Polonia acoge ya al 60% de los refugiados y Moldavia pide ayuda a la UE: Europa, al borde un colapso humanitario

Refugiados ucranianos en la estación de tren de Lviv, al oeste de Ucrania.
Refugiados ucranianos en la estación de tren de Lviv, al oeste de Ucrania.
Bryan Smith / Europa Press
Refugiados ucranianos en la estación de tren de Lviv, al oeste de Ucrania.

El drama humanitario derivado de la invasión rusa de Ucrania ha puesto en jaque a Europa, que nunca se había enfrentado a un flujo semejante desde la Segunda Guerra Mundial. La activación por parte de la UE de la directiva de protección permite la llegada de todas las personas que salgan del país, pero a nivel logístico el sistema está ya al límite. Las autoridades de Polonia han registrado ya la llegada de más de dos millones de personas desde que Rusia lanzó su ofensiva, en un contexto general donde la cifra total de refugiados ronda los 3,3 millones. Esto es: el país alcanza el 60,6% aproximadamente del total.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) estima que son ya casi 3,3 millones las personas que han salido de Ucrania escapando del conflicto y, de ellas, unas 500.000 han cruzado la frontera hacia Rumanía, mientras que 355.000 han llegado a Moldavia, 291.000 a Hungría y 234.000 a Eslovaquia.

La agencia de Naciones Unidas incluye en su listado a cerca de 185.000 personas llegadas a Rusia, si bien las autoridades rusas ofrecen un balance superior -más de 300.000, según los datos actualizados este viernes-. La ONU estimó ya poco después del inicio de la invasión que podrían salir de Ucrania entre cuatro y cinco millones de personas y el éxodo sigue siendo constante. Además, calcula que hay 1,9 millones de desplazados internos en territorio ucraniano.

Por su parte, Moldavia tuvo que pedir ayuda a la Unión Europea, de la que no es Estado miembro, y firmó la llegada a la frontera de efectivos de la agencia Frontex para ayudar en la coordinación de todas las labores, así como en la prevención ante las mafias y las organizaciones de trata de personas, que se aprovechan de la circunstancia de que la inmensa mayoría de los que llegan son mujeres y niños.

La afirmación más drástica llegó desde el Gobierno de la República Checa. Su primer ministro, Petr Fiala, aseguró que sus sistema está ya al límite y apenas puede acoger más refugiados una vez que ya han llegado unos 270.000 desde el inicio de la invasión rusa. Además, afirmó que su Ejecutivo está en contra del reparto por cuotas, algo que intentó la UE en 2015 con la guerra de Siria y que no salió adelante por la oposición de Estados miembros como Austria, Hungría o Polonia. La ONU, en todo caso, avisa: la llegada de refugiados está muy lejos de frenarse en el corto plazo.

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