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Los familiares de las víctimas del 'Villa de Pitanxo' exigen la verdad y seguir la búsqueda: "El patrón sabe lo que ocurrió"

Las autoridades canadienses han dado por terminada la búsqueda de los marineros desaparecidos del Villa de Pitanxo y aunque la necesidad de proseguir y de dirimir responsabilidades es ya un clamor entre las familias, el Gobierno español ha descartado este miércoles pedir ampliar la búsqueda otras 24 horas, como sí ha solicitado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. "Conocemos las condiciones del mar, muy complicadas, pero hay muchos desaparecidos y merecen un último esfuerzo", dice el presidente gallego.

El protocolo canadiense fija búsquedas inferiores a 24 horas en casos de malas condiciones meteorológicas, así que el Gobierno se centra ahora en repatriar a los tres supervivientes y los nueve cadáveres recuperados. "Que se pelee y que se siga buscando", reclama la familia del marinero deseaparecido de Lepe (Huelva) en un audio enviado a los medios. "Sabemos que las posibilidades en encontrar su cuerpo son nulas, pero al menos encontrar su cuerpo".

Desde las gélidas e inhóspitas aguas de Terranova hasta la más amable costa pontevedresa, sin perdonar enclaves tan distantes como Canarias, Ghana o Perú, de donde eran originarios algunos de los marineros, el naufragio del Villa de Pitanxo ha teñido de luto medio mundo. Nueve fallecidos y doce desaparecidos, de las 24 personas que componían la tripulación del buque, es el desgraciado balance que deja esta tragedia en los confines del planeta y que ha sumido en la desesperación y la incertidumbre a los familiares de las víctimas.

Cuando las parientes conocieron la noticia del hundimiento el pasado martes, primero se desató el miedo, después prendió la esperanza al saber que había tres supervivientes y, finalmente, se impusieron la desilusión y la tristeza al trascender que el resto de los tripulantes habían fallecido o estaban desaparecidos en una mar de condiciones imposibles. Ahora, algunos de ellos piden que se investigue a fondo por qué la embarcación faenaba a pesar del temporal.

Entre las vidas truncadas por este naufragio, se encuentra el triple drama de los More, que llegaron a España procedentes del norte de Perú con la esperanza de prosperar. El primero en asentarse en Galicia fue Daniel, marinero con mujer y dos hijos afincado en Cangas y con "muchos años de experiencia", según relata a 20minutos su sobrino Pablo. "Otro era mi primo, Diego, que había venido a trabajar. Era su primera aventura en la altura y entró porque encontró una plaza libre; si no, habría seguido en la bajura", cuenta. El tercer miembro de la familia víctima de esta desgracia es Edwin, marido de su prima y residente en Vigo.

"Tanto los padres de mi primo, que se encuentran en Perú y están locos por venir, como la mujer e hijos de mi tío están destrozados. Si los demás estamos rotos, no me imagino ellos"

"Tanto los padres de mi primo, que se encuentran en Perú y están locos por venir, como la mujer e hijos de mi tío están destrozados. Si los demás estamos rotos, no me imagino ellos", afirma Pablo, que explica que dos de los cuerpos recuperados en la lancha salvavidas corresponden a los de Daniel y Diego, que vivía con él en Cangas. Esta confirmación, dice, les ha aportado cierta "tranquilidad", aunque admite la frustración de pensar que estuvieron tan cerca de salvarse.

Ahora este joven, que se prepara para ser jefe de máquinas, y su familia piden que se investigue a fondo qué ocurrió y por qué el barco faenaba pese al temporal. "El patrón se salvó y es el único que sabe lo que ocurrió. Queremos que no esconda la mano y sea sincero, que se sepa la verdad. Es lo que nos merecemos todas las personas que estamos de luto, que se nos trate con respeto", reclama. 

Y sobre una posible reticencia a dedicar su propia vida al océano, lo tiene claro: "La verdad es que no me echa para atrás. No pude darle a mi primo la despedida que quería. Me aliviaría en gran medida ir en un barco a esa zona, verla e imaginar lo que pudo sentir, tanto trabajando por primera vez en esos mares como al experimentar esa terrible situación. También me reconforta que mi tío no lo dejó solo en ningún momento, desde que zarparon hasta que se fueron... juntos".

"Estamos pasando por un dolor muy grande"

Otra de las víctimas de esta tragedia es William Arévalo, también natural de Perú, pero afincado desde hace dos décadas en Marín y con una vida profesional dedicada casi por entero al mar. Había superado dos infecciones por COVID, una de ellas de gravedad, que lo privaron de participar en las campañas del pez espada y lo llevaron a embarcar en Villa de Pitanxo. "Estamos pasando por un dolor muy grande. Ya nos han confirmado que es uno de los fallecidos. Ha sido desesperante no saber nada", explica su prima Lizeth desde el país de origen del marinero.

"Estamos pasando por un dolor muy grande. Ya nos han confirmado que es uno de los fallecidos. Ha sido desesperante no saber nada"

El sufrimiento también se ha cebado con la familia de Miguel Lumbres, otro peruano con larga experiencia en el mar, residente en Cambados. Tanto en su tierra natal como en España, donde viven su mujer y sus hijos, están destrozados. "Por el momento, solo sabemos que es uno de los desaparecidos. Mi familia aquí está muy desconcertada. Permanecemos a la espera de noticias, pidiendo por favor que no cese la búsqueda", dice desde su país de origen su hermana Lila. Además, resalta que se les prometió un pasaje para venir aquí, que les sería muy útil "para ayudar a su cuñada y sobrinos", y pide que la promesa no caiga en el olvido.

El dolor también ha irrumpido en casa de Fernando Santomé, vecino de Bueu, casado y padre de dos hijas, que llevaba toda la vida dedicado al mar para continuar con la tradición familiar y ejercía de cocinero en el barco. Sobre las 23.00 horas de la pasada noche, la familia recibió una llamada para confirmar que uno de los cuerpos sin vida aparecidos era el suyo, según ha explicado a Europa Press María Teresa Miranda, prima del navegante.

La desesperación no es menor en el hogar de Fernando González, otro de los desaparecidos. Remero en Moaña, era primer oficial de máquinas y, por la información que tiene su familia, estaba trabajando de "guardia" cuando se produjo el accidente. En vista de lo ocurrido, su hijo Kevin se pronuncia en la misma línea que Pablo More y sostiene que en "esas condiciones" en las que se encontraba el mar, el barco "debería haber buscado abrigo o no estado en situación de pesca". Por eso, exige que "se aclare la situación" y que se les busque "hasta que no se pueda más".

"Sabemos que las posibilidades en encontrar su cuerpo son nulas, pero al menos encontrar su cuerpo"

Familiares de los tres supervivientes: "Sabemos que están bien"

Las aguas de Terranova solo se apiadaron de tres personas: Juan Padín, de 55 años y patrón del barco; su sobrino, Eduardo Rial, de 42, y Samuel Kwesi, un ghanés de 30 años y padre de cinco hijos. Fueron rescatados en una balsa salvavidas en la que también se encontraban los cuerpos inertes de algunos de sus compañeros en la tripulación. 

"Hemos hablado con ellos y nos han dicho que están bien"

"Hemos hablado con ellos y nos han dicho que están bien", decía este miércoles Sara Prieto, pareja de Eduardo. Sobre los momentos previos al naufragio, detalla que su novio, que llevaba cinco años embarcado en este pesquero, le envío un mensaje de WhatsApp antes de empezar su trabajo en el que comentaba que hacía "muy mal tiempo".

A Sara y a Gloria, madre de Eduardo y hermana de Juan, la situación les provoca sentimientos encontrados. Por una parte, experimentan el "alivio" de saber que sus seres queridos se encuentran a salvo, mientras se recuperan del shock psicológico y térmico; pero, por otra, no pueden ignorar las muertes de los marineros y el dolor de sus familias.

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