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Las jóvenes que escondían balas en barras de pan contra los nazis: Batalion da voz a las 'hijas de la resistencia'

Camaradas de la comuna de entrenamiento de pioneros en Bialystok, en 1938.
SEIX BARRAL

Hannah Senesh, integrante de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, no solo fue durante años el modelo de coraje femenino judío de la escritora Judy Batalion (Canadá, 1977), sino también la mujer que le abrió la puerta a una realidad que hasta entonces desconocía.

Fue en la primavera de 2007 cuando, en busca de información sobre Senesh, la historiadora halló en la Biblioteca británica de Londres un libro que marcaría su futuro: Mujeres en los guetos, una obra escrita en yidis en 1946 que recogía las hazañas de decenas de jóvenes judías que lucharon contra los nazis, especialmente dentro de los guetos de Polonia.

A partir de entonces, Batalion inició una exhaustiva investigación sobre "esas mujeres valientes" que, entre otros actos sorprendentes, sobornaron a la Gestapo, escondieron balas en barras de pan, llevaron a cabo misiones de espionaje en Moscú, ayudaron a construir búnkeres subterráneos y volaron líneas ferroviarias alemanas. Los hallazgos de la escritora quedaron recopilados en su libro Hijas de la resistencia, editado en España por Seix Barral y traducido por Aurora Echevarría.

Romper los moldes

La autora defiende que "hay que mirar la historia con honestidad", sin "simplificar" algo "tan terrorífico como el Holocausto", que fue "un fenómeno sumamente complejo". "Durante mucho tiempo nos hemos sentido incómodos hablando de ello, por eso intenté romper moldes", avanza sobre su trabajo en un encuentro con la prensa española.

La necesidad personal de derribar muros surgió además de la voluntad de acabar con "el mito perverso de la pasividad judía ante los nazis", algo que, dice Batalion, ha perpetuado durante décadas la invisibilización de "las chicas del gueto". 

"Aunque mis abuelos son supervivientes, yo también caí en esta falsa creencia", reflexiona sobre el trauma antes de poner el foco en una nueva arma invisible: el silencio que, "por diversas razones", su comunidad ha mantenido, ya que "la política da forma al relato del Holocausto, igual que sucede con los elementos culturales".

Tosia Altman, dirigente de la joven Guardia.
SEIX BARRAL
"La política da forma al relato del Holocausto"

Las historias que no se contaron

Resalta también que "el factor puramente personal" fue –y es– clave. "Muchas de estas mujeres no contaron su propia historia. A lo mejor lo hicieron en 1945, pero luego dejaron de hablar de ello, porque a algunas no las creían y a otras las acusaban de colaboracionistas. Por ejemplo, muchas se sentían culpables por haber dejado a sus familias para sumarse a los movimientos clandestinos".

Todos estos factores hicieron que los doce años que duró la búsqueda de respuestas fueran complicados, tanto a nivel físico como emocional. Muchas historias quedaron fuera, pero todas eran interesantes. Batalion recuerda el caso de una joven que sedujo a los guardias de la Gestapo para llegar hasta el despacho y disparar a su objetivo a la cabeza; o el de todas aquellas que resistieron a través de los cuidados, dirigiendo escuelas y comedores sociales. 

Había muchas formas "de expresar rebeldía", y todas eran "válidas". "Quería cubrir esa diversidad", dice, pues frente a quienes ponen en una balanza qué debía considerarse o no un acto de firmeza, la autora lo tiene claro: "La resistencia era cualquier acto que afirmaba la humanidad de un judío; cualquier acto solidario o colectivo que desafiaba incluso sin proponérselo la política o la ideología nazis, incluido el simple hecho de seguir vivo".

Miembros del movimiento Juventud, en 1943.
SEIX BARRAL
"La resistencia era cualquier acto que afirmaba la humanidad de un judío"

La adaptación de Spielberg

La historiadora aclara al respecto que hay "miedo a darle demasiado valor a la resistencia, a los que mataron a los nazis" porque, entonces, "¿qué pasa con quienes no lo hicieron?". "Me conmueve la historia de las mujeres a las que mandaban a hacer trabajos forzados y que podían haber evitado la muerte, pero no querían que a los hijos o a las madres los llevaran solos a las cámaras de gas y se fueron con ellos. Es terrible".

Hijas de la resistencia será traducida a 19 lenguas y llevada al cine de la mano de Steven Spielberg con la propia autora como coguionista. "No me puedo poner en la piel de Spielberg ni decir por qué le gustó la idea, pero creo que la historia es muy cinematográfica, muy potente. Narra un prisma distinto, activo, del Holocausto, desde la mirada de las mujeres judías".

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