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El príncipe Christian de Dinamarca asiste a una polémica fiesta con alcohol

El príncipe Christian de Dinamarca con sus padres.
DETDANSKEKONGEHUS / INSTAGRAM

Se puede llegar a entender porque sea joven, tenga que experimentar, cometer sus propios errores e, incluso, por estar en sintonía con el resto de compañeros del internado en el que estudia. Pero se trata de Christian de Dinamarca, futuro heredero al trono, quien está acaparando titulares por una fiesta con alcohol de la que han salido pruebas.

Y él tiene solo 16 años. El primogénito de los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, que sucederá en la corona a su padre después de que este suceda a su madre, la reina Margarita II, está cursando los estudios en Herlufsholm Skole, un internado privado a unos 80 kilómetros al sur de Copenhague. Este decidió recientemente llevar a sus alumnos a la nieve.

Para ello viajaron hasta la región de Saboya, en Francia, a la estación de esquí de Val Thorens. Obviamente, también iba Christian, que no quería perdérselo por nada del mundo: no solo por su pasión por el esquí, algo que ha podido disfrutar desde pequeño, sino porque quería pasar unos días con sus amigos lejos de las paredes de la escuela privada. Y, además, había planes tanto diurnos... como nocturnos.

Entre estos últimos se encontró una fiesta que los propios estudiantes habían organizado en La Folie Douce Hôtel Chamonix, un famoso hotel de la zona, muy cercano al Mont Blanc. En dicha celebración se vio al príncipe, que alcanzará la mayoría de edad en octubre de 2023, agitar y abrir de forma enérgica una botella de champán con la que regó y bañó a varios de sus compañeros, entre los que luego la repartió.

Sin embargo, no solo fue visto, sino también grabado y difundido en redes sociales, lo que ha provocado cierto malestar en su abuela, que le exige un comportamiento propio de la vida que tiene y que llevará en todo momento sin mácula alguna. Un respeto a la institución y una responsabilidad que se ha visto manchada por una noche de desenfreno juvenil.

Las medidas, aún así, llegaron pronto: la cuenta que subió el vídeo pasó en poco tiempo de ser pública a ser privada. Y la cuenta de Instagram que organiza la fiesta no tiene ninguna fotografía en la que se pueda entrever al heredero. Esto no evitó que los medios de comunicación se hayan hecho eco y ha obligado a la responsable de comunicación de la casa real a justificar el comportamiento del joven príncipe.

"Es el modo de relacionarse de los jóvenes. Y hoy cada persona puede ser potencialmente un medio de comunicación o un documentalista. Un compañero de clase o alguien en la celebración puede tener más impacto que una cámara de televisión. Y nunca se sabe cuándo está grabando. Por tanto, debemos cuidarnos de no convertir en un problema grave algo que, a los ojos de los jóvenes, es normal y aceptable", ha declarado.

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