En España, las mujeres cobran en torno a un 20% menos que los hombres. Una cifra en gran parte alimentada por la temporalidad que en el caso de ellas se ha multiplicado por diez, pero también por los ERTE, que disparan la tasa diferencial al 34,6%. Así se desprende del análisis presentado este lunes por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), y realizado mediante diferentes indicadores para estudiar el impacto que la pandemia ha tenido en la brecha salarial del país.

"Desde el punto de vista económico, la pandemia ha afectado de forma general a todas las personas y a todos los sectores; pero queremos poner de manifiesto que ha sido especialmente dura con las mujeres y que ha agravado la discriminación de las mujeres en el ámbito laboral", aseveró en rueda de prensa la secretaria nacional de Igualdad del CSIF, Eva Fernández.

Pese a que la brecha salarial se ha ido reduciendo a lo largo de los últimos años, las mujeres todavía siguen cobrando, por lo general, considerablemente menos que los hombres. En España, la diferencia se sitúa en torno al 20%. Según el informe del CSIF, los últimos datos de 2020 de la Agencia Tributaria muestran que los hombres cobraron 4.593 euros más en su salario medio anual. Esto es, que la brecha salarial entre ellas y ellos se situaba en ese año en el 20,29%. Otros sindicatos que también han ido presentando informes a lo largo de este mes -por el Día por la Igualdad Salarial, que se celebra el 22 de febrero- elevan ese porcentaje al 24%, tal y como señaló CC OO. 

Más del triple de mujeres con contratos a tiempo parcial

Con todo, bien se apunte por lo alto o por lo bajo, la cifra dista mucho de la media europea, que en 2021 se situó en el 14% menos por hora. ¿El principal culpable? La temporalidad y la parcialidad. Solo durante la pandemia, la diferencia entre hombres y mujeres con contratos temporales se multiplicó por diez: si en el último trimestre de 2019 había 27.700 mujeres más que hombres en contratación temporal, en el mismo período de 2021 se elevaba a 272.500.

Lo mismo ocurre con los contratos parciales. Y es que hay más del triple de mujeres que hombres contratados a tiempo parcial (2.070,6 mujeres frente a 667,4 hombres), un fenómeno que tiene su explicación en la tarea de los cuidados, que por lo general suele recaer en las mujeres. De hecho, la cifra se ha disparado en estos dos últimos años. Del total de contratos a tiempo parcial para el cuidado de familiares (menores o mayores), el 94,9% corresponden a mujeres. Por el contrario, el número de hombres que reducen su jornada por este motivo ha descendido.

La (falta de) conciliación agrava la brecha

"Esto es un claro ejemplo de la falta de conciliación y de la falta de corresponsabilidad que tenemos todavía en nuestro país,  y de cómo a las mujeres se nos asigna mayoritariamente el rol de cuidadoras", subrayó Fernández.

En cuanto al paro, CSIF señala que se ha producido una mejora generalizada en las cifras de ambos sexos. No obstante, advirtió Fernández, "esta mejoría avanza de forma desigual". Comparando con los datos de 2019, el paro en los hombres se redujo un 3,8%. Sin embargo, el ritmo de recuperación de las mujeres supone la mitad que el de sus homólogos: un 1,7% menos. Además, si se tiene en cuenta el estado civil de los parados, la diferencia es todavía más significativa. 

El análisis muestra que hay 756.000 mujeres casadas en paro frente a 431.000 hombres, es decir, casi el doble; lo que, una vez más, denota una carencia importante en las medidas aplicadas para mejorar la conciliación y la corresponsabilidad. Al final, la reducción de jornada conlleva también una pérdida retributiva, lo que a largo plazo puede suponer una desigualdad mucho mayor a la hora de percibir una pensión o, a medio plazo, de ser promocionada. "La conciliación es una de las cuestiones que genera más brechas salariales en nuestro país", destacó Fernández.

"Corremos el riesgo de que muchas se vean obligadas a solicitar reducciones de jornada para cuidar de niños o mayores"

Por ello, desde CSIF piden que se tomen acciones concretas y efectivas. Medidas de conciliación que no supongan una pérdida de parte del salario; como puede ser la creación de plazas infantiles de 0 a 3 años de carácter público y gratuito; impulsar campañas para fomentar la corresponsabilidad; o crear la figura de delegado sindical especializado en igualdad y contra la violencia de género para que vele por el cumplimiento de la equidad en el ámbito laboral.   

Otras propuestas pasan por la integración de un enfoque de género en la negociación de los convenios o la puesta en marcha de los Planes de Igualdad que, según resaltó Fernández, todavía están ausentes en diez comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Extremadura, Galicia, La Rioja, Murcia y Comunidad de Madrid).

"Corremos el riesgo de que muchas mujeres se vean obligadas a solicitar reducciones de jornada o incluso dejar sus puestos de trabajo para cuidar niños y personas mayores. No podemos permitir que todo lo que se ha avanzado en los últimos años, se pierda por culpa de no tener medidas que favorezcan la conciliación", advierten en el documento. 

La brecha en los ERTE se dispara al 34,6%

"Los ERTE han sido una herramienta fundamental durante la pandemia, y vemos cómo la brecha salarial en los ERTE se eleva hasta el 34,6%", constató la secretaria de Igualdad del sindicato. 

Al analizar los salarios medios de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de enero de 2022, CSIF comprobó una "diferencia inédita en las últimas décadas": si el salario medio de los hombres fue de 17.577 euros, el de las mujeres desciende hasta los 11.487 euros anuales. Dicho de otra manera, los hombres sujetos a un ERTE cobran de media seis mil euros más que las mujeres.