"La televisión es un ejercicio de paciencia", recalcaba Mayra Gómez Kemp a las personas que asistían a una grabación de 'Un, dos, tres... responda otra vez'. Lo repetía cada semana. Una y otra vez. Era una forma de preparar a los ajenos del medio a las dificultades de un rodaje televisivo, en el que a menudo hay que parar, recolocarse, coger aire y repetir. Como en la propia vida, pero dependiendo de la técnica.

Ahora los aparatajes han evolucionado mucho. Lo análogico ha pasado a lo digital. Pero la informática también falla. Los concursos se siguen grabando como antaño en largas y extenuantes jornadas de trabajo. Y ahí estriba un mérito de los participantes que desconoce el espectador y que se debería valorar más.

A la hora de acudir a un concurso de la tele, tan importante como acertar es la capacidad para mantenerse fresco a pesar de las grabaciones maratonianas. Porque el buen concursante no sólo realiza un programa y se marcha a descansar a su casa. Para que la producción televisiva rinda mejor, las cadenas graban varios episodios en el mismo día. Más aún cuando hay que traer participantes de otras provincias. Entonces, para que puedan compaginar su trabajo con la tele y abaratar costes de viajes y alojamiento, lo habitual es reunir las grabaciones en una misma fecha.

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Como ejemplo más longevo, Saber y Ganar graba cinco entregas. Los programas de lunes a viernes se finiquitan en una sola jornada de trabajo. Los concursantes llevan su vestuario diferente para cada emisión, y listo. Aunque se rueden seguidos hay que disimular...

No obstante, el espacio se intenta grabar como si fuera una emisión en directo. De lo contrario, en cámara se transmite el cansancio acumulado y se pierde espontaneidad. De hecho, ya de por sí es habitual que los concursantes acierten menos cuando va avanzando una y otra grabación tan pegada. Es el otro reto que surge de participar en un concurso: hay que ir preparado mentalmente para combatir el cansancio de horas y horas encerrado bajo los focos del plató. Lo fácil es desgastarse y aturullarse. Menos si eres Jordi Hurtado. Él es el rey en saber mantener la entonación excitada para, día tras día, año tras año, década tras década, ganar.