Le Grand Café Rouge, la brasserie de Romain Fornell en Diagonal Mar

La colorida sala del restaurante
La colorida sala del restaurante
Le Grand Cafe Rouge
La colorida sala del restaurante

Abierto a finales del año pasado, en Le Grand Cafe Rouge (Rambla de Prim, 6-8) confiesan no tener mucha prisa. Una actitud calmada que se agradece en cocina y como filosofía hostelera en una época en la que el éxito o el fracaso parecen medirse en cuestión de meses.

Y es que la nueva aventura del chef Romain Fornell se ubica en el exclusivo y elegante edificio Antares de Diagonal Mar.  Y asumen con tranquilidad que están en un lugar de la ciudad que todavía tiene recorrido por delante para convertirse en un punto de atracción gastronómica para locales y visitantes.

Así lo explica José Murillo, director del restaurante y pendiente de cada detalle del lugar. En cocina Franck Radio se ocupa del día a día de una carta y concepto diseñado por Fornell que aquí juega en casa, con una cocina francesa clásica pero puesta al día y en un espacio espectacular diseñado por la también francesa Odile Decq.

Tres espacios configuran el restaurante.
Tres espacios configuran el restaurante.
Le Grand Cafe Rouge

Una gran sala de techos infinitos e iluminada por intensa luz natural acoge  el comedor principal. Frente a la cocina, la mesa del chef en forma de barra. Y arriba, con pausa obligada en la bodega, un privado. Promete dar mucho juego también la terraza interior, en preparación cuando visitamos el restaurante hace unas semanas.

Pero, aunque sea fácil quedarse ensimismado por el lugar y su colorrouge, aquí hemos venido a comer. Carta concisa, clásicos de la cocina francesa ejecutados de forma impecable -sólo por el puré de patata Robuchon merece la pena llegar hasta aquí- y un servicio atento configuran esta idea de brasserie moderna que abandera Le Grand Cafe Rouge.

Muy interesante para empezar los espárragos navarros con huevo y mimosa, nos quedamos con ganas de probar el tuétano con calamares y jugo de pollo -un mar y montaña de lo más elegante-, y efectista en su presentación el aguacate con langostinos, por muy antiguo que pueda sonar. Riquísima, por cierto, la mantequilla que se sirve al principio junto al pan.

Salmonetes
Salmonete y jugo de bullabesa
Iker Morán

Entre los principales, no falta el lenguado meunière, muy rico también el salmonete a la brasa que se sirve sobre patata y una reducción de bullabesa muy sabrosa, o el solomillo flambeado con coñac y pimienta. 

Es aquí donde pueden entrar en juego los acompañamientos, que se piden aparte: el citado puré de pata, patatas paja, verduras jardinera o una pequeña ensalada.

Importante dejar sitio para los contundentes postres.
Profiterol XXL.
Iker Morán

Como estamos casi en la embajada francesa, llegados a este punto uno no puede saltarse el paso de los quesos, con tablas de 3 o 5 cortes de diferentes variedades galas. 

Y los más valientes que lleguen a los postres -en realidad merece la pena reservar algo de apetito, porque el equipo hace un gran trabajo en este apartado de la carta- se encontrarán allí propuestas para compartir (profiterol XXL o tarta de fruta de temporada) y clásicos como la "auténtica tarta tatín". 

Con un ticket medio de entre 50 y 60 euros -sin entusiasmarse demasiado con la interesante carta de vinos que ofrecen, claro- entre semana su menú ejecutivo a 24 euros resulta muy interesante.

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