Entrevista | DJ Nano: "He trabajado mucho más que he estado de fiesta"

DJ Nano en su entrevista con Rebeca Marín.
DJ Nano en su entrevista con Rebeca Marín.
Bieito Álvarez
DJ Nano en su entrevista con Rebeca Marín.
DJ Nano en su entrevista con Rebeca Marín.
Bieito Álvarez

Jose Luis Garaña de los Cobos, 23 de abril, 1977, Madrid.

Nos citamos en la galería de arte WeCollect porque Nano es un amante del arte urbano. Nano dejó de ser Jose Luis hace mucho tiempo, si es que en algún momento lo fue, porque hasta su madre le llama así y, como asegura: "hay que hacer caso a las madres". Eso lo dice ahora, porque en el pasado no fue precisamente un niño obediente, más bien "rebeldillo" o "movido", como decía su progenitora.

Frente a los cuadros del artista Ramón Muñoz me cuenta que fue grafitero, pero no uno cualquiera: "Yo fui el peor grafitero que hubo en España, pero le ponía mucha pasión, me gustaba más vandalear y gamberrerar que otra cosa". Tanto es así, que tuvo problemas con la Policía, aunque asegura que nunca le llegaron a coger, pero sí tuvo que correr delante de ellos en más de una ocasión.

Lleva casi 30 años de profesión, comenzó con el techno de los 90 y hoy sigue manteniéndose en lo más alto. Sus sesiones revival de los temazos de la época, el conocido Oro viejo, consiguen aunar a todas las generaciones, quizá ese es su secreto: "Me encanta cuando me viene un chaval de 18 años y me dice: 'Mi padre es muy fan tuyo y ahora soy yo el que viene a verte'".

Yo fui el peor grafitero que hubo en España, pero le ponía mucha pasión

Todo tipo de generaciones y de clases; Froilán y su hermana Victoria Federica o la misma Belén Esteban son amigos y fans declarados del DJ: "Tengo amigos de muchos tipos y muchas clases, siempre me he relacionado muchísimo".

Su buena relación con la Casa Real se hizo pública cuando acudió a una recepción real como representante de la Cultura. "Yo soy monárquico, y sobre todo muy afortunado por haber sido uno de esos artistas que representó la cultura de este país delante de los Reyes, algo que era impensable hace unos años, que un Dj de música electrónica, que estábamos tan mal vistos, de pronto acabase siendo representante de la cultura de este país", cuenta.

Habla de manera pausada, es tranquilo, a pesar de la imagen que proyecta, y asegura que el tiempo le ha sentado bien: "Hoy soy un niño bueno, he madurado bien". Y sobre todo, un trabajador nato. Le gusta la fiesta, pero confiesa que nunca ha mezclado fiesta con trabajo: "Yo trabajo cuando la gente está de fiesta, he trabajado mucho más que he estado de fiesta, pero lo he pasado muy bien".

El año pasado sacó un libro con su biografía y acaba de estrenar un musical, The Rhythm of the Night, que continúa en el Teatro Príncipe Pío hasta el día el próximo 27 de mayo. Uno de los proyectos más bonitos y más difíciles de su vida por la dificultad de trasladar su mundo al teatro. 

A pesar de no parar de trabajar, tiene tiempo para lo más importante, su hijo Travis, con el que dice tiene una relación maravillosa y que lleva con absoluta naturalidad que su padre sea una estrella de la electrónica: "Salimos a montar en moto, en bici, hago cosas muy normales, yo creo que soy un tipo muy normal". Un tipo muy normal que asegura que, en estos tiempos convulsos, va a seguir dando mucha guerra, pero de la buena. Nos despedimos, pero aunque él lo diga… casi 30 años de éxitos en la música no es algo muy normal.

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