Aitor Saraiba, autor de 'El libro de la crisálida': "He salido del armario de la magia"

El escritor Aitor Saraiba.
El escritor Aitor Saraiba.
CUP OF COUPLE
El escritor Aitor Saraiba.

La obra de Aitor Saraiba (Talavera de la Reina, 1983) siempre ha estado vinculada a la alquimia, a las fuerzas mistéricas, a los secretos del universo. En cada uno de sus dibujos, cerámicas, bordados, textos o composiciones con lana ha dado pistas sobre los mitos, símbolos y arquetipos que inspiran su labor creadora. 

"He ido dejando un caminito de migas de pan, señales hacia esa manera de ver la vida. Pero en este libro por primera vez manifiesto explícitamente mi conexión con el mundo invisible", comparte Saraiba con 20minutos. "Vengo de una familia y de un entorno rural donde todavía las leyendas y saberes de la cultura popular están muy vivos. Es algo con lo que me he criado. En esta ocasión he decidido no esconderme más y compartir ese vínculo con la naturaleza que me guía desde hace mucho tiempo. Por eso a mis amigos les digo que con este libro he salido del armario de la magia".

La mariposa

El libro de la crisálida es una metáfora sobre los procesos de transformación. Las mariposas y las polillas encarnan para el autor ese símbolo metamórfico. "Para romper su capullo, una mariposa tiene que hacer un ejercicio físico enorme. Para ella es un momento superdoloroso. Pero si alguien la ayuda a salir, sus alas no habrán adquirido la fuerza necesaria y morirá", explica. 

"De esa destrucción, del sufrimiento, se genera algo nuevo: alas que permiten volar". Una fábula que Saraiba asimila a su propia historia, marcada por rupturas que siempre son el principio de nuevas etapas.

El dragón

En ese ciclo eterno de vida, muerte y renacimiento, el dragón y la serpiente marcan el comienzo y el final de este "artefacto alquímico", pero con significados contrapuestos. "Que el dragón no sea mi guía", de la Oración de San Benito contra los poderes del mal, es una de las frases que abre el libro. La mariposa sale del capullo, pero también el propio autor sumerge a los lectores en un viaje de iniciación personal donde las despedidas dan paso a nuevos comienzos. 

Y para facilitar el tránsito entre un estado y otro, la creación artística. Dibujos y más dibujos rosas, tintes naturales a partir de plantas como la nuez, el té negro o el aguacate y crisálidas hechas de lana fueron emergiendo de sus manos. Una obra que durante el proceso de producción funcionó como un capullo protector, a modo de cápsula aislante del mundanal ruido, para el propio autor.

La vacuna

"Silencio", escribió en la caja donde guardaba esos dibujos rosas tan característicos ya de su obra. "El silencio es todo lo que detiene el ruido, ¿no? El ruido de mi cabeza, el ruido de afuera, el ruido de mi corazón. Ese es el silencio", afirma. Mientras él entraba en una fase introspectiva, sus dibujos rosas -homenaje a una de sus artistas más admirada, Louise Bourgeois- hablaban por él señalando un sendero marcado por el equilibro entre el dar y el recibir, gestos simbolizados en el blanco y el rojo. 

"En la cábala, por ejemplo, siempre se ponía en la mano izquierda un trocito de lana virgen teñido de rojo que simbolizaba el mal y que funcionaba a nivel espiritual, según los cabalistas, como una vacuna. De esta manera, en caso de que alguien te lanzara algún mal, tú podrías rechazarlo porque ya estaba en tu cuerpo. En la otra mano, la derecha, que es la que da, se ponía un trozo de lana de color blanco", cuenta Aitor.

La luz

Esa búsqueda de armonía lleva al propio autor, en su metáfora continuada con una crisálida, a transitar caminos de ida y vuelta por la línea de penumbra. "Una mariposa nocturna viviendo en la oscuridad buscando siempre la luz", escribe en el libro. En su forma más personal también podemos leer: "Sentía que mi trabajo era vencer la ausencia de luz para beneficio de la humanidad". 

¿Cómo se logra tal gesta? "Vivimos un momento muy frágil a nivel espiritual. El trabajo de los seres humanos es generar luz y no más oscuridad, porque hay otras fuerzas que se están encargando de generar sombras en torno a nosotros. Tiene que haber un pequeño faro. Si un estadio de fútbol está absolutamente oscuro pero en un lugar se enciende una cerilla, esa luz se va a ver. La intención con este libro es iluminar igual que ese pequeño fósforo", dilucida Saraiba.

La serpiente

Si El libro de la crisálida comienza con la frase de la Oración de San Benito Que el dragón no sea mi guía, para alejar el influjo de Satanás, al terminar, cuando la metamorfosis es plena, el animal mitológico aparece representado mordiéndose la cola. "El uróboro que es esa culebra que es el inicio y el final constante", concluye Saraiba. 

Un eterno retorno de creación y destrucción que en esta historia no ofrece un final feliz al uso, sino que se cierra con un momento de destrucción, cuando todo lo construido se desintegra. Porque el caos es siempre lo que precede a un nuevo orden.

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