Debate sobre el sistema para monitorizar el coronavirus: "La covid no es la gripe y es peligroso ponerlas en el mismo saco"

Ilustración: situación de la covid y la gripe.
Ilustración: situación de la covid y la gripe.
Henar de Pedro
Ilustración: situación de la covid y la gripe.
Las comunidades autónomas también rechazan el plan del Gobierno para gripalizar el covid.
Atlas

¿Cuándo una pandemia deja de serlo y la enfermedad se convierte en endémica? ¿En qué momento es necesario cambiar las herramientas para analizar su evolución? A la primera pregunta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) respondió este martes de forma clara en relación con la COVID-19: todavía no. Respecto al segundo interrogante, el Gobierno de España trabaja ya en una nueva manera de hacer seguimiento a la crisis sanitaria y apunta a un sistema centinela similar al empleado por algunas comunidades para vigilar la gripe.

Lo anunció el pasado lunes el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y abrió un debate sobre la conveniencia de 'gripalizar' la COVID-19, esto es, crear un mecanismo de seguimiento de la enfermedad similar al utilizado con la gripe. La controversia en torno a esta herramienta obedece en gran medida a la temporalidad, es decir, a la idoneidad de plantearla ahora, en plena sexta ola. No obstante, surgen otras cuestiones: ¿puede realmente aplicarse este sistema? ¿Son ambas patologías suficientemente parecidas? 

Antes de la aparición del SARS-CoV-2, que ha provocado una disminución de los casos de gripe, esta última causaba un número de infecciones y defunciones muy diferente cada año, en función de la cepa circulante. Así, en la temporada 2018-2019 España registró 490.000 casos y 6.300 muertes, mientras que en el invierno 2017-2018 notificó en torno a 750.000 contagios y 15.000 fallecimientos. 

A su vez, las cifras relativas a la COVID también han cambiado según la variante dominante en cada momento. En la primera ola de la pandemia, se registraron unos 230.000 contagios de coronavirus hasta el 22 de mayo de 2020 -condicionados por las dificultades para diagnosticarlos- y más de 45.000 muertes, según el Instituto Nacional de Estadística. En la tercera, las infecciones fueron 1.275.475 y los fallecimientos, 22.666, desde principios de enero hasta finales de marzo. Ahora, con ómicron y con una amplia cobertura vacunal, los casos se han disparado hasta los 2.480.400 en mes y medio y las defunciones son 2.479.

Respecto al seguimiento de ambas enfermedades, ahora mismo es radicalmente diferente. En el caso de la COVID, el objetivo es detectar todos los casos posibles, aunque estarán "infradiagnosticados", sobre todo en contextos de elevada transmisión, explica Mario Fontán, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Por el contrario, en el sistema centinela de la gripe se selecciona una serie de centros y hospitales representativos de la población a vigilar y, en función de esos datos de contagios, ingresos y muertes, se extrapola la gravedad y la letalidad. "Los datos, desde luego, se parecerían más a la realidad en el caso del coronavirus, pues lo otro es una estimación", añade.

Diferencias entre la covid y la gripe

La covid y la gripe, enfermedades ambas causadas por virus respiratorios, presentan algunas características comunes, sobre todo en la forma de transmitirse y en las barreras para frenar los contagios, como mascarillas y ventilación. Sin embargo, son muy diferentes en muchos aspectos y es peligroso "ponerlas en el mismo saco", advierte Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid.

"Son equiparables en algunas cosas, pero la COVID no es la gripe. Desde el punto de vista de la transmisión, ahora mismo no son comparables. Al principio de la pandemia, con la variante de Wuhan, sí; pero ómicron se contagia bastante más eficazmente que la gripe", señala el también miembro del grupo de comunicación de la Sociedad Española de Microbiología. 

Otra de las grandes diferencias es que la gripe es "claramente estacional, es un virus invernal", pero la COVID no. "Se transmite independientemente del clima. Dicen que la tendencia será a que se 'estacionalice', pero eso está por ver. Este virus nos ha dado muchas sorpresas y no podemos poner la mano en el fuego de que esto vaya a pasar y mucho menos cuándo", ahonda Jiménez Cid.

También son distintos ambos virus en la capacidad de causar neumonía. Por lo general, la gripe no provoca una infección pulmonar, sino faríngea, y, solo en ocasiones, termina en una neumonía secundaria en personas mayores. Sin embargo, el SARS-CoV-2 sí produce neumonías bilaterales directamente, incluso en gente joven, de entre 40 y 50 años. "Tiene más virulencia en cuanto a su capacidad de invasión de los pulmones, de las vías bajas", subraya.

"La gripe es claramente estacional, es un virus invernal, pero la COVID no. Se transmite independientemente del clima. Dicen que la tendencia será a que se 'estacionalice', pero eso está por ver"

Además, la mortalidad de la COVID es superior a la de la gripe, aunque parece cambiar con las variantes. "Dicen que ómicron viene atenuada, que es más suave, pero realmente eso no está todavía demostrado científicamente. Lo que sí ocurre es que ya estamos inmunizados, por la vacuna o porque la gente ha pasado la enfermedad. En ese contexto, la casuística de enfermedad grave disminuye muchísimo. Y esa mortalidad sí puede ser comparable a una mala gripe", ahonda el catedrático de la UCM.

En cuanto al perfil de las personas susceptibles de sufrir complicaciones, es similar con ambos virus: de edad avanzada y con comorbilidades. Ahora bien, la COVID es "un poco imprevisible, por circunstancias desconocidas" y hay gente joven que desarrolla una enfermedad neumónica grave y tiene que ser hospitalizada e incluso muere. "Eso no pasa con la gripe", dice.

Todas estas diferencias deberán tenerse en cuenta a la hora de diseñar el sistema centinela de la COVID que propone el Gobierno, que no podrá ser igual al de la gripe. "Habrá que considerar el patrón de afectación de la COVID y vigilar las franjas de población pertinentes, lo que puede modificar los centros a considerar", incide Fortán, que destaca la necesidad de decidir no sólo cómo controlar el número de casos, sino cómo gestionarlos.

¿Es el momento de cambiar el método?

En este escenario, los médicos no se ponen de acuerdo. Si bien buena parte de los especialistas coinciden en que es prematuro y habrá que esperar al medio-largo plazo para poder aplicar una herramienta de vigilancia parecida a la de la gripe, otros consideran que este nuevo método de control puede ayudar a salvar el sistema.

Entre los primeros se encuentra Jiménez Cid, que considera "un poco prematuro" aplicar a la COVID una red de vigilancia epidemiológica como el sistema centinela de la gripe, "sobre todo con el pico actual de contagios". "Tiene sentido el planteamiento, porque llegará un momento en que habrá que normalizar nuestra relación con el virus y disponer de un sistema más o menos racional para controlar el nivel de transmisión, las variantes predominantes... Pero es algo a medio-largo plazo, cuando escampe un poco la tormenta que tenemos ahora", estima.

"Tiene cierta lógica en el medio-largo plazo, pero no en la situación actual, en mitad de una ola. Es pronto para plantearlo"

Con él concuerda Fontán: "Tiene cierta lógica en el medio-largo plazo, pero no en la situación actual, en mitad de una ola, sin tener clara la trayectoria de la pandemia en los próximos meses. Es pronto para plantearlo como una cosa que vaya a pasar pasado mañana". En este sentido, recalca que será necesario acordar una estrategia internacional para definir el sistema y la forma de vigilar al coronavirus.

Favorable al cambio se muestra Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC), que sostiene que la situación actual -con una variante menos patogénica y unas tasas "excelentes" de vacunación- permite cambiar la estrategia y pasar "de un modelo de gestión de crisis a uno de control". "Gripalizar la atención es que los servicios sanitarios se ocupen de la población con cuadros graves, que es lo que se hace con la gripe, y que los leves pasen la sintomatología en casa con autocuidados", dice, convencido de que esto puede "salvar la saturación de la Primaria, los hospitales y las urgencias".

La OMS: es prematuro considerar la COVID endémica

Por su parte, la OMS es rotunda sobre la posibilidad de rebajar la categoría de pandemia. "La incertidumbre relacionada con el coronavirus, la alta transmisibilidad de la variante ómicron y la carga hospitalaria derivada de esta hacen que sea prematuro pensar en tratar la COVID-19 como una enfermedad endémica", resaltó este martes su oficina regional para Europa.

"No estamos en ese punto de la pandemia", aseguró Catherine Smallwood, responsable de emergencias de OMS-Europa, que remarcó que la evolución de la crisis sanitaria dependerá mucho "de las acciones tomadas de forma colectiva en Europa y en todo el mundo". Lo afirmó después de que la región registrase más de siete millones de nuevos casos en los primeros siete días del año.

En la misma línea se expresó su colega Hans Kluge, director de OMS-Europa: "Hay que ser muy precavidos con las predicciones sobre el futuro". Además, insistió en la impredictibilidad del coronavirus, que ha sorprendido "más de una vez", por lo que "no es buena idea" hacer previsiones. El objetivo ahora es es "estabilizar la pandemia".

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