Nadie se fía de Rusia: ¿es el anuncio de 'retirada' de Kiev y Chernigov una trampa más de Putin?

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la misa ortodoxa de Navidad en Moscú.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la misa ortodoxa de Navidad en Moscú.
EFE / EPA / ALEXEI NIKOLSKY / SPUTNIK / KREMLIN
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la misa ortodoxa de Navidad en Moscú.

"Por supuesto que no queremos una guerra en Ucrania". Estas palabras, pronunciadas por el presidente ruso Vladimir Putin, han acabado retratándole como una persona muy poco de fiar a ojos de la comunidad internacional. Las pronunció el pasado 16 de febrero, y solo una semana después Moscú lanzó la invasión sobre territorio ucraniano que ha desembocado en un conflicto solo comparable en Europa a la guerra de los Balcanes y antes a la Segunda Guerra Mundial. Ahora, el tímido acuerdo entre las partes por el que Rusia se compromete a "reducir drásticamente" su actividad militar en Kiev y Chernigov es visto con recelo por otros actores.

Ucrania acepta no incorporarse a la OTAN a cambio de un tratado internacional que garantice su seguridad.

Por lo pronto, incluso el lado ucraniano coge con pinzas cualquier intento de triunfalismo. Aleksei Arestovich, uno de los asesores de la Presidencia de Ucrania, ha subrayado este miércoles que "la guerra continúa" y ha acusado a las fuerzas rusas de colocar minas y disparar contra instalaciones infraestructura durante su "retirada" de algunas zonas. Pero al mismo tiempo avisa: "Se van en masa, pero se van combatiendo". El Gobierno de Volodimir Zelenski, por lo tanto, pone muy en cuarentena todas las palabras del Kremlin. Y es que, de hecho, el Ejecutivo de Putin avisa que ese cierto repliegue "no es un alto el fuego" y dice que en las negociaciones "no hay avances significativos".

Y es que incluso el alcalde de Chernígov, Vladislav Atroshenko, ha acusado a las fuerzas rusas de perpetrar un "ataque colosal" horas después de prometer que cesaría su ofensiva en esta zona. "Otra confirmación de que Rusia siempre miente", ha lamentado. Atroshenko ha asegurado en una entrevista a la CNN que la ciudad sigue "bajo el fuego" de los bombardeos rusos, que no han cesado durante la madrugada de este miércoles. De hecho, ha afirmado que Rusia no solo no ha reducido la intensidad de su ofensiva, sino que la aumentado y, como resultado, al menos 25 personas han resultado heridas, todas ellas civiles. En Kiev, en cambio, el Ministerio de Defensa sí ha confirmado "la retirada parcial" de tropas rusas.

El discurso más duro frente a los anuncios de Moscú fue el de Estados Unidos. El Pentágono alertó de que ese cambio en la estrategia rusa no es creíble y esa retirada "no es real", sino que "se trata de una reorganización" para seguir atacando Ucrania, toda vez que el plan inicial de Putin para ocupar las grandes ciudades no se ha cumplido. De hecho, Rusia solo domina Jersón, ha perdido Irpin y Mariúpol, completamente destrozada, sigue sin caer definitivamente. En este sentido, el presidente Joe Biden sostuvo que tiene muchas dudas: "Ya veremos. No digo nada hasta que vea cuáles serán sus acciones. Veremos si cumplen con lo que sugieren".

En esa línea está también la inteligencia del Reino Unido. Londres es cauto y al mismo tiempo anunció que las tropas rusas "han tenido que retirarse hacia Bielorrusia después de sufrir grandes pérdidas", lo que da a entender que la salida de tropas de Kiev y Chernigov podría ser obligada y no una parte de la negociación para el alto el fuego. 

"Exigimos a Rusia que cese su ofensiva y retire incondicionalmente todas sus fuerzas y equipos militares de todo el territorio de Ucrania"

La Unión Europea mantiene, como el resto de aliados, toda la cautela posible. "Exigimos a Rusia que cese inmediatamente su ofensiva militar y que retire incondicionalmente todas sus fuerzas y equipos militares de todo el territorio de Ucrania, tal y como piden las resoluciones de la Asamblea General de la ONU y ordena la Corte Internacional de Justicia", sostuvo Josep Borrell. El Alto Representante, además, no ha querido calificar como avance el anuncio ruso.

La hemeroteca, al fin y al cabo, parece dar la razón a Occidente sobre la poca credibilidad de Moscú. Además de las palabras de Putin sobre la no invasión de Ucrania, que también prometió al presidente francés Emmanuel Macron en sus múltiples llamadas antes de la ofensiva, hay otros hechos que no se cumplieron con el paso del tiempo. El 12 de febrero, tras una conversación entre Biden y Putin, el Kremlin acusó a los actores occidentales de causar "histeria" en torno a Ucrania. "La escalada en torno al tema de la 'invasión' se realizó de manera coordinada. La histeria simplemente ha llegado a su clímax, al punto de lo absurdo, en los últimos días, las últimas horas", dijo entonces un asesor de Putin, que incluso ironizó con que EE UU pusiera fechas a la invasión. Biden fijó el ataque para el 15 de febrero, y se equivocó solo por unos días.

Solo China compra el relato de Moscú

Esas piruetas dialécticas por parte de Rusia sobre la invasión se han hecho incluso con la guerra en marcha. "No planeamos atacar a otros países y tampoco estamos atacando Ucrania. Lo hemos explicado muchas veces: habíamos advertido de que estábamos en una situación que constituía un peligro para la seguridad de Rusia", sostuvo el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, el pasado 10 de marzo tras verse con su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba en Turquía. Asimismo, ahí puso el foco directamente en Estados Unidos. "Nos preocupa el hecho de que el Pentágono esté financiando laboratorios usando el territorio ucranio para experimentar con patógenos que pueden acabar siendo armas biológicas", sentenció.

Frente a la desconfianza que genera en Occidente, Rusia quiere por lo menos el respaldo de China. El gigante asiático, junto a India o Brasil, son ahora el sostén de Moscú en tiempos de guerra. Y es que Pekín, aunque sea de forma implícita, compra el relato de Putin. China considera que la situación internacional "ha entrado en un periodo de turbulencia y cambio" y hace hincapié en que el mundo atraviesa "cambios profundos no vistos en un siglo". 

En este sentido, ha aclarado que "siempre ha apoyado que el mundo vaya hacia la multipolaridad y la democratización de las relaciones internacionales" y que "siempre ha estado en el lado correcto de la historia". Para China "el problema de Ucrania tiene una historia y unos orígenes complejos" y ha defendido que "no es sólo el estallido de una acumulación a largo plazo de conflictos de seguridad en Europa, sino resultado de una mentalidad de Guerra Fría y confrontación de grupo".

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