Activistas de Greenpeace escalan una central térmica en Málaga para denunciar que quema gas ruso "que financia la guerra"

Activistas de Greenpeace escalan una central de gas en Málaga.
Activistas de Greenpeace escalan una central térmica en Málaga.
Europa Press
Activistas de Greenpeace escalan una central de gas en Málaga.
Activistas de Greenpeace escalan la central de Naturgy en Málaga.
Europa Press

Una treintena de activistas de Greenpeace ha accedido este jueves a una central situada en el distrito malagueño de Campanillas y ha desplegado una pancarta de 15 metros en la chimenea y en las torres de refrigeración para denunciar que quema gas ruso "que financia la guerra en Ucrania".

Greenpeace incrementa de esta manera su campaña de denuncia contra la eléctrica Naturgy por ser "la empresa energética que más gas ruso compra en España" y contra la que han protestado en distintos puntos de su cadena de valor: la planta regasificadora en el puerto de Bilbao, la sede central de la compañía en Madrid y más de trece oficinas comerciales por toda la geografía española.

Greenpeace considera que el embargo del gas ruso es "un paso decisivo aunque demasiado lento" y ha reclamado que dicho embargo se haga extensivo al gas, "que es la mayor fuente de financiación fósil de la maquinaria bélica de Rusia, generando 30.000 millones de euros frente a los 20.000 millones de euros del petróleo".

La ONG ha justificado en un comunicado la acción llevada a cabo en la central térmica de Málaga de la siguiente manera: "al generar electricidad quemando gas ruso, es cómplice de la maquinaria de guerra de Putin, porque ese gas procede de una empresa pública ligada al Gobierno ruso". "Los beneficios exorbitados que obtiene la empresa con la venta de esa electricidad están manchados de sangre. Basta ya de inyectar cientos de millones de euros a Putin a cambio de gas", ha señalado Paco del Pozo, coordinador de la campaña de combustibles fósiles de Greenpeace.

El gas financia la guerra

Según la entidad, el 10% del gas total consumido en España es importado desde Rusia por Naturgy, que es a su vez la primera distribuidora y comercializadora de gas fósil de España y la tercera en electricidad. Con el contrato que tiene actualmente, han precisado que importa anualmente unos 37 buques de gas de Siberia. Desde el inicio de la guerra, han llegado seis buques por un valor de unos 690 millones de euros. "Con este dinero la maquinaria de guerra de Putin podría adquirir unos 300 tanques T90", han criticado desde Greenpeace.

"Es el momento de parar inmediatamente las importación de combustibles fósiles rusos y exigir cambios estructurales que nos permitan diseñar y participar en el mercado energético", ha dicho Del Pozo. Además, el coordinador de Greenpeace ha criticado el "oligopolio energético" de cinco empresas "que han especulado, abusado de beneficios políticos y legales y que se han enriquecido a costa de empobrecer a la sociedad y contaminar el planeta".

"La energía es un servicio básico e instrumental para demasiados derechos fundamentales y con graves impactos sobre el clima como para que no sea tratada desde la justicia social y ambiental", ha defendido el representante de Greenpeace. Del Pozo también se ha querido acordar de "las víctimas, especialmente las civiles, de la guerra en Ucrania y en el resto de conflictos alrededor del mundo, tantas veces vinculados a la explotación de combustibles fósiles, incompatibles con la paz y con la sostenibilidad de la vida en el planeta".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento