Internacional

¿Por qué Putin tiene prisa por acabar la invasión? Los oligarcas y la comunidad internacional empiezan a aislarle

Vladimir Putin sabe que cuanto más se alargue la invasión rusa de Ucrania más apoyos perderá su régimen. Oligarcas, comunidad internacional y hasta sus propios ciudadanos le han dado la espalda. Rusia ha lanzado una ofensiva contra Kiev, pero también contra Occidente, y los costes de la misma serán incontables y no se podrán analizar en toda su amplitud hasta pasado un tiempo. Pero hay otra cuestión a resolver: ¿qué puede perder Vladimir Putin tras lanzar el ataque contra la soberanía ucraniana?

Por lo pronto, los multimillonarios rusos Mikhail Fridman y Oleg Deripaska se han posicionado ya en contra del Kremlin. Fridman pidió que termine "el derramamiento de sangre" en Ucrania. "Mis padres son ciudadanos ucranianos y viven en Lviv, mi ciudad favorita. Pero también he pasado gran parte de mi vida como ciudadano ruso, construyendo y haciendo crecer negocios. Estoy profundamente apegado a los pueblos ucraniano y ruso y veo el conflicto actual como una tragedia para ambos", escribió en una carta. Deripaska, por su parte, quiere que se "intensifiquen las negociaciones" y ve urgente "acabar con el capitalismo de Estado" que representa Putin.

Las sanciones, el aislamiento internacional, la pérdida de credibilidad interna, el hundimiento de su economía o unos ciberataques desenfrenados contra la estructura rusa son algunos de los puntos. Pablo del Amo, analista de Descifrando la Guerra, y Andrea G. Rodríguez, investigadora principal en asuntos digitales del European Policy Centre, analizan la situación para 20minutos.

Putin, considera Del Amo, "ha quemado las naves con Europa y sobre todo con la OTAN. Ahora su única opción de formar bloque es con China. Ya no tiene flexibilidad diplomática que sí podía tener antes". La apuesta de Rusia, por lo tanto, es arriesgada y puede no salirle bien. "Ha hecho un 'all in' y hay que ver también si le sale bien con China, porque Pekín quiere la hegemonía mundial y no va a estar dispuesta a ceder", sentencia el analista.

Hay un componente interno que también se puede volver en contra del Kremlin. "Ucrania tiene fuertes lazos sociales y económicos con Rusia y a lo mejor Putin no ha sabido medir en ese sentido la contestación interna a nivel ciudadano", añade Del Amo, que, en todo caso, considera que es importante ver si las movilizaciones que se han producido hasta ahora en Rusia se mantienen en el tiempo para, en cierto modo, hacer presión sobre Putin. "Habrá que ver a lo largo de las semanas qué dice la población rusa".

Sobre un aislamiento total de Rusia respecto a Europa, Del Amo plasma más cautela porque, sostiene, hay intereses entre los diferentes Estados miembros. "Rusia no va a atacar a Europa porque los intereses y la interdependencia que se dan son muy importantes", explica. En cambio, el giro se puede dar a nivel de discurso. "Sí que veo que la retórica va a ser mucho más hostil y en ese escenario a Putin le va a ser muy difícil encontrar apoyos internacionales" como los que ha podido mantener hasta ahora con, por ejemplo, "muchos partidos de extrema derecha".

Pero en el plano internacional Rusia es ya casi un actor solitario. Tanto es así que el secretario de Estado de EE UU, Anthony Blinken, acusó a Rusia ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU de violar en el Derecho Internacional y dejó caer la posibilidad de expulsar a los rusos de este organismo internacional, al que poco antes se había dirigido precisamente su homólogo Sergei Lavrov en completa soledad. Durante su discurso la sala se vació de diplomáticos.

"Cabría preguntarse si un Estado miembro de la ONU que intenta tomar otro Estado miembro de la ONU mientras se cometen horribles abusos de los Derechos Humanos y se provoca un masivo sufrimiento sobre civiles merece seguir en este Consejo", expresó Blinken en su discurso. Asimismo, ya ni sus supuestos aliados apoyan a Putin: China quiere que el conflicto se resuelva "por la vía diplomática" y en la UE Hungría apoyó las sanciones que están ahogando la economía rusa. El rublo sigue por los suelos y la Bolsa de Moscú se mantuvo cerrada este martes, igual que el lunes.

A todo esto se le une a Putin la revuelta de una parte de la población contra sus planes bélicos. Un sector muy notorio de la población rusa se ha movilizado contra el presidente y las calles de las principales ciudades siguen acogiendo manifestaciones que se han saldado con más de 5.000 detenidos. Esto es una imagen de hasta qué punto la hoja de ruta del Kremlin no recibe apenas aprobación y es ahí donde Putin busca ir más rápido. Cuanto menos tiempo estén los focos sobre Ucrania, más rápido cree Putin que se olvidará.

¿Desgastar a Putin con ciberataques? Más complicado

La tecnología puede suponer una ventana para desgastar a Rusia, pero Andrea G. Rodríguez matiza: "Con los ciberataques hay posibilidad de retrasar las maniobras de Rusia porque un ciberataque masivo contra Rusia puede ser considerado un acto de guerra". Eso sí, se da prácticamente por hecho que Moscú empezará a lanzar algunos contra Europa y eso permitiría a los países recurrir a medidas reacción.

¿En qué se pueden basar? "Por ejemplo cortar las telecomunicaciones o que no tengan acceso a imágenes por satélite. La idea sería desactivarle", añade Rodríguez, que en cambio apunta que "no necesariamente tendría Rusia las de perder en un cruce de ciberataques".

"Ha habido ya algunos ciberataques ilustrativos de lo que puede hacer Rusia: uno con un virus que secuestra el terminal y borrar todos los datos que hay dentro y otro el ataque de negación de servicio a las páginas gubernamentales, que consiste en sobrecargar el servidor hasta que colapse", recuerda Rodríguez, rememorando los pasos que ya ha dado el Kremlin. En palabras de la experta, "Putin tiene un abanico de herramientas en este sentido" y las conclusiones no están, por tanto, nada claras: "No se sabe quién podría ganar aquí: consiste en atacar y defender a la vez, no es como un enfrentamiento militar".

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