Quién es quién en las elecciones portuguesas: Costa busca la mayoría con André Ventura como agitador

El primer ministro de Portugal, António Costa, tras el Consejo de Ministros que acordó un nuevo confinamiento en el país por la pandemia de COVID-19.
António Costa, tras un Consejo de Ministros.
ANTONIO COTRIM / EFE
El primer ministro de Portugal, António Costa, tras el Consejo de Ministros que acordó un nuevo confinamiento en el país por la pandemia de COVID-19.

Portugal afronta el 30 de enero unas elecciones interesantes. Por inesperadas y porque lo normal sería que el dibujo político cambiase más bien poco, dejando abiertas las mismas opciones de pacto que no fructificaron del todo en la pasada legislatura y que abocó al país a una cita con las urnas anticipada. El PS de Antonio Costa sigue como favorito en las encuestas, pero aspira a una mayoría complicada en un contexto en el que los posibles socios minoritarios jugarán un papel importante hacia ambos lados. Además, el PSD ya le ha recortado casi todo el terreno. Estas son las figuras y las claves a tener en cuenta ante los comicios:

Antonio Costa: quiere una mayoría que no es sencilla

Las elecciones son la meta en un camino lleno de desencuentros entre el Partido Socialista y sus socios de izquierdas. Los vínculos, ya desgastados desde hace tiempo, se rompieron del todo a cuenta de los Presupuestos. Ahora Antonio Costa buscará una mayoría con la que, dice, evitar de nuevo estas situaciones. El PS, en todo caso, parece lejos de conseguirla: uno de los últimos sondeos le situaba en un 39%, por lo que el pacto tendría que ser obligatorio si quiere una legislatura cómoda.

Portugal exigirá a partir del 1 de diciembre un test de coronavirus con resultado negativo a todos los pasajeros que entren por vía aérea en el país, aunque tengan un certificado de vacunación, y endurecerá las sanciones a las aerolíneas que dejen embarcar a personas sin test.
Antonio Costa.
EFE/MANUEL DE ALMEIDA

Casi todo el mundo, a ambos lados del espectro político, da por acabada la llamada geringonça (como se conoció el Gobierno de izquierdas liderado por Costa), pero quizás al PS no le queden más opciones que repetir esa fórmula. El primer ministro luso ha apostado por medidas de corte social como subida del salario mínimo en esta parte de la campaña, y se agarra también a la buena campaña de vacunación, a los fondos europeos o a la experiencia con el llamado 'milagro' portugués: Portugal, rescatado en la crisis económica de 2008, asomó la cabeza creciendo a un ritmo inigualable para el resto del países del sur, atrayendo al turismo y a grandes fortunas y recuperándose en un corto plazo de los estragos de la recesión, aunque en muchos aspectos -como en el SMI por ejemplo- siga teniendo deberes que hacer.

Costa, en cambio, ya no tiene como escudero a quien fue figura clave en aquel entonces: Mario Centeno, que se convirtió, como presidente del Eurogrupo, en la representación de ese 'milagro' del sur. El exministro de Finanzas y actual presidente del Banco de Portugal representó bien la línea política del PS en aquellos años. Desde entonces los socialistas se han desgastado, pero no lo suficiente como para dejar de ser la opción preferida en las encuestas. Eso sí, en la última cita con las urnas (a nivel regional) perdieron contra pronóstico la alcaldía de Lisboa en favor de Carlos Moedas, del PSD.

Rui Río: continuidad y pragmatismo para el PSD

Precisamente el PSD (siglas de Partido Socialdemócrata), la opción liberal-conservadora por excelencia, está tratando de rearmarse a partir del buen resultado en la capital lusa. De momento, para los comicios del 30 de enero ha apostado por la continuidad: su candidato volverá a ser Rui Río, pragmático y centrista que por ahora ha insistido en cerrar la puerta a los pactos con la ultraderecha de Chega -pese a que el PSD recibió su apoyo en Azores- y se impuso en las primarias a Paulo Rangel. Este último, experimentado eurodiputado, buscaba romper con esa 'amabilidad' hacia el PS y escorar a la formación más hacia la derecha.

Rui Río.
Rui Río.
EFE

Tras esa lucha interna el PSD ha recuperado terreno en las encuestas y empieza a deshacerse de la losa de su último Gobierno, con Pedro Passos Coelho, que cargó con todo el peso de los años más complicados de la crisis económica (2011-2015), se vio asolado por casos de corrupción -el primer ministro llegó a ser detenido- y el respaldo a la formación cayó elección tras elección. Ahora Rui Río no se cierra a una gran coalición con Costa y ha dicho que los suyos "no acabarán" con todo lo realizado por el Partido Socialista.

André Ventura: un agitador en auge

Chega, por su parte, representa la opción de la derecha radical en estas elecciones. Su candidato, André Ventura, será el agitador de la campaña. Con un discurso 'antitodo', Chega se presenta después de tener un solo diputado en la última legislatura. Fue el propio Ventura, que además acapara todos los focos en la formación y que, de hecho, se presentó también como candidato a las elecciones presidenciales del pasado año. Es un excomentarista deportivo que en su momento pasó por las filas del PSD y que fundó Chega en 2019.

André Ventura.
André Ventura.
EFE

Ventura ha sido condenado por delito de odio, y ha fijado su discurso más duro contra los migrantes, los gitanos y contra movimientos como el ecologismo o el feminismo. Chega mezcla, en cambio, diferentes personalidades: desde antiguos miembros de la derecha tradicional, pasando por nostálgicos de la dictadura de Salazar hasta miembros del Opus Dei. Su aspiración es la de ser tercera fuerza, pero los últimos sondeos ya muestran una caída, situando al partido en un 6%, empatado con el Bloco.

El Bloco y la CDU: las opciones en la izquierda

A la izquierda del PS se abren más opciones. Por un lado está el Bloco de Esquerda, que al contrario que Chega parece ir creciendo con el paso de los días. Representa la izquierda más urbanita, con Catarina Martins al frente, que tiene mejor cabida entre los jóvenes y en las ciudades, frente a la opción de la CDU (la coalición que forman el PCP y los Verdes), de mayor arraigo en las zonas rurales. La izquierda lusa enseña por tanto una brecha generacional: las nuevas generaciones apuesta por el Bloco mientras que los votantes de mayor edad se van hacia el Partido Comunista, que jugó un papel fundamental en la Revolución del 25 de abril, la cual puso fin a la dictadura. Su líder es el histórico Jerónimo de Sousa, de 75 años, que encabeza la formación desde el año 2004.

Catarina Martins.
Catarina Martins.
EFE

Por otra parte, los Verdes son otro partido con solera. Fundado en 1982 contaron en la última legislatura con dos diputados (dentro de la lista unitaria de la CDU) y es uno de los partidos ecologistas que más recorrido ha tenido en Europa en los últimos años. Su papel, en ese escenario de división, es precisamente el de buscar al votante no tan apegado a los ideales comunistas pero que sí se considere a la izquierda del PS. 

Otras opciones minoritarias, ¿pero claves?

Otras opciones más minoritarias que aparecerán en las elecciones portuguesas son el CDS y el PAN. Los primeros son el partido conservador que se sitúa entre Chega y el PSD. Su líder, Francisco Rodrigues dos Santos, ha optado por una estrategia precisamente de escoramiento para competir con el voto con Ventura y no tanto con Rui Río. El PAN, por contra, es la opción animalista y con la que Costa ha llegado a abrir la opción de pactar si se da el caso. En la última legislatura contó con cuatro diputados en la Asamblea.

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