ENTREVISTA | Ángeles González-Sinde: "El trauma se lleva mejor si se nombra, pero sin quedarse en él"

  • La directora habla de su película 'El comensal', así como de su experiencia en la política y su labor en el Reina Sofía.
La directora Ángeles González-Sinde.
La directora Ángeles González-Sinde.
Mikel Larrea
La directora Ángeles González-Sinde.

La directora Ángeles González-Sinde dirige El comensal, una película basada en la novela homónima de Gabriela Ybarra sobre su historia familiar, marcada por la muerte y el miedo frente a la influencia de ETA. La exministra de Cultura comparte experiencias con la escritora: en lo social como ciudadana y en lo íntimo como alguien que perdió a un padre (1992), un hermano (2011) y una pareja (2019) en poco más de 20 años.

Se reencuentra con la dirección después de 14 años. ¿Por qué ocurre con El comensal?La novela me atrapó desde el primer momento en que la leí. Supongo que comparto muchos de los asuntos que toca. Se habla de la dificultad de la comunicación en las familias, incluso cuando quieres a los que tienes cerca.

¿Cuándo decidió ponerse manos a la obra con este proyecto?
La novela la leí cuando salió, en 2015, y después me puse en contacto con la productora Isabel Delclaux, que había comprado los derechos. Les escribí un mail y me ofrecí a ser la directora y guionista. Ellas lo pensaron y me hicieron el encargo. Para mí es una suerte haber podido contar esta historia.

Años después del asesinato de su padre a manos de ETA, Fernando gestiona el dolor y el miedo a través del silencio, mientras Iciar, su hija, busca afrontarlo mediante conversaciones. ¿El paso generacional influye en sus actitudes?
Las nuevas generaciones no han sufrido el miedo de esa manera, entonces es mucho más fácil tener la necesidad de saber. Fernando lo pasa mal al estar amenazado, y callarse es una estrategia para sobrevivir, porque ser familia de un asesinado te hace estar estigmatizado: no es seguro expresar tu dolor, tus sentimientos, tu rabia. La generación de Iciar, la tercera tras la de su abuelo y su padre, encuentra lagunas, zonas que no encajan en el comportamiento familiar, neuras propias que heredas y han condicionado tu vida sin saber por qué...

De hecho, la propia Gabriela decía que en su familia la educaron para callar sobre ciertas cosas, y aunque rompió algunos esquemas al lanzar su libro, hay conversaciones y situaciones que aún la incomodan...
Una educación sentimental completa y sana requiere de la democracia, de la libertad de expresión, y se necesita que haya libertad y seguridad en la integridad física de cada uno y en la convivencia. Los niños percibían y heredaban la tensión de sus familias. Y esto ni siquiera estaba circunscrito al País Vasco. Quienes hemos vivido con el goteo incesante de atentados, muertos, detenciones de comandos… tenemos esa sombra. Eso me interesa mucho: cómo se enlaza la política con lo íntimo, lo familiar.

EL COMENSAL

  • 'El comensal' es el relato en primera persona de dos formas distintas de afrontar las consecuencias de 40 años de terrorismo: mirándolo de cara o callando para sobrevivir. Estas son las dos posiciones que adoptan Fernando (Fernando Oyagüez), cuyo padre fue secuestrado y asesinado por ETA, e Iciar (Susana Abaitua), su hija, que tras la muerte de su madre, Adela (Adriana Ozores), investiga para conocer este oscuro capítulo de su historia familiar. Los protagonistas viven en contextos distintos, por lo que entienden el pasado, el presente y el futuro -personal y de un país- cada uno a su manera. La película se estrenó en los cines el 27 de mayo y estará próximamente disponible en Movistar+.

¿El trauma se lleva mejor si se nombra?
Sí, pero como dice Gabriela, tampoco hay que pasarse. Hay una manera de vivir el duelo, de atravesar una dificultad en la vida, que consiste en quedarse en ella, y eso tampoco es útil para sobrevivir. No hay que estar todo el día hablando de ello, pero tampoco tenemos que evitarlo. 

¿Vivimos de espaldas a la muerte?
Yo creo que sí. En la sociedad española hemos perdido muchos ritos, funerales, velatorios… Y los hemos sustituido por unos procedimientos muy rápidos en los que no da tiempo a preparar nada ni a despedirse adecuadamente… Nos cortan un miembro y tenemos que aprender a caminar sin él como si nada, sin muletas. 

De hecho, usted ha vivido la muerte muy de cerca. ¿Hay duelos y duelos?
Cada pérdida es completamente diferente. No puedes elegir, y en cada caso reaccionas de una manera. Por el duelo de mi padre pasé de puntillas, pero cuando murió mi hermano viví una caída total. No podía levantarme de la cama, fue muy difícil para mí. Después, cuando murió mi pareja, tardé tres años y medio en pasar el duelo.

"Por el duelo de mi padre pasé de puntillas, pero cuando murió mi hermano viví una caída total"

¿Cuándo acaba un duelo, si es que tiene fin?
Tiene que terminar el sufrimiento que te impide seguir en la vida, el que te roba la esperanza y te deja apático. A veces no ves horizonte porque pasas por un dolor psíquico espantoso, y tienes que hacer todo lo posible para que eso termine. Pero acomodar en ti eso que te ha sucedido es difícil, porque nunca lo aceptas. A mí me cuesta, y mucho.

En el filme, el personaje de Adriana Ozores dice que "la vida a veces es muy dura, pero también hay belleza". 
La verdad es que sí. Igual que otras personas tienen el consuelo de la religión o de una vida espiritual más allá de lo material, a mí la belleza me ha salvado, me ha ayudado mucho.

¿Dónde la busca?
La belleza puede estar en el comportamiento de una persona con otra, en cómo te observan desde fuera, en el afecto, en el esfuerzo de un artista con su obra, en un autobús… Incluso en los árboles, el mar o la música, algo que me ha influido mucho en mi manera de vivir los duelos. Pero hay que tener esa disposición para parar, porque si vivimos una vida acelerada, se nos puede escapar lo demás.

La familia está presente en casi toda su obra. ¿Por qué?
Me interesa porque es como el gimnasio donde nos entrenamos para salir al mundo. Lo que pasa es que también está llena de turbulencias, porque en ella las emociones son muy intensas y se pueden marcar para toda la vida. Es un lugar de reposo, pero también de agitación.

BIO

  • Ángeles González-Sinde es guionista y directora de cine. Entre 2006 y 2009 fue presidenta de la Academia de Cine, así como ministra de Cultura de España entre 2009 y 2011, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Renunció para dedicarse a la labor cultural. Ha dirigido los largometrajes 'Una palabra tuya' y 'La suerte dormida', para Tornasol en 2003, película con la que ganó el Goya a la Mejor Dirección Novel. Cuenta también con el Goya al Mejor Guion original por 'La Buena Estrella', en 1997.
    Ha guionizado otras películas como '7 minutos', 'Todos estamos invitados' o 'Heroína'.

Su vínculo a la responsabilidad social se percibe en sus labores literarias,  cinematográficas y también políticas. ¿Se suele acordar de cuando era ministra?
Me acuerdo, claro que sí. Fue un tiempo muy apasionante. Cuando estás en política te enfrentas a situaciones en las que no te encuentras habitualmente: tienes ante ti un retrato constante de tu país en todos los ámbitos, incluso en los que a ti no te tocarían, porque cada uno vivimos en nuestro mundo profesional y social, y no conocemos el resto de paisajes en profundidad. Eso te enfrenta a tus propios límites. Y en lo personal supone un gran trabajo. A mí me cambió muchísimo, y aprendí muchísimas cosas.

¿Como qué?
Que la realidad es muy diversa y compleja. No es nada fácil tomar decisiones para todo el mundo, y a veces escuchamos discursos políticos de unos y de otros que son tan simplificadores... Muy superficiales.

¿Hubo un peaje a pagar por estar en el Gobierno?
Claro, uno muy grande. Ser político te convierte en una persona sospechosa, cuando hace décadas te hacía ser alguien prestigiado. Realmente, para una persona que sea un profesional libre y que no tenga asegurado su regreso al mundo profesional es muy arriesgado, como fue mi caso. Te puede costar mucho tiempo recuperar esa experiencia y tener una reputación.

"Ser político te convierte en una persona sospechosa, cuando hace décadas te hacía ser alguien prestigiado"

¿A día de hoy mantiene el mismo interés por la política?
Sí, porque siempre me ha interesado. Pero es cierto que ahora la entiendo mejor. 

Dijo que cada vez le parece más difícil dedicarse a ella. ¿Por qué?
Porque el clima es tan agresivo que se puede pensar con muy poca calma. Es muy difícil tomar buenas decisiones si solo estás pendiente de la opinión pública.

Su padre fue militante del partido comunista, así que siempre ha estado cerca de la actividad política, aunque dimitió del Ministerio de Cultura para dedicarse a su carrera profesional. ¿Se confunde a veces ilusión con vocación?
Sí, claro. A veces llegas con una idea y luego te das cuenta de que la maquinaria es muy compleja, muy pesada, y para conseguir algo pequeño tienes que pasar por un camino lentísimo. Todo es mucho más complicado porque hay muchos intereses distintos en juego que hay que equilibrar. Si fuera sencillo gobernar, los políticos lo harían siempre bien.

Desde 2020 preside el Real Patronato del Museo Reina Sofía. Al final, regresó a la actividad pública...
Porque un museo es un lugar donde entras y el tiempo es otro, donde tienes a tu disposición muchas propuestas de pensamiento, miradas… Y eso me parece que es de las cosas más enriquecedoras que hay en la vida.

¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta en este puesto?
Ahora mismo, toda la administración y los organismos culturales públicos se enfrentan a la falta de personal. Ese es el problema más grave, porque desde hace tiempo no se incorporan funcionarios nuevos, y el PP hizo unas políticas laborales que han afectado a los museos. Necesitamos a más gente para ofrecer a los ciudadanos los servicios, y como tenemos menos trabajadores de los que había hace años, la gente va muy ahogada y estresada. El principal problema, ahora mismo, es laboral.

¿Trabaja el centro en la situación salarial de sus trabajadores? Hace unos días se manifestaron para exigir otras condiciones.
Claro, claro. Los salarios deberían ser mejores. En el Reina Sofía la gente puede cobrar hasta un tercio de lo que cobran en el Prado, eso es así. Por eso hace falta más personal y mejor remunerado. Por eso se han quedado atrasados los sueldos y la plantilla. Los trabajadores del museo sacan su trabajo cada día a pulso, cuando su labor se tendría que estar haciendo entre varias personas. 

"Los trabajadores del Reina Sofía sacan su trabajo a pulso, cuando su labor se tendría que estar haciendo entre varias personas"

También se ha hablado mucho de la visita de Mick Jagger al museo.
Es bonito ver a una persona tan sofisticada prestando tanto interés por el museo. Nosotros lo tenemos ahí todos los días, pero que alguien como él disfrute así de su visita demuestra el valor que tiene, y eso es gratificante.

¿Entiende las críticas que ha despertado el posado del músico a solas con El Guernica?
Este es un tema que se está estudiando desde hace un tiempo con el jefe de seguridad. El problema es el flujo de gente que se aglomera por el cuadro. No sé qué harán para poder regularlo y que la gente pueda hacerse fotos en determinados horarios, cuando haya menos visitantes… Ojalá encontremos la forma de que la gente pueda fotografiarse. 

A sus 57 años, y tras tantos estímulos a nivel profesional y personal, ¿cuál diría que es el verdadero éxito en la vida?
El éxito es poder tener un sueldo que te permita vivir bien y trabajando en algo que te satisfaga. Es vivir con dignidad, y también poder disfrutar de la parte humana, social, y de los afectos. 

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