Fue “la joya en la Corona de Thatcher”, como lo apodan medios británicos: Wandsworth, un distrito en el sudoeste de Londres conocido por parques como Battersea y Tooting Common. Los conservadores ganaron el consistorio en 1978, unos meses antes de que Margaret Thatcher llegara a ser primera ministra del Reino Unido. Durante casi cinco décadas ha sido el buque insignia conservador, abrazando sus políticas de bajos impuestos locales y privatizaciones de algunos servicios municipales.

Aquel bastión del partido está ahora en manos de los laboristas después de las elecciones locales del jueves. El partido del primer ministro Boris Johnson perdió unos 500 escaños de consistorios en Inglaterra, Gales y Escocia, incluyendo otros dos emblemáticos londinenses: Barnet y Westminster, el distrito del parlamento y el del mismísimo Downing Street, que los conservadores han controlado desde 1964. ¿Significan estas ganancias que los Laboristas podrían llevarse las próximas elecciones nacionales previstas para 2024, después de más de una década en la oposición y a pesar de que Johnson logró mayoría absoluta en 2019?

El líder de la oposición Sir Keir Starmer, que sustituyó a Jeremy Corbyn en 2020, cree que sí están de remontada, que es “un gran punto de inflexión” después de “lo más crudo de 2019”. “Estamos encarrillados de nuevo para las elecciones generales, mostrando que el duro cambio que hemos hecho en los últimos dos años ha supuesto una gran diferencia”, dijo, hablando a unos militantes del partido que le aplaudían en Barnet. 

Sin embargo, los analistas cuestionan que el castigo a Johnson haya beneficiado suficientemente a Starmer en la mitad y el norte de Inglaterra para garantizarle una victoria a nivel nacional. Muchos votantes también han elegido a los Demócratas Liberales y a los Verdes. Los Laboristas han perdido el importante consistorio de Hull ante los liberales en el noroeste de Inglaterra. “Para un partido que intenta recuperar terreno en los llamados escaños del Muro Rojo…estos resultados no fueron exactamente el progreso que querían”, dijo John Curtice, catedrático de ciencias políticas de la Universidad de Strathclyde, a la BBC.

Incluso en el barrio de Barnet, el consejero laborista ganador Barry Rawlings reconoció que: “No se trata de nosotros siendo estupendos. Muchos votantes conservadores no han votado esta vez. Se sienten alejados de Número 10.”

Muchos conservadores culpan a Johnson y otros diputados de su partido por los malos resultados locales. En Wandsworth, a pesar de una bajada en el impuesto local, los votantes han expresado su indignación por escándalos como el del diputado Neil Parish viendo pornografía en el Parlamento, dijo el ex líder del consistorio Ravi Govindia.

Antes de las elecciones locales, Johnson recibió una multa de la policía por una fiesta en Downing Street en contra de las leyes Covid que él mismo introdujo. "No es solamente ‘partygate’,” concluyó John Mallison, líder conservador de la Ciudad de Carlisle. “Es un tema de honradez. Básicamente no creo que las personas tengan la confianza de que el Premier pueda contar la verdad.”

El resultado es un giro de siete puntos porcentuales a los laboristas desde diciembre 2019, calcula un análisis de votos hecho por The Sunday Times.  El partido laborista ganó el 35% de los votos; el conservador el 33% y los liberales el 17%, estiman Colin Rallings y Michael Thrasher, asociados de Nuffield College en Oxford. “Si se repitiesen uniformemente estos resultados en unos comicios generales, estas cifras dejarían un Parlamento sin mayoría”, apuntan.