Nacional

Sánchez acepta reunirse con Aragonès en medio de la tensión por las escuchas del CNI

Pere Aragonès, president de la Generalitat, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en un acto este viernes en Barcelona.
EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aceptado la petición del president de la Generalitat, Pere Aragonès, de mantener una reunión después de que se conocieran las escuchas legales al máximo representante de Cataluña por parte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y que fueron reconocidas ayer por su directora, Paz Esteban. Así se lo ha trasladado el socialista en un breve encuentro que han mantenido este viernes con motivo de la clausura de las jornadas anuales del Cercle d'Economia, donde han coincidido por primera vez tras destaparse la vigilancia con el malware Pegasus del teléfono del president y de otros 17 dirigentes del independentismo catalán. Todas ellas, eso sí, con autorización judicial.

Según informan fuentes de Moncloa, Sánchez ha trasladado a Aragonès que "hay que resolver la situación" y que "hay que pensar en los catalanes". Por eso, ambos se han emplazado a concretar un encuentro que todavía no tiene fecha pero que era una petición que el presidente catalán había trasladado en diversas ocasiones. La última, este mismo viernes, cuando Aragonès le ha dicho que "es urgente" que hablen porque la situación "es muy grave".

El jefe del Ejecutivo da así un paso más para tratar de destensar su relación con ERC, sabedor que el devenir de la misma marcará la estabilidad de la legislatura -que finaliza oficialmente a finales del próximo año-. Es por ello que el aceptar la reunión no ha sido el único gesto que Sánchez ha querido llevar a Barcelona, pues también ha intentado lanzar un mensaje público a sus socios republicanos. En el fondo y en la forma. 

Durante su intervención ante el Cercle d'Economia y frente a Aragonès, Sánchez ha insistido de viva voz en su "voluntad" de "continuar avanzando en el diálogo, la negociación y el acuerdo". "No hay propósito más noble, meta que merezca más la pena, que construir convivencia para que nuestros ciudadanos en un momento tan especial y complejo vivan en sociedades sin fracturas", ha lanzado el jefe del Ejecutivo. No obstante, el presidente catalán no ha aplaudido su discurso.

Sin referirse a la polémica de manera explícita, el jefe del Ejecutivo central sí ha lanzado mensajes entre líneas. Tanto han cuidado los detalles desde Moncloa que nada más subir al estrado, el president ha sido la primera persona a la que Sánchez ha saludado públicamente. Antes, incluso, que a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, o a sus ministros de Asuntos Exteriores, Transportes o Cultura, quienes también estaban presentes en la sala.

Así las cosas, Sánchez ha insistido en que su "declaración de intenciones" sobre una mejor convivencia que "supere turbulencias" es su "convicción" y en ella "seguirá trabajando" mientras ocupe la Presidencia del Gobierno, una arista en la que Aragonès y su partido podrían tener mucho que decir. Los 13 diputados de ERC en el Congreso son importantes para la gobernabilidad de la coalición, aunque la suma con PNV, EH Bildu y otras formaciones pequeñas también da la mayoría necesaria. Una mayoría, no obstante, muchísimo más ajustada e inestable.

Por eso, la intención del presidente del Gobierno pasa por recuperar la normalidad con ERC. De ahí la rapidez con la que se convocó la Comisión de Secretos Oficiales en el Congreso para que los de Aragonès pudieran tener acceso a informaciones reservadas del CNI sobre las escuchas realizadas al propio president catalán.

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