Condenada la Comunidad de Madrid por las graves secuelas a un paciente tras una cirugía de próstata

  • Se reconoce a la parte afectada una indemnización de 275.000 euros por los daños ocasionados.
Imagen de archivo del Hospital de Móstoles.
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COMUNIDAD DE MADRID - Archivo
Imagen de archivo del Hospital de Móstoles.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha condenado a la Comunidad de Madrid por las graves secuelas ocasionadas a un paciente a raíz de una cirugía de próstata.

Así consta en una sentencia, en la que los magistrados estiman el recurso contencioso administrativo interpuesto por la Asociación El Defensor del Paciente contra la desestimación de la reclamación de la responsabilidad patrimonial ante la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

De este modo, se reconoce a la parte afectada una indemnización de 275.000 euros por los daños ocasionados en concepto de principal más los intereses legales.

El afectado, de 66 años, se realizó en febrero de 2018 una prostatectomía radical laparoscópica debido a una neoplasia intraepitelial prostática de alto grado, en el Servicio de Urología del Hospital de Móstoles, la cual "no se llevó a cabo con la atención y esmero necesarios, produciéndose una perforación iatrogénica de recto en el transcurso de la misma".

Según explica dicha asociación, la perforación intestinal, que es una complicación rara, en este caso era de gran tamaño y con sangrado que no se pudo reparar por vía laparoscópica, lo que demuestra la deficiencia técnica por el gran daño yatrogénico.

En el abordaje por laparotomía hubo que extirpar 8 centímetros dejando un moñón rectal muy corto lo que demuestra la gran lesión sufrida y la necesidad de una colostomía permanente.

Además, existió falta de Consentimiento Informado por escrito, lo cual vulnera la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente y lo recogido en la Jurisprudencia Pacífica, en cuanto al Derecho a la Información. Esta situación obligó a reconvertir la cirugía en abierta y proceder a una resección rectal y la consiguiente colostomía.

Posteriormente apareció una fistula ureterorectal que precisó de nueva cirugía para su corrección, aunque esta persiste en la actualidad en grado mínimo. Esta complicación también es muy rara y no se pudo resolver mediante sondaje permanente durante meses. La colostomía, como consecuencia de esta segunda cirugía, ha pasado de ser temporal a permanente o definitiva.

Igualmente, y como secuela de ambas cirugías, el afectado presenta una incontinencia urinaria permanente y severa que le obliga a la utilización de unos 12 pañales cada 24 horas y que puede estar en relación con el sondaje permanente.

Fruto de estas complicaciones reiteradas, según la asociación, se ha producido "un dolor permanente incoercible en tratamiento por la Unidad del Dolor.

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