Internacional

"Comprar cuando suenan los cañones...": ¿cómo afectaron en el pasado las grandes guerras a las finanzas?

Una imagen de una unidad del SAS Británico en África, durante la Segunda Guerra Mundial.
Imperial War Museums

La guerra ha estallado. Rusia ha comenzado este jueves la invasión de Ucrania. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó esta madrugada a las tropas lanzar una operación militar especial en la región de Donbás, al este de Ucrania. El conflicto ha desatado el pánico en los mercados financieros. Como consecuencia, las Bolsas mundiales han sufrido notables caídas y el precio de las materias primas se ha disparado.

Este escenario de conflicto preocupa a los inversores de todo el mundo. El conflicto entre Rusia y Ucrania se ha convertido en uno de los principales riesgos a los que se enfrentan los mercados financieros en 2022 para los gestores de activos, junto con la alta inflación y la subida de los tipos de interés, según una encuesta global realizada por Bank of America.

Ante este panorama, muchos gestores están optando por productos financieros defensivos con los que combatir estos riesgos. La plataforma para inversores Finect cuenta con un escaparate de productos financieros conservadores o de bajo riesgo, donde los usuarios pueden analizar diferentes opciones, compararlas y escoger aquellas que más se adapten a su perfil. Si nunca se ha invertido, se puede optar por utilizar un robo advisor, un gestor automatizado que elabora a través de algoritmos una cartera en función del perfil del cliente.

¿Qué conviene hacer con las inversiones si estalla una guerra? Una de las citas financieras más conocidas por los inversores reza así: "comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan las trompetas". A pesar de que se suele atribuir esta frase al financiero Nathan Rothschild, el primer Barón Rothschild, parece que nunca la dijo.

Una de las citas financieras más conocidas por los inversores reza así: "comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan las trompetas"

Independientemente de quién fuera el autor, esta frase sirve para explicar muy gráficamente la toma de decisiones financieras en el caso de que estalle un conflicto bélico. El mejor momento para invertir en bolsa sería al inicio de una guerra, ya que se producen caídas en los mercados financieros. Por el contrario, el mejor momento para vender sería al final de la guerra, porque los mercados ya han adelantado las buenas noticias y las Bolsas están más caras.

Pero, ¿esto es exactamente así? ¿Qué ha ocurrido en los mercados financieros a lo largo de la historia cuando ha estallado una guerra? Vamos a analizar los conflictos bélicos desde comienzos del siglo XX, ya que antes de esa fecha no existen referencias de índices fiables.

Así reaccionaron los mercados a los dos Guerras Mundiales

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, el Dow Jones de Estados Unidos ya era uno de los índices bursátiles más populares. El asesinato del archiduque de Austria Francisco Fernando precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que descandenaría el conflicto bélico. Esto provocó el cierre de la Bolsa de Nueva York durante cuatro meses y dos semanas, ya que los financieros pensaban que dejar abierto el parqué provocaría una crisis financiera. Una vez se reabrieron las negociaciones bursátiles, el Dow Jones sufrió una caída del 22,6% en un solo día. La firma de la paz produjo una recuperación, gracias a la bonanza económica de los felices años 20.

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) también tuvo un importante impacto en los mercados financieros. Adolf Hitler desató el pánico en los mercados financieros con la invasión de Países Bajos en mayo de 1940. El Dow Jones perdió un 23% de su valor en apenas dos semanas por el temor a que los nazis se hicieran también con Inglaterra. Lo peor para este índice vino un año después cuando la Armada Imperial Japonesa atacó la base estadounidense de Pearl Harbour, en Hawái. El ataque tuvo como respuesta la entrada de Estados Unidos en el conflicto bélico.

Las caídas en la Bolsa siguieron hasta 1942, cuando tocaron mínimos y empezaron a recuperarse. Los índices bursátiles subieron durante los más de tres años restantes de la guerra. A finales de 1945, el Dow Jones ya había duplicado su valor. Solo habían pasado cuatro meses desde el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón, que supuso el final de la guerra. Se calcula que, a consecuencias de este ataque de Estados Unidos, murieron más de 200.000 personas.

La batalla del Somme (norte de Francia), en la imagen, fue una de las más sangrientas de la primera guerra mundial, y también una de las más largas. Se desarrolló del 1 de julio al 18 de noviembre de 1916, y en ella murieron un millón de personas de ambos bandos.
GTRES

La Guerra Fría también generó turbulencias en los mercados

Avanzamos hasta el año 1950, cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur e inició la Guerra de Corea (1950-1953). De nuevo, los índices bursátiles sufrieron a corto plazo, con un desplome del 12% en tres semanas. Pero el rápido apoyo de los occidentales a Corea del Sur, generó un nuevo estado de optimismo y llevó a nuevos máximos al Dow Jones. Este conflicto bélico está considerado el primer episodio de la Guerra Fría, el estado de constante tensión entre estadounidenses y soviéticos.

A mediados de la década de los 50, se inició la Guerra de Vietnam (1955-1975), coincidiendo con un nuevo periodo de debilidad en los mercados. Aunque el optimismo volvió a los índices en 1958, el avance tuvo un nuevo frenazo en la década de los 60. Los espías estadounidenses descubrieron en octubre de 1962 misiles balísticos rusos de alcance medio en Cuba. Esto generó una gran preocupación en Estados Unidos, ya que estas armas podían alcanzar suelo estadounidense.

La denominada crisis de los misiles en Cuba envolvió una vez más a los mercados en el pesimismo. El índice de referencia en EE UU llegó a perder entonces un 24% desde máximos del año. Aquella pesadilla terminó cuando la Unión Soviética cedió y finalmente retiró los misiles de Cuba. Los mercados financieros respondieron con euforia. Solo un año después de aquel episodio la Bolsa de Nueva York había subido casi un 40% hasta marcar nuevos máximos.

Life – 16 de abril de 1965. Foto en blanco y negro de soldados estadounidenses en pleno combate de la Guerra del Vietnam.

La Guerra del Golfo y los atentados del 11-S

Más cercano en el tiempo, la Guerra del Golfo (1990-1991) también tuvo su eco en los mercados financieros. La invasión de Kuwait por parte de Iraq en el verano de 1990 generó otro pico de nerviosismo en las Bolsas. El conflicto con Sadam Husein provocó una caída superior al 20% del índice Dow Jones. En respuesta a la anexión iraquí, una coalición de 34 países, liderada por Estados Unidos y bajo mandato de la ONU, inició una campaña militar contra la República de Irak.

A inicios de 1991, los mercados se volvieron a disparar ante las perspectivas favorables de una victoria de la coalición. Ni siquiera las Guerras de los Balcanes, que supuso la desintegración de la antigua Yugoslavia, pudieron alterar el clima de optimismo, que llevó a las cotizaciones a niveles históricos. A finales del siglo XX, el Dow Jones supera la barrera psicológica de los 10.000 puntos en marzo de 1999.

Una vez ya en el nuevo milenio, un acontecimiento marcó la historia: los atentados de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001. Tras el ataque de Al-Qaeda al corazón financiero mundial, la Bolsa de Nueva York cerró sus puertas durante cuatro jornadas. Este atentado y la posterior guerra de Afganistán castigaron a los mercados financieros, que ya habían atravesado unos meses complicados por el estallido de la burbuja de las puntocom.

Las Bolsas siguieron cayendo hasta el año 2003. Entonces se produjo un espectacular rebote hasta el año 2008, cuando se produjo la caída de Lehman Brothers y el inicio de la crisis financiera. Desde entonces, la Guerra de Siria, la Primavera Árabe y el eterno conflicto en Afganistán han venido protagonizando los titulares bélicos Sin embargo, no han tenido un impacto en los mercados. Tampoco se notó la adhesión de la península de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol a Rusia en 2014, un proceso no reconocido por Ucrania.

18 de noviembre de 2005. Soldados iraquíes y norteamericanos inspeccionan el lugar después de dos ataques suicidas cerca del Hotel al-Hamra.
Ali Haider/EFE

Las lecciones bursátiles de las guerras

Las guerras dejan a lo largo de la historia una serie de lecciones a los inversores. Si se trata de un conflicto global, los mercados financieros suelen sufrir una fuerte caída inicial. El nerviosismo genera ventas en las jornadas siguientes a que comiencen las acciones militares. Este movimiento bajista haría buena la frase atribuida al Barón Rothschild.

Asimismo, cuando terminan los conflictos puede que sí sea un buen momento para vender. Los inversores compran a medida que mejora el panorama. Los mercados tienden a recuperarse de ese susto de forma progresiva. Cuando se produce el final del conflicto, los índices suelen marcar máximos de ese año.

No obstante, la historia demuestra que vender en ese momento no siempre es la opción. El periodo de paz de los años siguientes al final de un conflicto suele ser testigo de un comportamiento muy positivo de los mercados financieros. Si un inversor decide vender con el sonido de las trompetas, se puede perder una parte de esa bonanza.

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