Barcelona

Los universitarios de clase baja son tan solo uno de cada 10 en centros de habla catalana

Estudiantes en un aula universitaria.
GTRESONLINE

Los estudiantes de clase baja de grado o master de la Xarxa Vives de universidades de habla catalana (un total de 22) de Cataluña, Andorra, Comunitat Valenciana, Islas Baleares, Perpiñán (Francia) y Sassari (Cerdeña, Italia) no superan el 10% del total, según el tercer sondeo 'Ser universitari avui', el primero tras el que se realizó en el año 2018. La tercera edición de esta encuesta se hizo entre septiembre de 2020 y febrero de 2022 con las opiniones de 50.000 estudiantes que participaron voluntariamente en el estudio. 

Según los resultados reflejados en este informe que se ha presentado este martes por la mañana en el Edifici Històric de la Universitat de Barcelona (UB), solamente uno de cada 10 alumnos universitarios "proceden de clase social baja" y, en consecuencia, depende casi completamente de "fuentes de financiación complementarias" a las familiares para estudiar, es decir, o bien de becas o bien de trabajos. En los grados son el 9% y en los masters el 9,8%. 

La poca presencia de alumnos con menos recursos económicos en la educación superior "se ha estancado" en la última en las universidades catalanas, por lo que el sistema "no avanza en materia de equidad" social, ha alertado Anna Prades, responsable del Àrea d’Internacionalització i Generació del Coneixement de la Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari a Catalunya (AQU). 

Entre las posibles causas de este fenómeno pueden aparecer desde las más evidentes (la falta de becas públicas para este colectivo) a otras de tipo más sociológico, ha opinado Miquel Martínez, catedrático de Teoría de la Educación de la UB. Entre estas, desde "la potenciación y mejora, en los últimos 10-15 años, de la oferta de educación superior no universitaria a la falta de estímulos académicos del entorno del joven o incluso la percepción de que ciertos estudios universitarios no conducen a oportunidades laborales reales". En resumen, que la universidad ya no es vista como un "ascensor social" automático.

La clase social alta sigue siendo la que aporta la mayoría de alumnos universitarios, el 58% en el caso de los grados y el 60% en los masters

La clase social alta sigue siendo la que aporta la mayoría de alumnos universitarios, el 58% en el caso de los grados y el 60% en los masters. Mientras que la clase media representa el 32,5% en los estudios de grado y el 29,3% en los de master. 

"La diferencia es poca respecto al año 2018", ha afirmado Ernest Pons, profesor titular de Economía de la UB. Aunque en estos tres años, los porcentajes son menores. Es decir, los estudiantes de grado con menos recursos suponían el 11% en los grados en 2018 y el 11,3% en los masters, por lo que su presencia se ha reducido en dos puntos. 

Los estudios en los que más se matriculan estos estudiantes procedentes de ambos progenitores con nivel formativo bajo y trabajos poco cualificados son los de las ramas de ciencias sociales y jurídicas (22,5%) y Humanidades (21,3%), muy por encima de las de ingenierías (15,6%) y ciencias (13,7%). 

Las mujeres, mayoría en las aulas universitarias 

En la elección de una carrera siguen estando presentes los "condicionantes de género", ha indicado Prades. Y las mujeres siguen siendo mayoría en las facultades (el 64% del total del alumnado). Ellas siguen apostando por carreras relacionadas con su "vocación o aptitud" por la salud o los cuidados, el arte y la educación, y los hombres hacia ingenierías y oficios que supongan relación con "los espacios de poder y de toma de decisiones".

Los estudios superiores tradicionalmente más masculinizados suelen seguir copando las mejores salidas laborales y salariales, lo que incide en el ensanchamiento en la "brecha de género y de sueldo" entre géneros, pone de manifiesto la encuesta.

Las mujeres representan únicamente un 18,8% del alumnado de ingenierías de la Xarxa Vives, o un 15,4% en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) mientras que son hasta el 82,6% en estudios relacionados con la intervención social, el 79,2% en educación o el 79,1% en psicología y terapias

Las mujeres representan únicamente un 18,8% del alumnado de ingenierías de la Xarxa Vives, o un 15,4% en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) mientras que son hasta el 82,6% en estudios relacionados con la intervención social, el 79,2% en educación o el 79,1% en psicología y terapias. 

Prades ha apuntado a otra situación vinculada a estos porcentajes, el hecho de que "las mujeres presentes en carreras más masculinizadas sienten menos valoradas que sus compañeros hombres, lo que no ocurre con los hombres que trabajan en puestos tradicionalmente más feminizados". 

Los padres, los financiadores principales 

Tal y como ya confirmaban las dos olas anteriores del informe (la de 2018 y la primera, de 2013), los progenitores siguen siendo los principales financiadores de los estudios superiores de sus hijos (del 54% del coste total) mientras que el sistema de becas públicas de estudio o los trabajos esporádicos del alumno suponen tan solo el 17% de los gastos vinculados a la etapa universitaria (en el caso de los de clase baja, sube hasta el 21,5%). Además, seis de cada 10 alumnos (63,5%) viven en la casa familiar, de sus padres, durante su etapa académica, ha remarcado Pons. 

Además, entra en juego otro factor, el de las "trayectorias cada vez más complejas de los estudiantes de grados o masters", en las que aparece un dato sorprendente: que un 20,6% de los estudiantes han interrumpido la carrera o master "en algún momento por circunstancias diversas". 

1 de cada 4 estudiantes ha sufrido ansiedad en pandemia

Por primera vez, la encuesta de la Xarxa Vives ha incorporado en su tercera edición preguntas relacionadas con la salud mental y emocional de los universitarios consultados. Uno de cada cuatro (19,5%) afirmó haber padecido episodios de ansiedad en los momentos más duros de la pandemia de coronavirus, entre marzo de 2020 y febrero de 2021. Y un 17,1% confirmaron haber pasado por una depresión. 

El estudio concluye que, ante la eclosión de este problema especialmente a raíz de la crisis sanitaria global (que obligó a los universitarios a dejar de acudir a clase presencialmente y seguir clases virtuales, sin contacto directo con profesores y compañeros) "pone de manifiesto la necesidad de incorporar la dimensión de la salud mental" dentro de la vida universitaria. 

Martínez ha añadido que "las universidades han de tener más en cuenta la vulnerabilidad psicológica de sus estudiantes en sus planificaciones" y Ramon Llopis, catedrático de Sociología de la Universitat de València ha opinado que los actuales universitarios "son generaciones que han crecido con las redes sociales y los smartphones, con una menor tendencia al juego espontáneo y con un mayor uso de pantallas y de la supervisión paterna que generaciones precedentes", un cóctel que les puede hacer "más vulnerables psicológicamente". 

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