El estado anímico de Marta ocupa y preocupa a sus más allegados. Marta no está bien y aunque en público sonríe y posa como una diva recién premiada, en la intimidad las sombras lo cubren todo. Atraviesa difíciles momentos desde que anunció en directo que su relación con Antonio David Flores estaba en pista de despegue con destino la ruptura. La periodista no soporta más desplantes y, aunque algunos se lo toman a chirigota y la ridiculizan, apostar por una relación tan cuestionada le ha pasado factura.
Refugiada en sus padres y sus amigos más íntimos –algunos de ellos la acompañaron en la celebración de su treinta y cinco cumpleaños- Marta insiste en que todo lo que cuenta lo hace porque de nada le sirve mantenerse en silencio. No agranda situaciones ni mucho menos teatraliza el dolor. Asegura que está psicológicamente tocada y navega sin rumbo fijo a la espera de que el ex guardia civil dé un paso definitivo.
Desde el entorno del padre de Rocío Flores deslizan que sus sentimientos no son tan fuertes. Si bien es cierto que está ilusionado y se siente protegido y respaldado por Marta, no está enamorado ni cree, en ningún caso, que Marta vaya a ser la mujer definitiva. En algunos fueros la tachan de mujer transición porque creen que al lado de Antonio David tiene los días contados.
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