Me fascinan las palabras que permiten varias acepciones. La polisemia genera muchos y divertidos equívocos, pero la pluralidad de significados abre también insospechadas ventanas interpretativas. Es precisamente en estas fechas que solemos asociar la palabra tributo a la cantidad de dinero que los ciudadanos estamos obligados a pagar a las administraciones para sostener el gasto público.
El término adquiere un retintín antipático que le resta calidez sonora pero, por fortuna, hay otros significados más amables. Un tributo también puede ser un homenaje a una persona, o grupo, reconocido por sus valores humanos , artísticos o deportivos.
Con la primavera y el buen tiempo llegan también las fiestas mayores de nuestras ciudades y pueblos. En ellas actúan conjuntos musicales que interpretan específicamente música de un artista o grupo consagrado: son las bandas tributo. No crean que son cosa baladí, algunas de ellas han alcanzado notoriedad internacional interpretando a Queen, Beatles o ABBA. Están de moda estos tributos.
La tarea de mantener en la memoria colectiva la buena música es encomiable
La tarea de mantener en la memoria colectiva la buena música es encomiable. Como positiva es la decisión del ayuntamiento barcelonés de incluir, en el programa de la fiesta mayor de Nou Barris, un concierto tributo a La Oreja de Van Gogh. Sin duda uno de los mejores grupos pop que ha habido en España.
Nada mejor, para una fiesta mayor, que la transversalidad generacional de las canciones de La Oreja de Van Gogh de la mano de una banda que lo borda: ‘Son de Rosas’.
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