Fueron los héroes de la pandemia, médicos, celadores, auxiliares de enfermería y otros profesionales de la salud que lucharon contra el coronavirus arriesgando su vida para salvar la de otros. Dos años y seis olas pandémicas después, cuando España parece recobrar la normalidad, son víctimas de las secuelas de su esfuerzo: sufren pérdidas de memoria, duermen pero no descansan, les cuesta caminar por los pasillos del hospital o apenas tienen fuerzas para sujetar una jeringuilla. Padecen Covid persistente: son 1 de cada 10 sanitarios contagiados, aunque un 56,7% no ha recibido ningún tipo de seguimiento sobre su estado de salud tras su vuelta al trabajo.

Así lo ha denunciado este lunes la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que ha presentado una encuesta realizada entre noviembre de 2021 y abril de 2022 a un millar de profesionales sanitarios. Sus ponentes, Encarna Abascal, Fernando Hontangas y María Úbeda, no salen de su asombro: "El 17,2% de los afectados por la Covid persistente ha estado de baja más de un año, pero el síndrome sigue sin considerarse una enfermedad".

Ni siquiera que la OMS definiera la afección del Long Covid (traducción al inglés) en diciembre de 2021 ha alterado la condición de los pacientes a ojos de la administración española. Según el balance actualizado del Ministerio de Sanidad, a lo largo de la pandemia se han contagiado 217.987 sanitarios en España y, de ellos, entre un 10 y un 13% están aquejados de Covid persistente, lo que deja cerca de 22.000. Algunos se incorporaron al trabajo a los seis meses todavía con síntomas, otros lo han hecho tras encadenar bajas hasta alcanzar el periodo máximo de 18 meses.

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Los cálculos de CSIF, empero, reflejan que solo al 13,27% de los sanitarios contagiados se les reconoció la enfermedad como accidente de trabajo. "Solo se consigue el reconocimiento por la vía judicial y las recaídas no se consideran accidente de trabajo, sino enfermedad común", denuncian desde el sindicato público. Más aún, cuando el decreto-Ley 3/2021 estipula que para los profesionales del servicio en centros sanitarios o sociosanitarios, el contagio por Covid-19 sí que está considerado enfermedad profesional, siempre que se haya producido en el ejercicio de su profesión.

Así las cosas, los resultados de la encuesta de CSIF desnudan las carencias de la administración española y "urgen una estrategia preventiva, la actualización de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, así como del cuadro de enfermedades profesionales", ha apremiado Abascal. 

De acuerdo con el sondeo, la mayoría de los contagios en la Sanidad se han producido entre mujeres (82,4%), siendo también el colectivo que más secuelas arrastra a largo plazo. El 40% de los casos totales tiene más de 50 años y el 46,2% de los preguntados tuvo algún tipo de recaída tras su incorporación laboral. El abanico de dolencias va desde los síntomas más leves, como sudoración o dolor de garganta, hasta los más graves, como alteraciones del lenguaje, presión torácica o febrícula. 

Claves del estudio de la doctora Úbeda

La doctora de Inmunología María Úbeda está trabajando en un estudio de investigación que arroje algo de luz sobre el perfil de los afectados por Covid persistente. En declaraciones a 20minutos, reconoce que la tarea no se antoja fácil: "La pleya de síntomas es tan grande que contemplamos distintas hipótesis. Se piensa que se podría tener el virus latente y que cada cierto tiempo despierte, que durante la infección, que entra por vía nasal, parte de las neuronas a través del bulbo respiratorio se pudieran ver destruidas y al no regenerarse las neuronas se perdieran algunas capacidades. O, como barajamos, que a los contagiados, los mismos  anticuerpos les puedan provocar brotes de síntomas"

Hay un indicador que podría ser el hilo del que tirar en la investigación. Es la proteína ACE2, enzima y marcador de protección frente a los virus.  "Nos hemos dado cuenta de que entre los individuos que estudiamos, los sanitarios que estuvieron en contacto con enfermos de Covid y no se contagiaron albergan altos niveles de la proteína ACE2, mientras que, los que presentan síntomas de covid persistente, tienen valores mínimos de esta proteína, casi cero", adelanta la investigadora. 

Sea como sea, la doctora Úbeda tiene claro que la Covid persistente no puede entenderse con las mismas métricas que el Covid a secas. "El perfil de los pacientes no tiene nada que ver. Los hombres mayores eran los más vulnerables a sufrir un curso de la enfermedad grave. Ahora, son las mujeres de mediana edad las que entrañan mayores riesgos de padecer Covid persistente". 

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