Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Marta Riesco y cuando las miserias se disfrazan de periodismo

Desmontando técnicas de manipulación social en la comunicación de la farándula nacional
El ultimátum de 'El programa de Ana Rosa' y 'Ya son las 8' a Marta Riesco
El ultimátum de 'El programa de Ana Rosa' y 'Ya son las 8' a Marta Riesco
Wochit
El ultimátum de 'El programa de Ana Rosa' y 'Ya son las 8' a Marta Riesco

Los focos de Telecinco deslumbran. Tanto que, a veces, desvirtúan hasta la franqueza de aquel que vive el suflé de la popularidad. Pero el problema crece todavía más si las miserias del personaje terminan desvirtuando la manera de ejercer un trabajo. 

Sufre este efecto Marta Riesco, redactora de El Programa de Ana Rosa y famosa por una relación con Antonio David Flores, ex de Rocío Carrasco, hija de Rocío Jurado. Riesco, que siempre recalca que ha ido a la universidad, utiliza terminología periodística para dar credibilidad a un discurso que prioriza poner los focos hacia su persona. Primer suspenso periodístico: el buen reportero jamás es el protagonista de aquello de lo que informa. Puede (y debe) impregnar de su autoría a la narración, pero no manipular en beneficio propio.

Da igual, Riesco incide: "di la noticia en la que Rocío Carrasco y Luis Pliego se estaban riendo de mí y preparando un plan con no sé qué intención". Constantemente cataloga como "noticia" un hecho que, en realidad, es una anécdota personal. Porque no desvela nada de relevancia pública, sólo es un chascarrillo que abre especulaciones sobre sí misma. No, eso no es una "información". Sin embargo, lo reviste de ese tono veraz para que cuele. Y cuela. Segundo suspenso periodístico: el periodista jerarquiza lo que tiene relevancia (o no) y filtra aquellas informaciones sin contrastar, desmontando los bulos.

Riesco utiliza nomenclaturas periodísticas facilonas para dar autoridad a discursos vacíos. Y, cuando no puede verificar su narración y se siente acorralada, se recurre al clásico de amenazar con un procedimiento judicial. Demandas para todos, como escudo que proyecta sensación de seguridad. Aunque no haya que demandar. Pero que lo parezca. 

¿Qué es lo significante de una conversación de Rocío Carrasco y el director de Lecturas en un restaurante con interrupción telefónica de Riesco? Nada, salvo cuando se empieza a insinuar para dar a entender conspiraciones. Tercer suspenso periodístico: cebar no es informar, es fomentar la rumorología. El periodismo nunca debe ser un juego en el que frivolizar con el suspense de tener 'ases en la manga', el periodismo se basa en un ejercicio de honestidad.

Como consecuencia, no parece que la trama de Riesco dé para un premio periodístico. El propio programa de AR ha escondido a su redactora varias mañanas, a pesar de que estaba cubriendo el día a día de la Feria de Abril de Sevilla. Quizá estarán esperando el momento perfecto para que su reaparición propulse más la audiencia. Hay motivos, pues los dimes y diretes sobre este dislate han logrado rellenar horas y horas de Telecinco y aupar la audiencia del canal.

Mientras se desmorona su credibilidad -si tenía alguna-, Riesco fotografía el micro de El Programa de Ana Rosa como refugio de profesionalidad. Ha dejado de salir en el matinal de Telecinco, pero comparte el pedigrí de la imagen del micrófono con el logotipo de AR en sus stories. Lo que pasa es que la profesionalidad se demuestra andando, no con fotos en Instagram. El buen periodista escucha a su entorno, abraza historias que importan y ni en broma habla de sí mismo en tercera persona. Cuarto suspenso periodístico: eso es ser un telepredicador. Cero en común con el buen periodismo. Esperemos que estas prácticas no confundan a las nuevas generaciones de periodistas criadas con las fanfarrias del show del corazón, como le está pasando a Marta Riesco.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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