Entre todos los esfuerzos que la sociedad hace para lograr la igualdad entre hombres y mujeres hay algunas actividades que se están quedando anticuadas y que huelen a rancio o, quizá, siempre sonaron así. Una de ellas es la tertulia de chicas, ese momento semanal que sucede en muchos programas, sobre todo de radio, y en el que solo participan mujeres.
Algunos programas tienen tertulias en las que solo hay mujeres porque toca así. Es absolutamente normal que ocurra porque las combinaciones de colaboradores lo propician. Otros programas, como el interesante podcast “Estirando el chicle”, están protagonizados por mujeres que se han hecho un hueco a codazos en un panorama complicado en el que se ponía en duda su capacidad y su aptitud para tener éxito en ámbitos como la comedia. Después de un premio Ondas y bastante tiempo, mucha gente se sube al carro.
"Sonaría muy raro hablar de una tertulia de chicos"
Lo que suena a viejo y a aburrido es la tertulia de chicas medio paternal en la que el programa, una vez por semana, deja que algunas mujeres hablen de sus cosas entre ellas. En algunas radios se utiliza la canción de 1981 “Las chicas son guerreras” del grupo Coz. Parece como si se estuviera haciendo un experimento sociológico. En estas tertulias, a veces, se baja el nivel de exigencia, se invita a gente con un discurso aburrido y parece que se permite casi cualquier tontería superficial.
El talento consiste en no decirlo todo y en saber lo que hay que callar. La tertulia de chicas debería ser interesante por su contenido como los son otros espacios y no por ser, simplemente, una tertulia de chicas. Sonaría muy raro hablar de una tertulia de chicos. Algo huele a rancio.
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