Teníamos pendiente desde hacía demasiado tiempo pasar por Sumac & Mambo. Pero, lo confesamos, la combinación de la calle (la popular Enric Granados), el nombre con mambo incluido, y la apariencia de ser otro bonito local de moda con más decoración que ganas de cocinar tampoco nos hacía tener demasiada prisa.
Un grave error que nos ha llevado a perdernos más de un año de vida -abrió a finales de 2020- de un restaurante donde se come y se bebe francamente bien y a un precio bastante ajustado para la zona.
O tal vez deberíamos hablar en plural, porque el nombre compuesto responde a las dos zonas del local. A la entrada, Mambo, más informal y perfecto para tomar y picar algo.
Una impresionante barra con tiradores de cerveza artesana -otro de los pilares de la casa- invita a asomarse hasta el fondo, donde Sumac presenta la cara más gastronómica del lugar.
Brasa y horno dominan la cocina abierta de donde salen platos de raíces iraníes que se mezclan con otros sabores de Oriente Medio y el Mediterráneo. El nombre de especia (el sumac o zumaque) del restaurante no es casual.
Una combinación que funciona muy bien en platos deliciosos, como la tortilla abierta con hierbas frescas, yogur de menta, berberries y nueces. Se trata -nos explica Xisco Fullana, responsable de los fogones- de una interpretación del Kuku Zabzi, un plato tradicional persa.
Muy interesante también el carpaccio de remolacha con helado de leche quemada de oveja, o el cremoso de queso, relish de higos, aceitunas, almendras, acompañado de pan naan. Para untar sin piedad.
Otro que nos encantó fue ensalada de anguila ahumada, espuma de queso feta, pepino encurtido y Kalamata crujiente. Platos muy frescos y sabrosos que pueden ser la antesala perfecta de algo más contundente, como el kebab de solomillo y tuétano a la brasa, uno de los clásicos de la casa, o una excelente costilla a baja temperatura que se acompaña con tupinambo.
A la hora de beber, es buena idea dejarse llevar por Alberto Samaniego, gran conocedor del mundo de la cerveza artesana que maneja con muy bien criterio los quince tiradores de la barra donde hay algunas fijas y otras que van rotando.
Una degustación de cervezas puede ser un estupendo maridaje para los platillos del comienzo y los sabores especiados, aunque no deberíamos dejar de echar un vistazo a la carta de vinos, donde también hay cosas muy interesantes.
Buenos postres en esta misma línea, cócteles también en la zona de Mambo -que ofrece una carta de platillos perfectos para compartir- y, en definitiva, una más que grata sorpresa. Abre todos los días de la semana, sólo tardes y noches.
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