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Entrevista | Álvaro Nieto: "Zapatero es un 'abrepuertas' usado por gente de todo tipo para introducirse en Venezuela"

Álvaro Nieto, director de The Objective y autor del libro 'Conexión Caracas-Moncloa'
ELENA BUENAVISTA

Álvaro Nieto (Alcalá la Real, 1977) llevó las riendas de Vozpópuli algo más de dos años, el tiempo comprendido entre enero de 2019 y abril de 2021. Un período estrecho, pero suficiente para capitanear a la redacción hacia dos exclusivas: el llamado Delcygate y el caso Plus Ultra. Dos escándalos diferentes, unidos por lo que define como una "vinculación histórica del PSOE con el chavismo" y que recoge ahora el director de The Objective en el libro Conexión Caracas-Moncloa (Ediciones B).

¿Cree que las averiguaciones de Vozpópuli que recoge usted en el libro han tenido la repercusión que se merecen?

No, precisamente por eso he escrito el libro. Lo escribo por dos motivos: porque creo que es de justicia poner en valor el trabajo de un extraordinario equipo de periodistas que hizo una investigación que no ha sido reconocida por la profesión, y porque tengo la sensación de que la sociedad española ha pasado página demasiado rápido de hechos muy graves. Yo creo que esos dos motivos obligaban a que yo, como director de ese periódico y de ese grupo de periodistas, escribiera esta historia.

Es una historia que se ha saldado al final exclusivamente con la cabeza de José Luis Ábalos.

Sí, y no necesariamente Ábalos sale del Gobierno por estos escándalos. Yo tengo la teoría de que si Ábalos hubiera caído por estos escándalos, hubiera caído mucho antes. Es decir, el Delcygate se produce en enero del 20, el Plus Ultra en marzo del 21 y Ábalos cae en el verano del 21. Su salida obedece a otras razones. En el libro dedico un capítulo específico a contar las 10 mentiras que dijo Ábalos tras el Delcygate y sostengo que en cualquier país del mundo desarrollado hubiera supuesto el cese inmediato del ministro. No se puede tomar el pelo de una manera tan descarada a la población. Aquí Sánchez no le dio importancia a eso y lo mantuvo todavía durante año y medio. No niego que estos dos escándalos erosionasen la figura de Ábalos, pero no creo que fuera el motivo fundamental de su salida.

El libro narra dos investigaciones periodísticas diferentes ya mencionadas: el llamado caso Plus Ultra y el Delcygate. El nexo común es la relación que dice que existe entre el Gobierno de Sánchez y el chavismo. ¿Por qué esa simpatía?

Yo creo que hay una simpatía provocada por cierto complejo de la izquierda española, que considera que el chavismo es su referente en América. Yo creo que es una idea completamente equivocada, porque evidentemente el chavismo en América lo único que ha traído es destrucción, pobreza, miseria y deterioro en todas las sociedades donde ha gobernado. Luego, también, y en el libro queda muy bien demostrado, lo que hay es una vinculación histórica entre el Partido Socialista y el chavismo. Es decir, en el libro se ve cómo las relaciones PSOE-Venezuela no son de ahora, no son de Pedro Sánchez. Las relaciones vienen de la etapa de Zapatero, de la etapa en la que Bono era ministro de Defensa. Ahí empieza a haber una vinculación especial. Bono es el que establece un primer contacto con Hugo Chávez. Luego, una vez que se va Zapatero de la Moncloa, es Zapatero el que entabla relación con Nicolás Maduro y, a raíz de ahí, va profundizando. Ya en el Gobierno de coalición, lo que hace Pedro Sánchez es ayudarse de estas conexiones de Zapatero para tener todavía mejor relación con el chavismo. Hay una historia muy larga que viene de antiguo y si a eso le sumamos la conexión previa del chavismo con Podemos, está todo el puzzle montado.

Yéndonos a los albores de esa relación, está aquella visita de Hugo Chávez a la Universidad Complutense donde conoce a Juan Carlos Monedero.

En ese viaje hay dos elementos muy importantes. Ahí es donde Monedero entabla relación con Chávez, pero también Bono consigue llevarse a Chávez a Toledo y hay un flechazo entre ambos, se crea una relación. También hay otra reunión en El Pardo donde interviene Raúl Morodo, que había sido nombrado embajador en Caracas por intermediación de Bono. Ese viaje de Chávez a España es muy importante: es el que establece una serie de conexiones y de relaciones que perduran aún hoy.

Escribe usted que Zapatero, en algún momento, fantaseaba con el Nobel de la Paz, que se lo decía a su entorno.

Sí, yo creo que Zapatero se aproxima a Venezuela con una intención sana. Cuando he intentado recomponer un poco el papel de Zapatero en toda esta historia, todo el mundo me apunta a que el ex presidente del Gobierno, en un primer momento, cree poder ayudar a la democratización de Venezuela. Sin embargo, conforme van pasando los años y él va viendo que eso es imposible, al final se acaba convirtiendo en un aliado más del chavismo. Zapatero acaba con un papel de conector entre empresas y políticos europeos con el régimen venezolano. Zapatero es ahora un conseguidor, una especie de abrepuertas  usado por empresas y gente de todo tipo para introducirse en Venezuela y conseguir contratos o para desbloquear dinero.

El libro trata de ser muy escrupuloso con las pruebas que aporta y tiene muy pocas licencias literarias. Sin embargo, la parte en la que se habla de Koldo García, asesor de José Luis Ábalos, es pintoresca. Una persona con mucha vinculación con el exministro que merece su propio spin off.

Es un personaje impresionante. Es el típico personaje que uno nunca se imaginaría que está en los en los aledaños del poder. Uno siempre piensa que la gente que rodea a los ministros suelen ser más listos que los propios ministros, y en este caso nos encontramos un personaje completamente extraño, completamente fuera de lo normal que, sin embargo, está ahí asesorando a un ministro en primera línea no se sabe muy bien por qué. El caso es que, además, tiene una hoja de servicios horrorosa porque ha sido condenado dos veces por agresiones, si no recuerdo mal, y tiene todos los ingredientes, precisamente, para no estar nunca en un gobierno.

¿Por qué cree que, pese a las 10 versiones diferentes que aporta sobre la visita de Delcy Rodríguez, Ábalos no es cesado o no dimite? En el libro estima que eso solo sucede en España.

En España la mentira no penaliza al político. En España el político está acostumbrado a mentir sistemáticamente y a nadie parece importarle. Aquí estamos continuamente demostrando con vídeos de hemeroteca que Sánchez miente o que Iglesias miente, o que antes decían una cosa y ahora dicen otra, pero nadie parece indignarse por eso. Sin embargo, la mentira está muchísimo más penalizada en otros países de nuestro entorno, donde por engañar en un currículum han tenido que dimitir los ministros. Aquí aportas 10 versiones diferentes y sales indemne. Es muy sorprendente, pero no sabría decir por qué sucede.

En España la mentira no penaliza al político

Pues se fomenta mucho el factchecking.

Sí, pero en realidad no sirve de nada. Hemos visto 20 vídeos de Sánchez diciendo que nunca iba a gobernar con Podemos, que no podría dormir tranquilo, y luego acaba gobernando con Podemos. Yo creo que los políticos españoles están demasiado acostumbrados a mentir, a decir lo que les dé la gana sin importarles las consecuencias porque saben que no les van a pasar factura. Es un problema que tenemos como sociedad y que también los medios de comunicación nos deberíamos de hacer mirar.

Con Ábalos fuera del Gobierno, ¿se enfría esa relación con Venezuela?

Eso yo creo que lo veremos en próximos capítulos. Es una buena pregunta, pero lamentablemente el hombre clave en las relaciones Caracas-Moncloa es Zapatero, que hoy día es el principal asesor de este Gobierno en su relación con Venezuela. Las relaciones siguen vivas porque las lleva Zapatero. Ábalos ha tenido protagonismo, pero mientras esté Zapatero al frente y sea el hombre de confianza del presidente del Gobierno y del ministro de Asuntos Exteriores para los temas venezolanos, vamos a seguir igual.

¿La presencia de Josep Borrell en el primer Gobierno de Sánchez fue un dique de contención?

Claro, el tiempo que Borrell estuvo de ministro de Exteriores tuvo una posición muy clara y muy dura con respecto a Venezuela. Se mantuvo en el consenso internacional, en la línea dura con Venezuela y en exigir un proceso de democratización claro. No se salió ni un milímetro ni de la posición de la Unión Europea ni de la posición de Estados Unidos. Cuando deja el ministerio hay un viraje completamente descarado por parte de la ministra Arancha González Laya, que coincide con el nuevo Gobierno de coalición y con el Delcygate, que es el 20 de enero. Todo esto coincide. A mí me lleva a pensar que algo sucedió el 20 de enero, que algo pasó en esa reunión, porque inmediatamente después vimos cómo el Gobierno, el propio Pedro Sánchez, no recibió a [Juan] Guaidó, que la semana siguiente estuvo en de gira por Europa, luego vimos cómo echaron de mala manera al embajador español en Caracas, cómo obligaron al opositor Leopoldo López abandonar la embajada española cuando había estado ahí durante meses refugiado, cómo llegó luego Leopoldo López a España y ningún miembro del Gobierno fue ni siquiera recibirla al aeropuerto. Son hechos que confirman que el Gobierno desde el 20 de enero del año 2020 se abandona la línea dura y se pone en una línea de mucha más complicidad con el Gobierno chavista.

¿Sabremos algún día dónde están y qué portaban las 40 maletas con las que Delcy Rodríguez aterrizó en Barajas?

A lo mejor algún día alguien nos lo quiere contar. Yo, lamentablemente, solo puedo decir que se descargaron unas 40 maletas. Cuento en el libro perfectamente cómo fue ese episodio. Lo que sí tenemos confirmado es que esas maletas salieron por un lado sin que nadie las controlase, o sea, no se les hizo ningún control de seguridad para su entrada en España. Y lo que también tenemos confirmado es que esas maletas no regresaron al aeropuerto al día siguiente, ni para montarse en el avión original, que continuó trayecto hacia Turquía, ni tampoco volaron en el vuelo que cogió Delcy Rodríguez hacia Doha. Por tanto, lo más probable es que se quedaran en España. Yo sé que ha habido gente que ha dicho que las maletas llevaban oro. Bueno, no voy a decir yo que no es verdad, pero a mí todas las informaciones que he podido recabar durante este tiempo me indican más bien que podía ser dinero en efectivo. Dicho lo cual, nosotros en Vozpópuli jamás dijimos que fuera oro, y ahí están las informaciones para demostrarlo. Solo pudimos confirmar que bajaron 40 maletas y que no regresaron al avión.

Hugo ‘El Pollo’ Carvajal entró en España bajo el nombre de José Mourinho, teniendo el CNI constancia de ello, y es detenido a petición de Estados Unidos. ¿Por qué cree que lo suelta la Audiencia Nacional?

Pues no lo sé, sinceramente. No sabría decirte por qué lo sueltan. Es evidente que 'El Pollo' Carvajal tenía una relación histórica con el Centro Nacional de Inteligencia español. Tenía muy buenas relaciones y a lo mejor algo de eso tuvo que tuvo que ver. Lo cierto es que cuando se fuga, España tampoco pone mucho interés en volverlo a detener. De hecho, Estados Unidos, en un momento dado, lo tiene ya muy localizado antes del verano del 21, informa a España de ello y el Gobierno no se dio por enterado. Tuvimos que esperar hasta septiembre del 21 para que Estados Unidos le dijese a España: ‘Oye, mira, es que está aquí en este edificio, esta señora le está ayudando, tienes que detenerlo ya’. Al Gobierno no le no le quedó más remedio que ir a por él, claro, porque era ya demasiado evidente.

Otro episodio relacionado con Venezuela que relata en el libro es el de José Bono con la venta de fragatas.

Es un escándalo que ha pasado completamente desapercibido, algo descorazonador. Es decir, siendo Bono ministro de Defensa, España le vende unas fragatas a Venezuela y resulta que la Justicia, después de una investigación, concluye que se ha pagado una comisión ilegal de 42 millones de euros, que se ingresa en un banco suizo y que de ahí al menos 12 millones han acabado en manos de dos españoles, dirigentes Instituto Nacional de Industria y de Navantia. Pues los tribunales, en enero del 21, archivan el caso diciendo que no conviene o que no hay que proceder contra estos dos españoles por haber cobrado esas dos comisiones ilegales de 12 millones de euros, porque no hubo daño a la Hacienda Pública española. Pero vamos a ver, ¿esto qué es? ¿Una broma? Es decir, que como han robado, pero como han robado a otro país no hay que investigarlo. Probablemente el juez esté en lo cierto, no digo que haya tomado una decisión injusta, pero a mí me alarma que se haya investigado un caso, que se haya demostrado que se han cobrado 12 millones de euros ilegales de una comisión en Venezuela y aquí nadie diga nada. Me parece escandaloso. Por eso, yo creo que el periodismo tiene que hacer esa labor que a veces completa el trabajo de la Justicia. Y creo que en este libro era necesario contar determinadas cosas que juntas cobran una dimensión mayor. El Delcygate, el escándalo Plus Ultra, el escándalo Morodo, lo de las fragatas de Bono. Lo pones junto y hay de todo, ¿no?

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