La crisis de Ucrania relega a la UE como actor secundario por su gran debilidad: cada país defiende su propio interés

Rueda de prensa del ministro de Exteriores Josep Borrell y el ministro ruso Serguéi Lavrov.
El alto representante de la UE, Josep Borrell, y el ministro ruso Serguéi Lavrov.
Mariscal/ EFE
Rueda de prensa del ministro de Exteriores Josep Borrell y el ministro ruso Serguéi Lavrov.
El conflicto entre Rusia y Ucrania no es una nueva guerra. Pero por qué ha crecido la tensión entre estos países el último tiempo. ¿Qué papel juega Estados Unidos? ¿La Unión Europea queda relegada como actor secundario?. En qué perjudicaría a España y otros países de la UE. Estas preguntas y mucho más, las responde nuestro especialista en política internacional, Emilio Ordiz.
Wochit

Si la crisis en Ucrania se convirtiera en una película la Unión Europea sería un personaje secundario. El bloque de los 27 no está sentado en la mesa de los mayores de la diplomacia, ocupada ahora mismo fundamentalmente por la OTAN -que dice sí representar los intereses de la Unión-, Estados Unidos y la propia Rusia. En momentos puntuales también países como Francia, Alemania o Italia son consultados por la Casa Blanca. Pero poco más. Y es que la realidad es tozuda: la UE tiene las manos atadas que le impiden ser más dura frente al Kremlin. ¿Por qué?

La herramienta más rápida que tiene la UE son las sanciones (que necesitan ser aprobadas por los 27), y el Alto Representante, Josep Borrell, ya ha repetido que hay preparadas medidas restrictivas "sin precedentes" si Rusia decide incrementar la escalada bélica en los próximos días. Ese marco se lleva aplicando desde el inicio de la guerra de Crimea, en el año 2014, y las sanciones tienen que ser aprobadas por unanimidad entre los 27, pues son una competencia de los Estados miembros. De hecho, las sanciones en torno "a la integridad territorial de Ucrania" se aplican ahora mismo a un total de 185 personas y 48 entidades. Las personas incluidas en la lista son objeto de una inmovilización de bienes y de una prohibición de entrada en el territorio de la UE o de transitar por él.

¿Debería tener el Parlamento Europeo más competencias en materia de política exterior?

Gonzalo Escribano, investigador del Real Instituto Elcano, y Carme Colomina, investigadora principal de CIDOB, y Cristina Schaver Eizaguirre, profesora asociada de la Unviersidad San Pablo CEU, explican a 20minutos las fortalezas y debilidades de la UE en esta crisis y el porqué de la falta de protagonismo del bloque.

Y un componente clave es la dependencia energética. En este sentido, Escribano comenta que hasta una dependencia de un 40% del gas ruso y eso supone "una vulnerabilidad". Es lo que sucede con Alemania y el Nord Stream 2, el gasoducto que permitiría al país germano recibir gas desde Rusia sin pasar precisamente por Ucrania y cuya puesta en marcha está ahora en suspenso. "Lo que la UE siempre ha intentado reducir esta interdependencia" y por eso "trata de diversificar por otros lados" y eso, añade, "no ha sido fácil". Escribano ve un problema en que la Unión "no ha sido lo suficientemente firme". Hay países que optan por una estrategia "más dura" y otros que prefieren "mayor pragmatismo" frente a Rusia.

"Alemania siempre ha defendido que el tema del gas es un tema económico" y no geopolítico, sostiene el experto, que además asegura que "está por ver cuál es la salida" porque otros países miembros como Bélgica. En este contexto, "una postura es la de la UE y otra que tienen los distintos países" y la oportunidad que se abre es para "reducir una dependencia de los combustibles fósiles que, como vemos, supone una vulnerabilidad enorme. Se puede diversificar por fuentes". Desde el punto de vista energético, termina Escribano, "hay que dejar claro que quienes más sufren son los ucranianos" y "muchas veces se nos olvida".

La alianza se prepara por si falla el diálogo. Francia, Alemania, Rusia y Ucrania se reúnen este miércoles, en París, en el llamado formato de Normandía, para buscar una desescalada pacífica al conflicto. Y el viernes, Emmanuel Macron hablará con Vladimir Putin.
"Una postura es la de la UE y otra que tienen los distintos países"

A nivel más institucional, Colomina esgrime que esta crisis puede ser "un baño de realidad" porque son las capitales "las que toman la iniciativa". La analista cree que esto le puede servir a la Unión "como punto de inflexión", pero sin olvidar que Rusia es "un componente muy divisivo entre los Estados miembros". Para Colomina, esto pasa además en un año que iba a ser "el de la defensa europea" con una presidencia francesa del Consejo que está comprometida con esto. "La UE debería dar el salto" a nivel de autonomía estratégica y por eso esta debilidad que se ve, dice, "es tan preocupante".

En ese marco intergubernamental, cada Estado miembro cuenta con sus particularidades. En el caso de Francia entra en juego el componente electoral. El presidente Emmanuel Macron ha reivindicado su compromiso con la OTAN en el momento actual, pero es uno de los principales valedores de la autonomía estratégica de la UE. En su momento llegó a decir que la Alianza Atlántica estaba "en muerte cerebral" y ahora se encuentra en precampaña para las elecciones de abril, frente a dos candidatos de ultraderecha cercanos a los postulados e Putin. Bajo Marine Le Pen siempre ha estado la sombra de una financiación por parte del Kremlin y Eric Zemmour ha definido al presidente ruso como "un gran líder".

Los países Bálticos y Hungría también son piezas importantes. Los primeros se encuentran en una posición delicada al ser frontera con Rusia y estar también en la órbita de influencia de Putin. Buena prueba de esto fue la crisis que se desató en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, con la llegada de miles de migrantes en una maniobra auspiciada por el Kremlin y que trató de abrir una brecha importante en la política migratoria de la Unión.

Finlandia, por ejemplo, mantiene un equilibrio llamativo con Rusia: siempre ha mantenido las relaciones diplomáticas y es uno de los pocos países que conoce de primera mano las intenciones de Moscú. Hungría, por su parte, apoya su relativa cercanía a Rusia en la buena relación que mantiene su primer ministro, Viktor Orbán, y Vladimir Putin. En Bruselas siempre ha existido además cierto temor a un acercamiento mayor de Budapest a los postulados del Kremlin.

En el caso de España la situación es diferente. El Gobierno de Pedro Sánchez ha intentado posicionarse como un actor principal dentro de la OTAN para estrechar lazos con Estados Unidos, pero la Casa Blanca todavía no ha recogido el guante y dejó a Sánchez fuera de la importante cumbre de este lunes junto a otros líderes como Scholz, Macron o Von der Leyen. Además, España busca una especie de 'cadena de favores' en la que Washington se sitúe de su lado en la cuestión de Marruecos y el Sáhara. Todo ello sin olvidar que un incremento generalizado de los precios del también sería perjudicial.

Una UE "atrapada entre dos realidades"

"También hemos visto unos Estados Unidos que esperan un papel secundario de la UE", añade Colomina, que otorga Washington un papel importante en la 'degradación' de la Unión en la mesa de negociación. "Aquí se unen también las heridas que dejó la caótica salida de Afganistán, Aukus y que EE UU sigue actuando un poco unilateralmente", termina la experta. "La Unión Europea está atrapada entre esas dos realidades: Rusia y Estados Unidos". 

Schaver hace un diagnóstico similar y argumenta que Estados Unidos quiere que "todo se haga a través de la OTAN porque ahí mandan más ellos" y para la Casa Blanca la Alianza "no significa multilateralismo", sino que es "el vehículo que tiene para estar presente en Europa". En teoría, puede parecer que a Estados Unidos "le viene mal" que la UE gane en autonomía estratégica, pero hay truco: "Existe una especie de facción que prefiere que la Unión se encargue de lo suyo". No es, por lo tanto, un elemento clave ahora mismo. "EE UU ve que muchos Estados europeos no ponen medios para la OTAN y dan por hecho que tampoco los pondrán en caso de una UE autónoma". Para Schaver, la dependencia "tiene tanta historia" que EEUU no ve a la Unión "como un bloque".

¿Y la opción (remota) de un ejército europeo?

Para el medio y largo plazo, la delicada situación en torno a Ucrania ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de un ejército europeo, un asunto que divide a los países miembros y que resulta complejo dada la actual arquitectura institucional de la Unión Europea. Ya desde la fallida retirada de Afganistán el pasado verano Borrell insistió en que la Unión tiene que dejar de ser un "súbdito" de Estados Unidos. Así, impulso la llamada Brújula Estratégica para que la UE gane en autonomía, pero la opción de un ejército europeo es muy lejana.

Se trata de una competencia de los propios Estados miembros, en la que la UE tiene escaso margen de maniobra, más allá de que la Comisión pueda hacer propuestas. En este sentido, los países miembros se dividen en dos: por una parte se sitúan los Estados miembros que prefieren la formación de ese ejército europeo, conocidos como europeístas. Es el 'bando' de Francia (que lidera ese mensaje) o Alemania, y también España e Italia. En el otro bloque están los llamados atlantistas, que defienden que la UE siga apegada a los pasos que dé la OTAN, como sucede actualmente y que genera una dependencia de Estados Unidos. Ahí se encuentran Estados miembros como Portugal o Hungría.

La UE, por cómo está planteada, se queda con un perfil bajo cuando la crisis habla de "grandes potencias". El bloque cuenta con dos herramientas: las sanciones y el apoyo económico. Y son las que está dispuestas a usar, en el primer caso con un paquete de medidas que no tiene precedentes pero del que se desconocen los detalles, y en el segundo con recursos para Ucrania. De hecho, ya ha aprobado 1.200 millones de euros "para el medio y largo plazo", según explicó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento