Displasia de cadera en perros: qué tipos hay, en qué razas es más frecuente y cómo prevenirla y tratarla

  • Tiene una predisposición genética, pero la obesidad o hacer un ejercicio poco adecuado puede favorecer su aparición.
  • Suele provocar cojera, dolor y dificultades para moverse y las razas grandes y gigantes son las más propensas.
Los perros de razas grandes, como los San Bernardo, son más propensos a sufrir torsión gástrica.
Los perros de razas grandes, como los San Bernardo, son más propensos a sufrir displasia de cadera. 
Sven Lachmann / Pixabay
Los perros de razas grandes, como los San Bernardo, son más propensos a sufrir torsión gástrica.

La displasia de cadera canina (DCC) es una de las enfermedades óseas y articulares que más afecta a los perros. Aunque existen distintos grados, lo normal es que el animal que la padece vea muy mermada su calidad de vida, pues la displasia puede producir mucho dolor y dificultad para moverse. Al tratarse de una enfermedad degenerativa, si estamos atentos a los síntomas y la tratamos pronto, mejoraremos significativamente la vida de nuestra mascota.

Qué es la displasia de cadera y por qué se produce

La displasia una enfermedad que se produce por un mal encaje de la articulación de la cadera a causa de una malformación de esta. La cadera es una articulación que une el fémur (que tiene forma de bola) con el hueso pélvico, que tiene una cavidad cóncava llamada acetábulo. Cuando existe alguna malformación que impide que encajen perfectamente, por ejemplo, un acetábulo muy pequeño, el fémur queda desplazado, es inestable y va provocando roces que terminan degenerando la articulación, el cartílago… y se produce artrosis, dolor…

La principal causa de esta mal formación suele ser genética, es decir, que se transmite de padres a hijos, pero hay otras causas que pueden provocarla o acelerarla, como crecer demasiado rápido, un peso excesivo o un ejercicio físico inadecuado mientras el perro está creciendo, sobre todo los de gran impacto.

¿A qué razas afecta más?

La displasia puede aparecer en cualquier perro, pero es más común en las razas grandes o gigantes, como el pastor alemán una raza especialmente predispuesta. También otras como los pastores belgas, los mastines, los san bernardo, el gran danés o el rottweiler. Además, hay razas que, aun siendo pequeñas o medianas, tienen más posibilidades de padecer displasia de cadera, como los bulldog o el carlino.

Qué síntomas provoca la displasia de cadera canina

Aunque la displasia ya exista desde que nacen, muchas veces los síntomas se van notando a medida que el cachorro crece y la enfermedad se va desarrollando, entre los 4 y 12 meses, y se van intensificando con la edad del perro, a medida que la articulación se desgasta y aparece la artrosis. Los síntomas a los que debemos estar atentos, incluso cuando en animal es joven son:

•Cojera

•Quejidos cuando mueve o se levanta

•Rechazo a la actividad física, especialmente a subir escaleras, saltar, correr…

•Moverse con balanceos

•Chasquidos cuando se mueve

•Dificultad para mover las patas traseras

•Dolor en la pelvis

•Signos de atrofia muscular

Estos signos pueden ser intermitentes o constantes, pero sea cual sea la frecuencia, hay que acudir el veterinario cuanto antes. Solo una radiografía y una exploración física específica el veterinario sabrá si el perro tiene displasia en la cadera, aunque puede que también pida una analítica. Este diagnóstico determinará también el grado de displasia, que puede ser:

•Grado A: Sin signos de displasia.

•Grado B: Ligera sospecha de que el perro pueda padecer displasia.

•Grado C: Displasia leve.

•Grado D: Displasia moderada de cadera.

•Grado E: Displasia grave.

Diagnosticar la displasia es grados B y C es esencial si queremos que el perro tenga una buena calidad de vida, pues en las fases D y E será más difícil de tratar y evoluciona más deprisa.

Cómo se trata la displasia de cadera

La displasia en sí no se cura, pero sí disponemos de muchos tratamientos, tanto quirúrgicos como farmacológicos, que ayudar a paliar los síntomas.

En cuando a los farmacológicos, consiste en administrar determinados medicamentos destinados a tratar el dolor y la inflamación (antiinflamatorios) y condroprotectores, destinados a proteger los cartílagos.

El tratamiento farmacológico deberán ir acompañado de ciertos cuidados destinados a mejorar la calidad de vida del animal y a que la enfermedad no avance o lo haga más lentamente, como evitar la obesidad (para que lo deberá llevar una alimentación específica), control del ejercicio (evitar ejercicios de impacto), fisioterapia, hidroterapia (la natación es un ejercicio muy recomendable) e incluso la colocación de un arnés ortopédico, cuya función es estabilizar la cadera ejerciendo de soporte físico para reducir el desgaste, la atrofia y el dolor. Para casos más graves existen incluso sillas de sillas que se colocan en las patas traseras.

En cuanto al tratamiento quirúrgico, existen varias opciones:

•Osteotomía pélvica doble o triple. Estas intervenciones están indicadas para en cachorros de menos de 10 meses que aún no presentan degeneración articular. Con estas operaciones se pretende colocar o acoplar más profundamente el fémur en el acetábulo para que no se desestabilice ni de desarrolle la artritis.

•Osteotomía femoral. Puede llevarse a cabo también en perros adultos y consiste en cortar la cabeza femoral para forzar al cuerpo a crear una ‘articulación falsa’.

•Miectomía del pectíneo. Se extirpa el músculo pectíneo de los dos lados afectados para aliviar el dolor.

•Artroplastia de escisión de la cadera y el cuello del fémur. Consiste en extirpar la cabeza del fémur para que una unión fibrosa reemplace la articulación entre la cabeza del fémur y el acetábulo. Se realiza en perros de menos 16 kilos y está destinada a aliviar el dolor.

•Prótesis la cadera. En cuando existe artritis avanzada, lo más eficaz es sustituir la cadera por una prótesis artificial.

¿Se puede prevenir la displasia en perros?

No podemos prevenir la herencia, por lo que, si perro desciende de una familia con displasia de cadera no podemos evitar esta predisposición. Lo que sí podemos hacer, en caso de conocer esta predisposición, es tomar una serie de medidas para evitar que la desarrolle, como

•Evitar los ejercicios bruscos y de impacto cuando está creciendo.

•Impedir que crezca demasiado deprisa proporcionándole una alimentación adecuada a sus necesidades.

•Evitar que padezca obesidad.

•Hacerle revisiones frecuentes en el veterinario para tratar el menor indicio de displasia.

•Si nuestro perro ya tiene displasia o la tienen sus progenitores, hay que evitar que se reproduzca, pues la cría selectiva es la mejor manera de evitar enfermedades hereditarias. 

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