Ciencia

Consuelo Martínez, catedrática de Álgebra: "La investigación es como la creación artística, como el trabajo de un pintor"

Consuelo Martínez López, catedrática de Ágebra en la Universidad de Oviedo
Jorge París

Decía Karl Weierstrass, padre del análisis moderno, que un matemático nunca lo sería por completo si no tenía también algo de poeta. El orden, la simetría, los límites, la certidumbre... todos ellos se manifiestan en una particular forma de belleza y ejercen un poder cautivador, similar al de la lírica, ajeno a otras disciplinas. En esta línea se expresa Consuelo Martínez López, catedrática de Álgebra en la Universidad de Oviedo, que ve en la investigación de la rama más abstracta de la ciencia una suerte de "creación artística".

"Yo diría que es como el trabajo de un pintor. Supongo que, a veces, el resultado se alejará de lo que el artista tenía en su mente, de lo que quería expresar, y lo tirará para empezar otra cosa. La nuestra es una ciencia con esa faceta estética en la que vas buscando una teoría o un resultado y es posible intuir cómo va a ser. Sin embargo, las matemáticas tienen luego su vida propia y el teorema que estás estudiando puede ser más bonito o mucho más soso de lo que esperabas", explica.

En este sentido, Martínez López habla del singular concepto de belleza de los matemáticos, fascinados por una demostración "bonita, clara y elegante", pero incomprendidos por ello por gran parte de la población. Este atractivo se une, para la catedrática, a la posibilidad que ofrece esta ciencia de "probar algo". "A diferencia de otras, que justifican determinados procesos porque han llegado a verlos, un teorema demostrado es irrefutable. Te gustará o no, pero está demostrado y cualquier experto lo acepta", profundiza.

Además, otro de sus grandes encantos radica en que estas demostraciones tienen una duración prácticamente eterna, salvo la existencia de algún error. En contraposición con otras ciencias, como la física o la química, cuyas explicaciones de los fenómenos naturales pueden variar con la mejora de los instrumentos de medida, los resultados en matemáticas van a "permanecer para siempre", dice. Y añade: "El teorema de Pitágoras es exactamente igual ahora que cuando lo probó".

Una vida dedicada a las matemáticas

Martínez López se licenció en Matemáticas en la Universidad de Zaragoza, donde se doctoró, y es catedrática de Álgebra en la de Oviedo desde 2005. Su relación con la ciencia a la que ha dedicado toda su vida se consolidó precisamente durante su formación superior, cuando descubrió su pasión por la abstracción y comenzó a disfrutar cada vez más de la investigación. 

"No puedo decir que tuviera una vocación muy temprana. En el colegio, me interesaban todos los temas. Cuando empecé el bachillerato superior, tuve un profesor que realmente me inspiró mucho, me pareció una persona muy motivadora y empecé a sacarle mucho gusto a las matemáticas. A mi padre, que era maestro también le gustaban", señala.

Efim Zelmanov y Consuelo Martínez López, matemáticos
Jorge París

Tras estos primeros contactos, ahora imparte clases en el doble grado de Matemáticas y Física en la Universidad de Oviedo y se dedica a la investigación en conexiones de álgebras y grupos, superálgebras y teorías de representaciones, así como en la aplicación de métodos algebraicos en códigos correctores de errores y criptografía. Su labor la ha hecho merecedora de la medalla de la Real Sociedad Matemática Española y del Premio Julio Peláez a Mujeres Pioneras en Ciencias.

Sobre su trabajo, admite que es muy exigente y requiere una enorme entrega. "Como docente, no tienes horarios definidos, más allá de las clases, pero puedes quedarte de madrugada para preparar clases o corregir exámenes. En investigación, es aún menos claro. Cuando planteas un problema e intentas resolverlo, piensas en él todo el tiempo. Mientras hablas con alguien, cuando preparas la comida, al irte a la cama... Con el tiempo, intentas poner límites", relata.

Durante estos años ha tenido, además, la posibilidad de colaborar con uno de los más grandes matemáticos en activo, el ruso Efim Zelmanov, premiado con la prestigiosa medalla Fields, el máximo galardón otorgado por la comunidad matemática internacional. "Trabajar a su lado ha sido un regalo de la vida, porque ves cómo piensa alguien que es realmente un genio. Puedes seguir su proceso de creación y aportar algo, es muy gratificante. Su cerebro funciona de manera distinta", reconoce.

La importancia de las matemáticas

Entre los atractivos de las matemáticas que cautivaron a Martínez López, se encuentra su omnipresencia. En flores de alcachofas, girasoles, piñas e incluso en la estructura en espiral de algunos moluscos... En todas estas configuraciones biológicas se manifiesta la popular sucesión de Fibonacci, matemático italiano del siglo XIII, como claro ejemplo de su presencia en la naturaleza. "Prácticamente no hay nada que funcione sin ellas detrás", subraya. "Son importantes para todas las facetas de la vida. Cuando usamos las tarjetas electrónicas, los teléfonos móviles, cuando enviamos un correo…", recalca. 

"Sería importante que la gente se mentalizara de que no saber un mínimo de matemáticas o no entender un poquito del lenguaje es casi como ser analfabeto hace unos años"

"En el momento actual, sería importante que la gente se mentalizara de que no saber un mínimo de matemáticas o no entender un poquito del lenguaje es casi como ser analfabeto hace unos años. Están detrás de todo el lenguaje tecnológico, de todas las cuestiones de seguridad, de privacidad…", incide. Y destaca que estructuran la mente y permiten analizar dónde están los problemas, colocarlos en su sitio y desarrollar las estrategias adecuadas para aproximarse a ellos, por lo que considera fundamental estudiarlas en un momento "más o menos temprano".

Respecto al futuro de esta disciplina, la catedrática considera que es "muy bueno". Por una parte, sigue habiendo necesidad de gente dedicada a hacer matemáticas solo por el placer de hacerlas, de generar una teoría que, en ese momento, puede parecer "absolutamente inútil", pero que luego resulte clave por sus aplicaciones en otros campos impensados, estima. "En todas las áreas hay problemas muy interesantes", insiste.

En ámbitos menos teóricos, hay distintas áreas necesitadas de matemáticos, como la inteligencia artificial y el big data, que son las que más posibilidades de empleo ofrecen. "Se está utilizando en todos los campos: en banca, en medicina para tratar imágenes e intentar buscar algoritmos que ayuden en la toma de decisiones para el diagnóstico de enfermedades... Deberíamos tener la mente abierta a que nuestros descubrimientos tengan una aplicación práctica", desea.

El lugar de la mujer en la ciencia

En 2021, tan solo el 24,1% de los puestos de catedráticos en España correspondían a mujeres, de acuerdo con el informe del Gobierno 'Científicas en cifras'. Entre ellas, figura Martínez López, que ve "normal" la diferencia, debido al retraso en el acceso a la universidad con respecto a los hombres. Esta brecha es similar a la existente entre los estudiantes de ingeniería y arquitectura, donde tres cuartas partes del alumnado son varones. Para solucionar esta situación y animar a las jóvenes, la matemática llama a "cambiar los referentes": "Hay muchas mujeres que llevan años dedicándose a la ciencia y haciendo un trabajo magnífico".

"Todavía faltan muchos referentes, no porque no los haya, sino porque no se conocen a nivel de calle, no aparecen todavía en los libros de texto, no las conocen las personas que se dedican a la educación a nivel no universitario. Es importante que empecemos a hacer ver que la mujer puede desempeñar el mismo papel que el hombre en la ciencia, que, por supuesto, no hay nada que nos impida hacer ciencia, que tenemos las mismas capacidades y posibilidades", abunda.

"Todavía faltan muchos referentes, no porque no los haya, sino porque no se conocen a nivel de calle, no aparecen todavía en los libros de texto"

En este sentido, lamenta la existencia de un problema "social y educacional", que ha llevado a algunas familias a desaconsejar a sus hijas un recorrido en el ámbito de la ingeniería. No obstante, la catedrática cree que eso está cambiando, y tanto el mundo académico como el empresarial apuestan cada vez más por las mujeres. 

También sobre la docencia y la investigación, la matemática tiene una reivindicación: la necesidad de no financiar en exclusiva la excelencia. "Cuando tú estás cultivando flores, si solo te quedas con las maravillosas, tendrás cuatro y luego habrá muy poca probabilidad de que salga otra maravilla, porque tú mismo las vas cortando. Para que aparezcan cosas excepcionales debe haber otras muchas normales, incluso algunas que no son buenas, pero que hay que intentar que haya producción suficiente", reclama.

Esta exigencia resulta fundamental para garantizar el surgimiento de nuevos talentos que asombren al mundo y favorezcan su evolución con inesperadas ocurrencias, tal como sucede con la lírica. Ya lo decía Chesterton: "La diferencia entre el poeta y el matemático es que el poeta intenta meter su cabeza en los cielos, mientras que el matemático intenta meter los cielos en su cabeza".

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