Entrevista | Rosalía: "Me siento orgullosa de no haberme rendido en estos años"

Rosalía posa durante un encuentro con la prensa a propósito de su tercer disco, 'Motomami', en Madrid.
Rosalía posa durante un encuentro con la prensa a propósito de su tercer disco, 'Motomami', en Madrid.
EUROPA PRESS
Rosalía posa durante un encuentro con la prensa a propósito de su tercer disco, 'Motomami', en Madrid.
Rosalía muy feliz de estar en Madrid.
Europa Press

Cuando Rosalía (1993, Barcelona) presentó El mal querer en la plaza de Colón de Madrid, en diciembre de 2018, no pudo contener las lágrimas al cantar Catalina. El tema pertenecía a su primer disco, Los Ángeles, pero esta vez cientos de miles de personas la estaban escuchando, de pie y en silencio, fuera de los tablaos. El pasado y el presente se encontraron para dar paso al rugido de los motores. En el reflejo de sus ojos vidriosos se leía una anticipación al futuro: si se lo proponía, podía lograrlo todo. Y ahora, cuatro años después, llega Motomami, un álbum en el que reflexiona sobre lo que en ese momento empezaba: el peaje de la fama.

Sakura, la última canción de las 16 que conforman el disco, retrata la experiencia de quien a sus 28 años ha vivido arriesgando lo suficiente como para que el arrepentimiento no pese luego -"No siempre puedes ser una estrella y brillar. Voy a reírme cuando tenga 80 y mire p'atrás"-. Con un pie en España y el otro en Estados Unidos, Rosalía ha combinado en este tiempo colaboraciones y otros proyectos con la creación de un álbum que no se diferencia tanto de El mal querer -aunque el concepto sea distinto, mucho más experiencial e íntimo, la sed de juego en la producción es la misma-, y que combina fragilidad y sensualidad con rebeldía y firmeza, diversión y lamento. Juegan un papel especial, además, la familia y la figura de Dios.

Motomami (Sony) suena a dembow, reguetón, jazz, electrónica, bachata y, por supuesto, flamenco. Porque pese a lo que se pudo pensar tras el lanzamiento de los primeros singles -especialmente Chicken Teriyaki, cuyo sonido y letra generaron controversia- la esencia de aquella joven que se dio a conocer allá por 2016 sigue presente: no se ha ido, solo que se ha transformado. Es una mariposa de alas rojas que comienza un nuevo vuelo ahora que florecen los cerezos, dispuesta a todo, incluso a prenderse. "Las llamas son bonitas porque no tienen orden y el fuego es bonito porque todo lo rompe".

¿Cómo se siente ser 'la Rosalía'? Muy bien. Estoy muy contenta y agradecida. Por fin estoy compartiendo este proyecto en el que empecé a trabajar hace tres años. Ha sido un proceso muy largo, el más difícil hasta la fecha.

Se ha hablado mucho últimamente de lo que es ser 'una Motomami'. ¿Me da la definición definitiva? Para mí es una energía femenina, pero me gusta ver cómo la gente va construyendo sus propios significados. Incluso están los Motopapis. Cada uno lo siente a su manera. Yo misma comparto las definiciones que el público lanza al aire, dándoles distintas formas. 

"'Motomami' es una energía femenina"

En el disco también incluye un 'abecedario Motomami', para quien se quede sin ideas... Eso surgió a raíz de un fanzine que estaba preparando, pero después decidí recogerlo mejor en una nota de voz. Tiene sentido del humor, así que lo incluí en el álbum. La parte final estaba quedando demasiado densa. 

Pero también hay canciones muy divertidas. ¡Sí! En el disco a veces estás arriba y otras estás abajo. Hay picos de intensidades distintas: baladas, temas frágiles e introspectivos, sonidos distorsionados, agresivos... Hay una energía oscura y otra muy luminosa. He vivido muchas experiencias durante estos años, y quería que en el álbum se recogiera este abanico.

Hentai, Saoko, Sakura... ¿Qué tiene la cultura japonesa para que le atraiga tanto? La admiro. Tiene lecturas, por ejemplo, que me inspiran muchísimo. Su estética, el ánime, la fotografía... ¡Y aún así, no he ido! Haber nombrado las canciones así es como quien tira una moneda en una fuente y pide un deseo. Ir a ciudades como Tokio o Kioto me gustaría mucho.

Desde que sacó los primeros sencillos, ¿entiende que se esté comparando tanto El mal querer con Motomami? ¿Tiene sentido? Cada proyecto es distinto, tiene una intención diferente, así que creo en la autonomía de cada uno. El mal querer tampoco se parecía a Los Ángeles, por ejemplo. No quiero encontrar una fórmula y exprimirla.

"Yo soy muy mía, yo me transformo". Claro, experimentar forma parte de mi personalidad como artista. Hacerlo de la otra manera es más fácil, pero para mí no tiene mucho sentido.

"Experimentar forma parte de mi personalidad como artista"

Las letras y el sonido han levantado una gran polvareda. ¿Qué determina la calidad de una canción o un disco? Al final, cada uno decide sobre eso, ¿no? Es tan personal y subjetivo... Que algo se vuelva mainstream es una consecuencia de la exposición que tiene, o de cómo la gente lo recibe. Mi vida ha dado un vuelco en los últimos tres años, pero siento que mi forma de hacer música no ha cambiado. 

¿Y cómo la vive? Siempre intento encontrar una forma distinta de producir mis voces, de hacer un beat, de comunicarme mediante la música... 

Insiste mucho en que sigue siendo la misma: "Soy igual de cantaora con el chándal de Versace que vestidita de bailaora". Mis artistas favoritos son cambiantes. Mira Picasso, por ejemplo. Él estaba en constante cambio. No sé si llamarlo evolución, porque quién sabe cómo él entendía el principio y el final de su carrera. Su etapa azul no era igual que su etapa más cubista. Y yo aplaudo el cambio, que nunca es mejor ni peor, sino distinto.

"Mis artistas favoritos son cambiantes, como Picasso"

En el disco celebra la fama, pero también la condena. Nunca antes había experimentado una situación de este tipo, y la música me ha ayudado a procesarla, igual que en El mal querer. Cuando estoy metida en un proyecto, me hago preguntas, y cuando lo acabo, surgen otras. La música me permite ser más consciente, reflexionar, aunque no siempre me da todas las respuestas.

Ha saltado de los tablaos al mundo. ¿Cuál ha sido el lugar más insospechado que ha podido pisar? Te diría que México. Siempre he soñado con viajar allí, y cuando estuve me sorprendió mucho. Y lo mismo me pasó con República Dominicana y Puerto Rico, que tienen unos músicos maravillosos y muy inspiradores. Creo que, de alguna forma, esto ha influido en Motomami.

¿A qué artista nunca habría esperado conocer? Me hizo mucha ilusión cuando, en una actuación en Nueva York, vino Caetano Veloso. Y también me gustó mucho conocer a Marina Abramovic. Es una mujer increíble, hace que te explote la cabeza.

Dice su abuela en G3 N15 que "en primer lugar está Dios, y luego la familia". Es una nota de voz real que mi abuela me mandó mientras yo estaba en Estados Unidos trabajando. Me hizo mucha ilusión escucharla. Lo que decía me parecía que tenía tanto sentido...

¿Por qué? Tenía que ver con todo lo que estaba viviendo y con el álbum, que contiene ese sentido de compartir experiencias, reflexiones, sentimientos... La familia es muy importante para mí, y recibir esa nota de voz estando tan lejos me gustó mucho.

¿A usted le inspira más el amor o el desamor? Esto depende del artista. Todo sentimiento es una buena excusa para escribir una canción. Todo lo que te remueva sirve en el proceso creativo. Hay necesidades, pulsiones, que te ayudan a expresar.

Está muy presente en Internet. Da la sensación de que se ha convertido en una tiktoker. Me gusta mucho. Es una red social muy viva. Hay muchas obras de arte, como cuando la gente usaba la Super 8 y no sabía que lo que estaba grabando era tan bueno, ¿sabes? Tiene un lado muy fresco que me divierte muchísimo.

¿De qué se siente más orgullosa? De no haberme rendido en estos años. He estado mucho tiempo lejos de la gente que quiero, y he vivido muchos momentos de querer volver. Pero pensé: 'Que sea lo que Dios quiera', y aguanté hasta el final.

"He estado mucho tiempo lejos de la gente que quiero, y he vivido muchos momentos de querer volver"

Será la pasión... Sí, y la vocación. Hago música con el corazón, como una necesidad. Pongo toda mi entrega, mi energía y mi tiempo. He perdido muchas cosas de mi vida personal por mi trabajo, pero me siento muy, muy agradecida.

¿Ha cumplido todos sus sueños? No quiero dejar de aprender. Sé que ahí fuera me esperan cosas nuevas... cosas que son para mí.

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