escapar de una mísera existencia, aunque, cada una por diferentes motivos: : la abuela, por haber sido víctima de una estafa a través de Internet que le llevó a la ruina, la madre, por la frustración que le supuso que la justicia concediera la guardia y custodia de su hija Carolina a su marido y padre de la niña.

Además, de acuerdo con el relato de la Fiscalía: “Estaban muy unidas, mantenían una relación muy estrecha, compartiendo todo lo que le sucedía a cada una, trabajando juntas en una tienda que regentaban en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro”.

El crimen

En una de sus confesiones, Adriana “llegó a comentar a su madre que sufría por no estar siempre con su hija, y tenía pensamientos autolíticos”. Olga, por su parte, "le anunció su intención de acabar con su propia vida", según narra el escrito. Más allá de estas conversaciones Adriana propuso incluir a su hija menor de 5 años en el plan de suicidio colectivo "como último acto posesivo, en venganza y resentimiento hacia el progenitor de la menor [del que se había separado al poco de nacer Carolina], al no soportar que la niña estuviera con él”, prosigue el Fiscal.

En base a la información que recoge el medio local La Rioja, madre y abuela administraron una dosis indeterminada de Noctamid 2'5 a la menor, un medicamento para la normalización del tiempo necesario para la conciliación del sueño y su duración total y que también reduce el número interrupciones del mismo (la autopsia reveló que la madre le había estado administrando al menos durante 4 meses ese mismo medicamento). Así, consiguieron dormir profundamente a Carolina y evitar que pudiera defenderse ante cualquier ataque, para seguir después con el plan, y asfixiar a la niña tapándole la boca y la nariz con ayuda del chupete que portaba en la boca. 

Huellas y giros en el plan

En la acusación, la fiscalía también adjunta algunos de las pruebas recabadas durante la investigación y que a posteriori proporcionaron la información necesaria a las asesinasPor ejemplo, el historial de búsquedas de los teléfonos móviles de sus móviles, que dice: “Comprar veneno, comprar cianuro, mata ratas, muribrom, bromadodiolona, cortarse las venas, asfixia de una persona, cuanto tiempo demora en morir una persona que se corta las venas, cuanto tiempo tarda una persona en morirse desangrado por corte de arteria del brazo si la persona no reciba ayuda médica, un veneno amargo fácil de encontrar , envenenamiento…”. 

También se sabe que la encausada procedió a escribir cuatro notas manuscritas, en las que se despedía de su padre, de su hermano y de sus amigos íntimos. Y grabó hasta veinte videos en su 'tablet', borrando, finalmente, quince de ellos.

Asimismo, el Ministerio Público ha podido constatar que el plan se torció cuando el hermano de Adriana, que estudiaba en Madrid, acudió a Haro a pasar el fin de semana. Entonces, Adriana y Olga, decidieron ejecutar el asesinato lejos del domicilio familiar y la madre de Carolina hizo una reserva el sábado 25 de enero a las 21.36 horas en el hotel Los Bracos de Logroño a través de Booking . “La reserva se hizo para dos noches, con ninguna intención de devolver a la menor Carolina a su progenitor a las 20:00 horas del domingo del día 26 de enero de 2020”, asegura el Fiscal.

Fatal desenlace

De esta forma, ya tenían fecha y lugar para su muerte y al asesinato de Carolina: “El fin de semana del 24 al 26 de enero del 2020, ya que ese fin de semana le correspondía a Adriana Ugueto la guarda de la menor Carolina”.

De manera que, antes de las 6.43 horas de ese 26 de enero, Adriana, su madre y la menor de 5 años se montaron en su Ford Mondeo en dirección a Logroño. A las 8.15 horas, se registraron en el hotel. Y desde entonces, nadie más volvería a ver a la pequeña Carolina con vida. 

En la puerta de la habitación 404 colocaron el cartel de no molestar y el resto de la historia ya ha sido contada... Falta por saber, porque Adriana no se suicidó, como sí hizo su madre Olga, hallada muerta en el río Ebro a las 13.30 del 28 de enero y en cuyo bolso apareció una caja de medicamento Noctamid 2'5 mg/ml, dos cuchillos cerámicos de 13 y 10 centímetros de longitud y dos memorias USB.

Lo cierto es que Adriana nunca abandonó la habitación 404 de aquel hotel. Allí se provocó, entre otras lesiones, “cortes en la muñecas de 6 y 4 centímetros y heridas superficiales en la pierna derecha y en la izquierda”. Insuficientes para acabar con su vida, pero suficientes para cubrir de sangre toda la habitación a la llegada, horas más tarde, de la Policía Nacional a la escena del crimen. Cuenta el fiscal que fue un vecino quién advirtió a las autoridades cuando observó cómo Adriana Ugueto “se asomaba varias veces a la ventana de la habitación 404, que daba a un patio interior, sacando la cabeza y las piernas al alfeizar”. Pero nunca acabó saltando... 

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