Finlandia y Suecia acuerdan presentar a la vez sus solicitudes de adhesión a la OTAN

  • Medios de ambos países citan fuentes gubernamentales y apuntan que se registrarán en el mes de mayo.
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
PAUL WENNERHOLM
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.

Finlandia y Suecia ya tienen pocas dudas, o ninguna. Ambos países tienen previsto presentar de forma simultánea sus solicitudes de adhesión a la OTAN, según apuntan medios de ambos países. El objetivo es registrarlas en el mes de mayo para que un mes después, en la cumbre de Madrid, en junio, su entrada se haga efectiva. La voluntad de entrar a la vez era una prioridad para el Ejecutivo finés, tal como confirmó su primera ministra, Sanna Marin. Así, Helsinki acoge de buen grado que el Gobierno de Magdalena Andersson "haya tomado esta decisión".

Tanto Marin como Andersson confirmaron hace unos días en una rueda de prensa conjunta que la invasión de Rusia en Ucrania había cambiado "todo el panorama de la seguridad" de Europa y había "moldeado dramáticamente la mentalidad" en la región nórdica. Europa ha entrado en una nueva era, y la Alianza ha acabado por reforzar sus postulados.

La realidad, además, es que la opinión pública de los dos países está cada vez más por la labor de una adhesión. Las últimas encuestas han mostrado que hasta el 68% de los finlandeses están a favor de unirse a la Alianza Atlántica, más del doble de la cifra anterior a la invasión, con solamente un 12% en contra. Los sondeos en Suecia sugieren que una ligera mayoría de suecos también apoya la adhesión.

Un nuevo miembro no pone un pie dentro de la OTAN desde el año 2020, cuando Macedonia del Norte entró en la Alianza Atlántica, siendo el último país en incorporarse. Antes entraron Montenegro(2017) Albania y Croacia (2009) y la última adhesión a gran escaña se dio en el 2004, con el acceso de Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. Hubo un tiempo, de hecho, en el que la OTAN estuvo, en palabras de Emmanuel Macron, "en muerte cerebral". Pero eso ha pasado y el contexto ha cambiado. Ahora la Alianza, revivida, quiere sumar a sus filas a dos históricos neutrales: Suecia y Finlandia.

Finlandia se ha convertido en un modelo de neutralidad a partir del tópico de la 'findalización', que en cierto modo tiene trampa. Finlandia no es un país neutral por elección, sino por obligación. La política de neutralidad de Finlandia se remonta al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su interés por permanecer neutral en los conflictos entre grandes potencias fue reconocido por primera vez en un tratado entre Finlandia y la URSS en 1948 (el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua). El Tratado prohíbe a los firmantes unirse a una alianza militar contra el otro, y Finlandia no podía permitir que su territorio fuera utilizado para un ataque contra la URSS. Ese equilibrio con los soviéticos fue forzado para evitar precisamente un choque con el régimen.

Finlandia también estaba obligada a preservar su neutralidad mediante unas fuerzas armadas adecuadas. No obstante, ese estatus no está arraigado en el derecho internacional, y no hay compromisos internacionales para su neutralidad. Esto con los acontecimientos recientes ha cambiado, y tanto Finlandia como Suecia se han mostrado dispuestas a acercarse a la OTAN y, de hecho, el ex primer ministro finés, Alexander Stubb, recordó que esa neutralidad no es firme del todo si se tiene en cuenta la existente colaboración con la Alianza Atlántica. Ahora esa cooperación está más cerca que nunca de convertirse en membresía.

En el caso de Suecia, Estocolmo sitúa la neutralidad del país en la tradición, pero no en los Tratados internacionales. Durante los conflictos militares de la primera mitad del siglo XIX, Suecia mantuvo este estatus, declarado directamente por el rey Gustavo XIV en 1834. Suecia fue durante mucho tiempo una fuerte potencia militar, pero adaptó la política de neutralidad a sus propios intereses políticos. En 1941 permitió el tránsito de fuerzas alemanas a través del territorio sueco hacia el frente finlandés, y al mismo tiempo protegió a los refugiados del nazismo. El 2022 pasará a la historia como el año en el que la neutralidad, real o no, de Finlandia y Suecia, dejó de ser tal.

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