La esperanza por los 14 desaparecidos en una mina colombiana se desvanece

La Agencia Nacional de Minería de Colombia (ANM) informó este domingo de que se han recuperado los cuerpos sin vida de once trabajadores de una mina ilegal de oro que se derrumbó en el departamento de Caldas, hace casi un mes, el pasado 26 de marzo.
Mina ilegal de oro que se derrumbó en marzo.
La Agencia Nacional de Minería de Colombia (ANM) informó este domingo de que se han recuperado los cuerpos sin vida de once trabajadores de una mina ilegal de oro que se derrumbó en el departamento de Caldas, hace casi un mes, el pasado 26 de marzo.

Desde el pasado lunes la calma en la vereda (aldea) El Abarico, en el municipio de El Zulia del colombiano departamento de Norte de Santander, se vio alterada cuando la tierra rugió y alertó de un mal presagio.

Minutos después, a través de la comunicación interna de la mina La Mestiza, se anunció la tragedia: la mina explotó.

Un total de 14 hombres quedaron atrapados a 100 metros de profundidad por la acumulación de gas metano en el socavón, algo que también está provocando retrasos atrasando las labores de rescate por miedo de una posible segunda explosión.

Afuera, más de 30 familiares de los mineros esperan una señal que les indique que sus seres queridos están vivos

Los socorristas han tenido que ser evacuados en varias ocasiones y el avance en las labores de rescate es lento.

Afuera, más de 30 familiares de los mineros esperan una señal que les indique que sus seres queridos están vivos, pero el tiempo corre con prisa y los pensamientos negativos inundan sus cabezas. Esposas, mamás e hijos lloran ante la impotencia de no saber nada de ellos.

El sonido del agua de la quebrada que pasa cerca de allí arrulla sus dolores, pero no hay consuelo ante esta tragedia que ya se cobró la vida de uno de los trabajadores en la entrada de la mina.

Fabio Cáceres García no aguantó el 85 % de quemaduras de segundo y tercer grado en su cuerpo.

Daniel Martínez, tío del minero Santiago Pérez Martínez, relató con angustia lo que están viviendo desde que se enteraron de la explosión y de lo que vio tras lograr llegar hasta la entrada del socavón.

"Fui minero diez años y uno sabe que tiene la lápida pegada a la espalda"

“La escena es como si fuera una película de acción. Los árboles alrededor de la bocamina están quemados, la candela (el fuego) subió como 30 metros", explicó Martínez.

"Fui minero diez años y uno sabe que tiene la lápida pegada a la espalda. El trabajo de abajo no solo es de fuerza, ni picos y palas; también es psicológico. Lo que deben hacer es apagar la luz, racionar el agua y respirar poquito, despacio. Allá adentro uno sabe que lo van a buscar cuando sucede algo así", dijo en su relato mientras abrazaba a otro familiar.

Silencio de las autoridades

La angustia y desesperación se apoderó de las familias pasado el mediodía de este miércoles, cuando recibieron información de Gloria Catalina Gheorghe, gerente nacional de Seguridad y Salvamento Minero, confirmando que “hoy no se podrá realizar el rescate de sus seres queridos”.

Marianela González Gómez, esposa de uno de los mineros, no dudó en reprochar la noticia. “Algo nos están escondiendo, a ustedes les interesa sacarlos de ahí. Ellos están a 79 metros de la bocamina, pero ustedes decidieron entrar por el lado más largo" aseguró molesta.

“Se ha avanzado un 70% en distancia en donde se encuentran los mineros. Tenemos 46 horas ininterrumpidas de trabajo. Estamos haciendo todo para rescatarlos”, aseguró Gheorghe, por su parte.

La angustia y desesperación se apoderó de las familias pasado el mediodía de este miércoles.

Aunque la esperanza va menguando, no desaparece del todo, y Sara Pérez, madre del minero Miguel Pérez, se aferra a sus oraciones sentada en una piedra a orillas de la quebrada que los separa de la mina.

"Solo él (Dios) tiene el poder de devolvernos nuestros familiares sanos y salvos, cómo nosotros sabemos que será", dijo, y continuó la oración con las demás personas.

Esta será la tercera noche en la que los familiares de los 14 hombres bajo tierra seguirán sin dormir. El único consuelo que tienen es que reposarán en las camas de tablas que están ubicadas a algunos metros de la mina que explotó, las mismas camas en las que apenas hace tres días sus hermanos, esposos e hijos durmieron su última noche.

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