El aterrizaje en un gobierno autonómico de Vox y el nuevo sistema de pactos del PP

  • Este lunes se investirá presidente a Mañueco y vicepresidente sin funciones a García-Gallardo.
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Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo, el pasado 10 de marzo.
Claudia Alba | EP
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Dos meses, una guerra en Ucrania, un giro diplomático en Marruecos y un cambio de inquilino en la séptima planta de Génova 13 después, la legislatura en Castilla y León comenzará este lunes su andadura. El fragor de los acontecimientos ha apolillado demasiado rápido las elecciones del pasado 13-F, cuyo desenlace culmina con un pleno de investidura llamado a marcar el devenir de la política española: el aterrizaje de Vox en un gobierno autonómico. La llegada de un Juan García-Gallardo como vicepresidente sin cartera –“jarrón chino”, lo llama ya su predecesor inmediato, Francisco Igea– del gobierno de Alfonso Fernández Mañueco. Que el PP haya quitado el precinto a su política de pactos por su costado derecho.

“Hola, Paco, que sepas que estás cesado tú y todos los consejeros de Ciudadanos”, le dijo Mañueco a Igea por teléfono cuando convocó elecciones, alegando que los naranjas cocían una moción de censura. Era 20 de diciembre, nadie sabía que Pablo Casado caminaba hacia el patíbulo y que Teodoro García Egea no llegaría a cerrar su plan para la renovación territorial. La campaña, apresurada por un Casado que se fotografió junto cualquier tractor, granja o mamífero a mano, fue una caída en picado del PP que acabó en 31 procuradores. El auge de Vox y su candidato anónimo alcanzaron los 13.

“Si llega a seguir a Egea, nos vamos otra vez a elecciones”, dice convencida una diputada del PP, asegurando que la intención del ex secretario general era la de repeler por todos los medios un pacto con el partido de Abascal. “Si se abstiene el PSOE, bien; si pactan con nosotros, bien; si volvemos a elecciones, bien también”, hacía balance un dirigente de Vox hace un par de semanas, convencido de que “cualquier escenario” les hubiera favorecido. “Estamos en ese momento”, apostillaba.

Mañueco y Abascal pilotaron una negociación granítica, inamovibles las pretensiones de Vox desde la misma noche electoral y que ante las que el PP se plegó. “No hay otra”, viene a decir la mayoría de dirigentes del partido. La llegada de Alberto Núñez Feijóo terminó de avalar una política de pactos en la que no admite la crítica del PSOE. 

“¿Será una broma, no?”, respondió Feijóo este mismo viernes, cuestionado por una periodista sobre la nueva política de pactos y la posibilidad minada que puso el PSOE encima de la mesa: la abstención a cambio de aislar a Abascal en todos los territorios. “Que el Partido Socialista nos diga que hay que romper con Vox, gobernando con Bildu en Navarra, con Podemos formando parte del Gobierno de España y con los apoyos de ERC y Bildu para sacar presupuestos y leyes. Supongo que el manual de coaliciones del Partido Socialista es justamente el manual de lo que no se puede utilizar”.

Disputas antes de empezar

Jueves, 10 de marzo. Eran las 11:45 y quedaba un cuarto de hora para que comenzara el pleno de constitución de las Cortes. Tres horas después de la confirmación, en la rueda de prensa conjunta donde escenificaron el pacto, sobraban hasta los apellidos: ya eran Alfonso y Juan el uno para el otro. Presidente y vicepresidente in pectore.

Presidencia de la Junta y siete consejerías para el PP. Presidencia de las Cortes (Carlos Pollán) la vicepresidencia de la Junta y tres consejerías para Vox. Gerardo Dueñas se hará cargo de la Consejería de Agricultura y Ganadería; el catedrático salmantino Gonzalo Santonja asumirá Cultura, y el vallisoletano licenciado en Geografía e Historia Mariano Veganzones, como consejero de Industria y Empleo. El acuerdo de legislatura, por su lado, quedó esbozado a través de 11 "ejes de Gobierno" y 32 "acciones", resumidas en cinco folios. Desde su anuncio ha sido una guerra fría entre ambos partidos, siempre pendientes de su reválida y de juegos tacticistas.

Pero al acuerdo se le ha visto ya su primera costura. Vox aseguró el jueves que la Ley de Concordia que defiende, comprendida en el acuerdo, sustituiría al decreto autonómico de Memoria Histórica vigente desde 2018. El PP aboga por la misma convivencia entre una ley y otra que la Ley de Violencia de Género y la "intrafamiliar", término impuesto por Vox que engloba todas las violencias, sin distinción, en el seno doméstico. "No se va a tocar”, aseguró Mañueco del decreto autonómico.

García-Gallardo, sin embargo, ve ambos incompatibles. "Solo habla de una de las partes" de la Guerra Civil, opina sobre el decreto vigente, contraponiéndolo al que propone que trataría "a todos por igual". “Vamos a dejar de utilizar la historia para dividir a los españoles. Ese decreto no contribuye a hacerlo y se va a sustituir por un decreto de concordia. No podemos hurtar a las personas su memoria. No puede haber un decreto de concordia que trate a todos por igual y un decreto de memoria histórica que habla solo de una de las partes”, expone el próximo vicepresidente castellano y leonés.

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