Los seis principales candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía protagonizaron este lunes en Canal Sur el segundo y último debate antes de las elecciones autonómicas del próximo domingo. Un partido de vuelta que se antojaba decisivo para intentar movilizar al electorado, sobre todo en el caso del bloque de izquierdas, o para evitar, en el del PP, el exceso de confianza por parte sus votantes. Y en el que, de nuevo, el presidente en funciones, Juanma Moreno, fue el blanco de la mayor parte de las críticas por parte del resto de aspirantes, aunque consiguió mantener el tipo en un debate con más enfrentamientos y reproches que propuestas concretas.

El candidato popular, que confrontó más con el resto de líderes que en el primer debate, aunque queriendo dejar clara su posición "moderada" –punto en el que recordó las veces que Vox y PSOE han votado juntos en el Parlamento de Andalucía solo para "desgastar al Gobierno"–, tiró de la gestión de su Ejecutivo en estos tres años y medio de legislatura con, afirmó, "datos incontestables" de inversiones en sanidad, educación y políticas sociales. Y sacó músculo en el bloque de empleo y economía por "haber conseguido que Andalucía sea líder en creación de empleo". "Ganarían en credibilidad si admitieran que algo hemos hecho bien", espetó al resto de los candidatos.

"Reconozca usted lo que ha hecho bien Pedro Sánchez", le respondió Juan Espadas, candidato socialista, quien animó a los andaluces a "elegir entre derechos y derechas". El líder del PSOE-A, que centró sus ataques en Moreno, aunque entrando también al trapo en algunas de las afirmaciones de la candidata de Vox, Macarena Olona–, reiteró la idea de que su formación es la "única que puede parar a la ultraderecha". Y puso el acento en la necesidad de ejecutar los recursos que llegan desde España y Europa.

Por su parte, la candidata de Santiago Abascal arrancó el debate haciendo alusión al recorte de 20 millones de euros en subvenciones a la patronal y los sindicatos adoptado en Castilla y León por el Gobierno del PP y Vox, y enmarcó la mayoría de sus intervenciones en el terreno ideológico y en los lugares comunes de su formación, afeando a Moreno en su primera intervención que en los libros de textos de los niños andaluces de 10 años se hable de "masturbación". "El problema, Juanma, es que os habéis tragado toda la bazofia ideológica de la izquierda", espetó al candidato del PP.

Hubo también algunos enfrentamientos entre la candidata de Voz y el de Cs, Juan Marín, que no obstante se mantuvo menos combativo que la pasada semana e intentó sacar partido de la gestión de sus consejeros en el Gobierno de la Junta, especialmente en lo referente a empleo. Sin, de nuevo, entrar en debate ni en confrontación ninguna con su socio de Gobierno.

Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía, fue quien más confrontó con Olona, contra la que arremetió por su "negacionismo climático" y por estar "en contra de las renovables porque tiene acciones en Iberdrola" –"iberdrolona la podemos llamar hoy"–. Abogó por la reducción de privilegios en la clase política, afeó la política fiscal del PP y pidió el voto a quienes buscan un partido "sin ataduras" en Madrid.

"Se le está poniendo toda la cara de Susana Díaz con esa soberbia". Se lo dijo a Moreno una Inmaculada Nieto más incisiva que en el primer debate, que acusó al popular de haber provocado un «gran destrozo social» con sus políticas, "apoyándose en la extrema derecha, cuando podía haber buscado otras fuerzas" en el Parlamento andaluz.

Los candidatos hablaron también de pactos. "Yo quiero gobernar con la mayoría de los andaluces", afirmó Moreno, a quien Espadas le instó a decir si "repetirá el pacto con Vox, como en 2018". Fue Marín quien indirectamente le contestó, dirigiéndose a Olona y confiando en que Vox no forme parte del siguiente Gobierno de la Junta. Olona le tendió su mano a Moreno (lo hizo literalmente en los últimos segundos de debate), pero volvió a advertirle de que si el popular necesita "un solo voto" para su investidura, ellos "tendrán que entrar en el Gobierno", llegando a ofrecerle a Moreno ser su vicepresidente. Palabras que Espadas calificó como una "declaración de amor clarita". "Yo quiero el voto para gobernar", aseveró Nieto.

Los candidatos jugaron así su última baza para convencer a los andaluces antes de que depositen su voto en las urnas el próximo domingo y decidan el siguiente Gobierno andaluz.