El 'modelo afgano' para reconstruir Ucrania con los bienes confiscados a la oligarquía rusa es "viable" pero sentará "un duro precedente"

El presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente ruso, Vladimir Putin.
EFE
El presidente ruso, Vladimir Putin.

La Unión Europea busca ahogar la estructura de poder de Vladimir Putin por todos los frentes, y Josep Borrell se ha sacado un as de la manga: quiere utilizar los activos rusos congelados por las sanciones para reconstruir Ucrania después de la guerra, pese al riesgo que tiene esta de cronificarse. Sería una hoja de ruta muy similar a lo que ya hizo Estados Unidos con Afganistán tras la llegada al poder de los talibanes en verano de 2021, cuando Joe Biden confiscó varios miles de millones de dólares para destinarlos a las víctimas

Moscú, por su parte, califica esta idea como un "robo", pero Bruselas es consciente de que sigue teniendo margen para que las sanciones vayan más allá. Se ha quedado estancada para aprobar el veto al petróleo por la oposición de Hungría sin que eso suponga, de momento, una distorsión en la hoja de ruta de apretar al Kremlin.

La congelación de los activos del Banco Central Ruso ya se incluyó en uno de los primeros paquetes de medidas, mientras que en el quinto -el último en aprobarse- la Unión entró ya en el embargo al carbón. Se calcula que el impacto será de 4.000 millones de euros al año para las arcas rusas, si bien el golpe es relativamente pequeño en comparación con los ingresos por gas y petróleo que representan unos 800 millones al día para Moscú y de momento se mantienen fuera de las sanciones. Por eso Bruselas quiere entrar en las otras dos fuentes de energía: el crudo está más cerca, aunque todavía en el aire, y en el caso del gas la situación es mucho más compleja. No obstante, las instituciones comunitarias avisan de que tendrá que abordarse "tarde o temprano" para acabar con la dependencia de Putin y "dejar de financiarle la guerra".

La Comisión Europea recoge el guante. "Trabajamos en una herramienta europea que permitiría hacer esta confiscación posible en toda la Unión Europea cuando haya voluntad de eludir las sanciones. El hecho de eludir las sanciones sería, en sí mismo, un delito", explicó este miércoles el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, en una rueda de prensa. "Si hay una confiscación, la intención es pedir a los Estados miembros poner los recursos financieros procedentes de la confiscación en un fondo común que permita financiar a las víctimas, un apoyo a Ucrania y los ucranianos", sentenció.

¿Pero es realista la propuesta de Borrell? Juan Vázquez, doctorando en Economía y analista en El Orden Mundial, explica a 20minutos que las reservas que tiene Rusia en su Banco Central ascienden a unos 600.000 millones de dólares. "Cerca de la mitad están en dólares y euros (unos 300.000 millones)", añade. ¿Dónde está la clave? "Necesariamente, todos los euros tienen que pasar por el sistema financiero de la eurozona (por tanto, en última instancia, por el BCE) y todos los dólares por el estadounidense (por tanto, en última instancia, por la Reserva Federal)", comenta Vázquez, por lo que "eso implica que la UE podría confiscar los euros y EE UU los dólares". 

Las reservas en oro difícilmente se podrán confiscar, ya que en su mayor parte están en la propia Rusia

Es, eso sí, una decisión que nunca se ha tomado, pero la guerra en Ucrania ha provocado un cambio de época, también desde este punto de vista. "Viable es, pero en la práctica habría que ver cómo lo aplicarían. Sería un precedente muy duro" porque además, dice, "ya lo es el hecho de congelar las reservas". Por otro lado, prosigue el experto, "las reservas en oro difícilmente se podrán confiscar, ya que en su mayor parte están en la propia Rusia (según los datos del propio Banco Central de Rusia) y no tienen por qué tener vinculación con el sistema financiero europeo o estadounidense".

Por su parte, Javier Porras, profesor de Derecho de la UE de la Universidad CEU San Pablo, aclara que "hay que distinguir entre si es posible y si es factible" porque habría que entrar en los matices. "Ya sabemos que el presupuesto de la UE proviene básicamente de las aportaciones de los Estados miembros y por otra parte de las sanciones por incumplimiento del derecho comunitario", sostiene Porras.

Es una propuesta que, con todo, se puede dar, pero tiene que aterrizarse. "Tenemos que ver cómo se articula: si cada Estado miembro embarga y luego haya un compromiso de que eso vaya a una herramienta común", añade el profesor en este sentido, siguiendo el plan de la Comisión y dejando claro que hay unos pasos que seguir. "Esta propuesta creo que tendría que salir de una cumbre del Consejo Europeo", expresa para iniciar el camino.

"Lo que está aprobado es el porcentaje de cada Estado miembro para destinar al presupuesto comunitario, pero no cómo recauda cada socio", cuenta Porras, que matiza que "puede haber unas directrices, pero creo que jurídicamente no se les puede obligar. Si la Comisión impone una obligación algún Estado miembro puede considerar que se está extralimitando y llevarla al TJUE. Que la Comisión coordine, sí, pero sin obligar".

Desde el punto de vista de ejecución del Presupuesto de la UE sí que no veo ningún problema

Hay partes, eso sí, que están claras. "Desde el punto de vista de ejecución del Presupuesto de la UE sí que no veo ningún problema. Dentro de la propuesta de Presupuesto si se aprueba que hay una partida destinada a la reconstrucción de Ucrania, ya está. Y más teniendo en cuenta que participan Comisión, Consejo, Parlamento", sentencia.

Según el propio comisario Reynders varios Estados miembros cuentan con un marco jurídico que les permite confiscar los bienes de sancionados por la UE que intentan esquivar castigo, por ejemplo designando un testaferro o con sistemas más complejos, ya que el simple hecho de intentar eludir las sanciones supone un delito grave. Por ahora, la lista de sancionados rusos por la invasión de Ucrania asciende a un total de 1.093 persona y 80 entidades, cifras que se pueden ampliar en cualquier momento previa unanimidad entre los 27. En el escenario que ahora se abre, el primer paso sería, insiste Bruselas, el embargo por parte de cada socio para después pasar a hablar de un "fondo común". Y entonces podría llegar la reacción de Rusia.

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