¿Qué hacer si se acerca un perro con intenciones poco amistosas al pasear o correr por el campo? ¿Y si nos ataca?

  • "Hay que intentar darle la espalda, girándonos con movimientos súper lentos", explica Ana Barbé, educadora canina.
Dos perros sueltos en el campo Winners of the Kennel Club Photographer of the Year 2012 England - October 2012
Dos perros sueltos en el campoWinners of the Kennel Club Photographer of the Year 2012 England - October 2012
Leanne Graham/GTRES
Dos perros sueltos en el campo Winners of the Kennel Club Photographer of the Year 2012 England - October 2012

El pasado jueves la Policía Local de Casabermeja (Málaga) tuvo que rescatar a una pareja de senderistas que fueron sorprendidos en un camino por unos perros mientras realizaban una ruta.  Gracias a la intervención policial ambos excursionistas resultaron ilesos; los agentes levantaron acta por varias infracciones a la Ley de Protección Animal al propietario de los animales, que alegó que habían escapado del cercado que rodeaba la finca.

Senderistas, corredores y perros sueltos pueden encontrar que sus caminos se cruzan. Idealmente acompañados de sus propietarios, que están en la obligación de controlarlos, de impedir accidentes. Pero en ocasiones también pueden ser perros asilvestrados, que han escapado de algún recinto o tienen libertad para deambular.  ¿Qué hacer en esos casos? Lo primero sería interpretar la actitud con la que el perro se acerca a nosotros. Es importante dilucidar si lo hace con ganas de juego, con curiosidad, o si mantiene una actitud agresiva.

Que ladren no es necesariamente indicativo de que haya amenaza o agresión. Hay muchos vídeos en Youtube que ayudan a distinguir las expresiones corporales de los perros, para identificar con qué intenciones se acercan y estar capacitados para distinguirlas.

En líneas muy generales, toca ser especialmente prudentes si se mantiene erguido y atento a nosotros en la distancia o se acerca enfadado o temeroso, exhibiendo una o varias de las siguientes señales: el pelo erizado, mirándonos a los ojos, con la cabeza a media altura, gruñendo directamente… Pero incluso así, en la gran mayoría de los casos el animal se limitará a amenazarnos hasta que nos quitemos de en medio. La cosa no irá a mayores. El ataque es el último recurso para los perros.

La recomendación en todos los casos, pero sobre todo ante la duda de si es amistoso, es no establecer contacto visual y caminar con tranquilidad alejándonos, dando el costado o la espalda al animal pero sin perderle de vista. Lo más probable es que el perro también nos ignore. 

"Lo primero es no mirar a los ojos e intentar darle la espalda, girándonos con movimientos súper lentos. Los brazos los ponemos en cruz sobre el pecho y no los movemos e intentamos no movernos hasta que el perro se aleje", explica Ana Barbé, educadora canina responsable de la escuela Educando Perros y del Club Agility Pinto.

Acelerar no es buena idea, dado que invita a que nos persiga y casi cualquier cualquier perro es perfectamente capaz de alcanzar a un humano corriendo, por veloz que ese bípedo sea.

Tampoco es buena idea coger palos o piedras, o intentar ahuyentarle gritando, lanzando objetos, manotazos o patadas. El perro puede interpretar todas esas actitudes como una amenaza y atacar. 

Cuando se produce el ataque

Ante un ataque de un perro que suponga un peligro real, lo ideal es hacer como los senderistas en Málaga y subir a un alto o resguardarse. Si no existe esa opción, es preciso tener sangre fría. Tal vez se le pueda distraer con una mochila o una prenda de ropa. Si se tiene un objeto que usar a modo de escudo, una buena opción es intentar interponerlo entre el animal y nosotros. No hay que intentar golpearle, sino procurar que sea eso lo que tenga como opción para morder. Si es incapaz de fijar la mordida en algo grande y plano o la fija en un objeto que no nos dañe, en probable que pocos intentos desista. 

Si se lanza por nosotros y no tenemos nada ante lo que parapetarnos, conviene curvarse en el suelo protegiendo nuestras zonas sensibles (rostro, garganta y torso), permanecer inmóvil y alejarse despacio cuando el animal se vaya. "Si el perro viene a por nosotros debemos tirarnos al suelo y hacer el 'bichobola', es decir, proteger la cabeza y el cuello", aclara Barbé.

Hay consejos por ahí sobre cómo enfrentarse a los perros en una pelea cuerpo a cuerpo, usando nuestro peso, inmovilizándoles, indicando dónde golpearles…  No suele ser buena idea salvo que veamos las cosas muy negras o que haya hecho presa en un punto concreto y no la suelte. Todo va a depender mucho de las circunstancias de cada ataque.

"Hay un punto vulnerable en los perros que está por la parte intermedia de las costillas, pero tienes que tener mucha suerte y mucho tino. En general, cuando un perro te ataca lo único que puedes hacer es intentar protegerte", concluye la educadora canina. 

Melisa Tuya
Redactora jefe de '20minutos'

Soy periodista en '20minutos' y escritora. Coordinadora de 'Capaces' y 'Animaleros'. He ganado el premio Tiflos 2019 de la Once por el reportaje 'La otra vuelta al cole, la de los niños con discapacidad y enfermedades crónicas'; fui ganadora española y finalista europea en 2012 del Health Prize for Journalists de la Comisión Europea; Premio Blasillo al Ingenio en Internet en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca en 2008 y Premio Huella de Oro en dos ocasiones al Periodista más comprometido con la protección animal de la Asociación Nacional de Amigos de​ los Animales. Como escritora tengo tres libros publicados: la novela de ciencia ficción Galatea (Lapsus Calami, 2014); el ensayo Tener un hijo con autismo (Plataforma, 2017) y Mastín y la chica del galgo (2019) a beneficio íntegro de la Fundación Amigos del Perro.

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