Gatos

Cómo es el sphynx, un extrovertido gato faldero sin pelo y de enormes orejas

Sphynx
Henar de Pedro

Corría el año 1902 cuando una pareja de Nuevo México, Estados Unidos, recibió como obsequio dos gatitos sin pelo, de parte de miembros de una tribu nativa local. Tenían bigotes, esos pelos rígidos y largos a cada lado del hocico que en realidad se llaman vibrisas, y les salía un poco de pelaje estacional sobre el lomo con la llegada del frío. Esta pareja de hermanos felinos se hizo relativamente famosa, aunque no eran los únicos gatos sin pelo que se habían visto antes, pues en 1878 otros dos gatos sin pelo se habían convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos.

En el caso de 1902, se presentaron a la sociedad como los dos últimos sobrevivientes de una raza extinta que se conoció como gatos aztecas y que no dejaron descendencia, aunque más tarde se supo que esto fue un relato ficticio para promocionar su peculiaridad y que merece su propia historia. Con los de 1878, sus propietarios, simplemente, se negaron a reproducirlos y por consiguiente esa singularidad mutante también desapareció con ellos.

Como vemos, un gato sin pelo siempre ha sido una rareza que ha despertado mucho interés, pero hay que llegar hasta 1966, en Toronto, Canadá, cuando una gata doméstica normal, con pelo, tuvo un gatito negro sin pelo al que llamaron Prune (ciruela pasa) por su color y piel arrugada. Y este sí, fue el primer ejemplar con el que se crearía la raza que hoy nos ocupa: el gato esfinge o sphynx

Unos pocos años después, en la década de los 70 y en Minnesota, de una pareja de felinos que vivían en un granero, nacieron otros gatitos sin pelo en la misma camada, y que se sumaron al acervo genético de la incipiente raza. Por esta razón, y hasta la actualidad, se considera que hay dos líneas genéticas de sphynx: la de Toronto y la de Minnesota.

Ágiles, extrovertidos y sin vibrisas

Su calvicie se debe a un gen recesivo, esto es, que para que salgan los gatitos sin pelo ambos padres deben ser portadores de una mutación en el gen de la Keratin 71 (KRT71). Pero lejos de la creencia popular, se trata de un fenómeno natural que ha surgido, y por supuesto seguirá surgiendo, espontáneamente, en gatos domésticos sin raza y en distintos lugares del mundo.

Sin embargo, no son exactamente calvos, pues poseen una fina pelusa más o menos visible dependiendo del ejemplar.

Son gatos extremadamente curiosos y juguetones, frioleros por su ausencia de pelaje y con un metabolismo elevado para conservar el calor corporal, por lo que requieren más ingesta de alimento. También gozan de una personalidad muy amigable y poco desconfiada, lo que les convierte en excelentes compañeros de convivencia con otros animales. Con niños muy pequeños se recomienda la supervisión de adultos entre las interacciones, ya que debido a la falta de pelo protector su piel es particularmente sensible a arañazos o heridas. Si no te entusiasman los gatos muy vocales (maulladores) y exigentes de atención, que querrán participar y supervisar todo cuanto hagas sin conocer el concepto de espacio privado, te advertimos que esta raza no es para ti.

La ausencia de pelo que les caracteriza es a su vez la principal fuente de problemas de salud a la que hay que prestar atención. Tienen predisposición a las quemaduras por los rayos UV del sol, requieren limpieza habitual de oídos y también se recomiendan los baños frecuentes para retirar el exceso de grasa y aceite que se acumula en su expuesta piel.

En cuanto a su coloración, se admiten todos los colores y patrones presentes en la genética felina, incluyendo el colorpoint, o color en las extremidades, que generalmente solo asociamos al siamés (error frecuente que también merece su propia historia. ¡Y la tendrá!)

Si te apasiona la genética y te gusta leer investigaciones científicas, puedes echar un ojo al curioso fenotipo de la variedad sin pelo aquí.

Para saber más y contactar con criadores oficiales que garanticen un sphynx libre de enfermedades como la miocardiopatía hipertrófica hereditaria, puedes contactar con la Asociación Felina Española o bien adoptar a uno de los muchos gatos sin hogar que lo necesitan, como estas panteritas: 

Divulgadora

Empecé Antropología Social y Cultural, tengo el certificado profesional del curso de técnica en gestión medioambiental, el curso “The Truth about Dogs and Cats” de la universidad de Edimburgo y el curso “Capacitación social en educación canina, tenencia responsable y gestión del bienestar animal” de la UNED. Colaboro escribiendo sobre animales en '20minutos', 'Etología Canina' y para la Cátedra de Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos. He criado con responsabilidad gatos y perros, he sido asistente de tiendas de animales y auxiliar de peluquería canina y felina y me he dedicado a la gestión, atención y mantenimiento de especies animales e instalaciones en núcleos zoológicos.

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