La Balabusta, recetas de lejos para sentirse como en casa

Interior de La Balabusta
Interior de La Balabusta
Juan González del Cerro
Interior de La Balabusta

Hace tiempo que le seguimos la pista a Ronit Stern. Y no somos los únicos, porque no es ningún secreto que los proyectos que lidera esta chef de origen israelí suelen ser un éxito. 

De hecho, La Balabusta (Rosselló, 180) nace muy cerca de Auto Rosellón, su otro restaurante que, abierto hace unos años, sigue siendo un lugar de lo más recomendable.

Los rasgos de su cocina con toda la riqueza de Oriente Medio son claramente reconocibles, aunque nada más entrar y sentarse en La Balabusta uno tiene la sensación de estar en casa. 

Uno de los platos de La Balabusta
Coliflor con pistacho tostado y tahini
Juan González del Cerro

No es casual. Ni sólo cosa de una bonita decoración tan cuidadosamente descuidada y casera, sino que el propio nombre del restaurante se refiere al término yiddish para describir a una ama de casa que se ocupa de que todo esté perfecto.

Estamos en casa de Stern, en su cocina. Pero estamos sobre todo en Tel Aviv, una ciudad que tuvimos la suerte de visitar hace unos años y que recordamos sobre todo por su cocina, fruto de la mezcla de tantas otras, y servida allí en un formato moderno e informal. 

Trasladar el concepto a Barcelona es sencillo porque, en realidad, esa filosofía guarda ciertos rasgos parecidos. Sólo requiere pasarse por el mercado y reivindicar ese Mediterráneo común. Justo lo que ocurre en este restaurante.

El pan, una de las piezas claves de La Balabusta.
El pan, una de las piezas claves de La Balabusta.
Juan González del Cerro

No es fácil mencionar unos platos sin tener la sensación de que, al elegirlos, nos estamos olvidando de otras cosas ricas. Pero una cosa está clara: hay que empezar con una ración de halla (o jalá), un pan trenzado que, como el resto de panes, elaboran en el propio restaurante.

Lo vegetal tiene un especial protagonismo en la carta, con platos magníficos como la coliflor a la brasa, la calabaza asada o las alcachofas en temporada. Tampoco falta el sabij, una pita rellena de berenjena asada, amba (mango encurtido) y huevo. Otro clásico de Tel Aviv cuyas raíces llegan hasta lrak.

Ingredientes, especias y platos que parecen sumergirnos en un libro de Ottolenghi. Si no sabes quién es, no tardes en hacerte con alguno de sus maravillosos recetarios.

Esto no es un sabij, pero tiene una pinta deliciosa.
Esto no es un sabij, pero tiene una pinta deliciosa.
Juan González del Cerro

Hay brunch los fines de semana, menú del día entre semana, opciones de tarde... Vaya, que no faltan momentos y excusas para pasarse por La Balabusta. Y, seguramente, volver pronto.

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