Primer asalto parlamentario entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El Senado como ring para medir diferentes posiciones y objetivos bajo un mismo contexto: las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio. "Será un debate interesante", auguró la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, este lunes desde el 13 de la calle Génova, "donde los españoles podrán comprobar las diferencias de fondo y forma entre el modelo de Sánchez, de incompetencia, crispación y falta de credibilidad; y el de Feijóo, de estabilidad, crecimiento y empleo". Todo “desde el respeto, la cortesía parlamentaria y las buenas formas”.

Las expectativas y atributos populares difieren con lo estimado desde el número 70 de Ferraz, donde a la misma hora que Gamarra comparecía la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Ni ella ni los 14 periodistas que preguntaron se refirieron directamente al debut del enfrentamiento político de este martes. "El PP cambió de gato, pero el cascabel sigue sonando igual: a deslealtad", fue la principal alusión de Lastra al líder de la oposición. Porque... "¿cuándo ha perdido un debate el presidente?", se ufanan fuentes de la dirección socialista.

"Esperamos arrastrarle a nuestro tono"

A tenor de la importancia que dieron Gamarra y Lastra al debate en sus intervenciones, parece evidente desde qué esquina conceden más importancia al guanteo. Feijóo, como ha podido saber este periódico, ultima la preparación de la interpelación al presidente con su equipo de confianza, con "varias opciones aunque siempre con la economía como prioridad". Sánchez, si bien consciente de enfrentarse a su némesis, su rival en una carrera todavía en el horizonte por ocupar la Moncloa, asiste a la cita como la apertura de una semana parlamentaria intensa, en la que también habrá de fajarse para resistir en el Congreso a críticas desde todos los flancos a cuenta de la relación con Marruecos.

Dos formas de entender la campaña: el PSOE desplegará su arsenal de ministros mientras el PP lo fía todo a su candidato

Más allá de un sentimiento de pérdida o de victoria, desde Génova aventuran un combate que, de decantarse, lo hará a los puntos. "Esperamos arrastrarle a nuestro tono antes de que consiga lo contrario", defienden. Y apuestan: "No llamará al PP 'mangantes' con Feijóo delante".

El líder del PP preguntará en su primera sesión de control al Gobierno "si el presidente del Gobierno considera que su Ejecutivo está a la altura de las necesidades de las familias españolas". La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, aseguró que el popular se encontrará a un Sánchez "encantado de debatir". Como Lastra, sin embargo, asoció la imagen de Feijóo a la de Casado -"se parecen demasiado", dijo- y negó la presencia de elemento disruptivo alguno entre ambas etapas, si bien espera "un cambio de rumbo". Fuentes del PP defienden la posibilidad de poder "chocar sin insultos".

Relación suspendida hasta después del 19-J

Bronco o constructivo, con el mismo o distinto cascabel, lo seguro es que Sánchez y Feijóo llegan a su careo a la Plaza de la Marina Española con los puentes rotos. Ni el económico ni el judicial: el PP no apoyará la prórroga del decreto anticrisis hasta octubre ni se sentará hasta pasadas las elecciones en Andalucía para negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). 

"No ha habido ningún contacto del Gobierno con respecto a la prórroga" del decreto anticrisis, reconoció Gamarra, que cuestionó el efecto del paquete de choque, ya que los "datos demuestran que no se está conteniendo el efecto de la inflación".

Sobre la renovación del órgano de gobierno de los jueces, para quien se designó a Esteban González Pons como negociador con el Gobierno, la también portavoz en el Congreso criticó que a Sánchez le preocupa "demasiado"; más aún, a su juicio, que "los problemas de los españoles". Esto último, considera, le importaría "muy poco". 

"Somos la antítesis del sanchismo", pregonó Feijóo el pasado 27 de mayo, cuando aterrizó en el Senado para recoger su acta de diputado, primero, y reunir por después por primera vez a sus bancadas en Congreso, Senado y Parlamento Europeo. Allí le pidió a los suyos enterrar la política del zasca, aseguró que valoraría "mucho más una enmienda correcta al Presupuesto que un tuit ingenioso de un diputado", y pidió a los congresistas volver a "dignificar el parlamentarismo español". Sánchez, la semana pasada durante la celebración del cuarto aniversario de la moción de censura, acusó al PP de crear un "ruido ensordecedor". 

Las acusaciones de crispación entre populares y socialistas, entre Feijóo y Sánchez, son un partido inacabable de ida y vuelta. Hoy tendrán siete minutos cada uno para consolidar la tendencia o cambiar el rumbo.