'Malas mujeres', una guía ilustrada para romper con los caducos estereotipos sobre brujas y 'femmes fatales'

  • La ilustradora y escritora sevillana María Hesse publica un libro que recorre la imagen de la mujer 'malvada' desde la cultura clásica hasta nuestros días.
La ilustradora y escritora María Hesse.
La ilustradora y escritora María Hesse.
EREA AZURMENDI
La ilustradora y escritora María Hesse.

Débiles, tontas, incompletas, inferiores… los mitos y arquetipos femeninos que encontramos en la antigua literatura griega -desde Platón a Homero, pasando por Aristóteles y Hesíodo- crearon un repertorio de malas mujeres que todavía alimenta el imaginario contemporáneo. Una narrativa que define de qué manera somos percibidas, el papel que ocupamos en el mercado laboral o cómo se nos representa en la cultura popular. Sin embargo, escribe María Hesse en Malas mujeres (Lumen, 2022), "con los años te das cuenta de que el mundo está lleno de mujeres como tú, de que aquellas que otros te habían dicho que eran tus enemigas y que habían señalado con el dedo son también un poco locas, putas y brujas, como tú, y que en el fondo son tus hermanas y forman parte de tu aquelarre".

Míticas

Desde esa nueva consciencia, la escritora e ilustradora revisa múltiples ejemplos de mujeres míticas de la antigüedad y las compara con otras reales de nuestra historia presente. Pandora, por ejemplo, creada como instrumento para la venganza de Zeus ante el engaño de Prometeo, encarna el inicio de todos los males. Desobediente, abrió la caja en la que estaban encerradas todas las desgracias que aquejan a la humanidad, dejando dentro tan solo la esperanza. La literatura no la representa como una víctima, sino como culpable. ¿Acaso no fue inventada, al igual que Afrodita, como instrumento para un desquite masculino?, se pregunta Hesse. Su relato, como tantos otros, sienta las bases para colgar sobre las mujeres la causa de los infortunios que acechan a nuestra especie.

El mito de Medusa es uno de los que más reverbera en la mente colectiva. Según Ovidio en Las Metamorfosis, la bella sacerdotisa del templo de Atenea fue tomada por Poseidón en contra de su voluntad. La diosa consideró una ofensa que tal hecho hubiera tenido lugar en espacio sagrado, por lo que decidió castigar a la agredida convirtiéndola en una gorgona con cabello de serpientes y condenada a vivir siempre sola, pues quien la mirase a los ojos se convertiría en piedra. Lo que parece incuestionable, escribe Hesse, es que "está justificada su violación y ella debe cargar con las consecuencias. Y de paso, con el mito de Medusa vamos fortaleciendo la idea de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer".

Cubierta del libro 'Malas mujeres', de la ilustradora y escritora María Hesse.
Cubierta del libro 'Malas mujeres', de la ilustradora y escritora María Hesse.
LUMEN

Becarias y exconcejalas

En el caso de Nevenka Fernández, exconcejala de Ponferrada que denunció en el año 2000 al entonces alcalde Ismael Álvarez por acoso, se encuentran varios paralelismos. Pues a pesar de obtener la victoria judicial, señala la autora, el juicio social la llevó a emigrar a Londres. Un final similar al que se dio tras el escandaloso affaire entre Monica Lewinsky y Bill Clinton unos pocos años antes. La becaria, tildada de "zorra, puta, arpía, mujerzuela, regalada, prostituta, gordita, trozo de grasa, acosadora, trepadora, ramera, libertina", según recoge Hesse en Malas mujeres, perdió toda credibilidad y vivió escondida durante años. Clinton, a pesar de ir a juicio, fue reelegido como presidente de los Estados Unidos.

Femmes fatales

Lilith y Eva, las dos mujeres de Adán, traen consigo el mal. Símbolo del pecado original en la tradición judeocristiana, forman parte de ese imaginario ancestral que alimentó la caza de brujas que tuvo lugar en la Europa Moderna. También nutrió la imagen decimonónica -frente al ideal victoriano del ‘ángel del hogar’- de la mujer fatal en el arte. Emma Bovary, personaje literario creado por el escritor francés Gustave Flaubert en 1857, o Carmen, novela corta escrita por Prosper Mérimée, escrita en 1845 y en la que Bizet se inspiraría años más tarde para componer su ópera, son solo dos ejemplos. Casi un siglo más tarde, la aparición del cine noir trajo consigo una reactualización de la femme fatale

La ilustradora María Hesse, en su estudio.
La ilustradora María Hesse, en su estudio.
EREA AZURMENDI

"Las pantallas fueron llenándose de flappers, cazafortunas, coristas de Broadway y dependientas de tiendas y almacenes que buscaban mejorar su situación utilizando su sexualidad, ya fuera encontrando un amante rico o un esposo millonario". Prueba de ello son tantos y tantos personajes. Solo en 1946 ya encontramos un buen muestrario: Rita Hayworth en Gilda, Ava Gadner en Los asesinos, Lana Turner en El cartero siempre llama dos veces o Veronica Lake en El sueño eterno. Pero hubo más. Las femme fatales, escribe Hesse, "no solo engañan, matan o roban: usan todas esas armas a su alcance para lograr un propósito. Son complejas y elegantes, inteligentes y cínicas. Fascinan y aterran". Uno de los casos más paradigmáticos de finales del siglo XX fue el protagonizado por Glenn Clouse en Atracción fatal.

Por suerte, movimientos recientes como el Me Too (yo también) crean conciencia sobre situaciones individuales que forman parte de la experiencia colectiva. Siguiendo el lema popularizado por el movimiento feminista de finales de los años sesenta, "Lo personal es político", María Hesse comparte también entre las páginas de Malas mujeres retazos de su propia historia, enriqueciendo así una genealogía que nos representa a todas.

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