Perros

Por su raza, su carácter, si come cosas del suelo, al viajar... cuándo debe nuestro perro llevar bozal y cómo acostumbrarle a hacerlo

Un perro con un bozal adecuado, que le permite jadear con normalidad.
PIXABAY

Aunque para los seres humanos el bozal posee ciertas connotaciones negativas, asociadas la mayoría de las veces a la agresividad, lo cierto es para un perro no debería resultar un elemento dañino ni agobiante si se le presenta de la manera adecuada y se asocia con premios y diversión.

¿Qué perros deben o necesitan llevar bozal? En determinadas ocasiones el uso del bozal es obligatorio mientras que en otras es solo recomendable.

Existe obligación legal de llevar bozal en numerosos medios de transporte público como el metro, el tren o el autobús.

También deben llevarlo en todos los paseos por espacios públicos los perros considerados potencialmente peligrosos según el Real Decreto 287/2002:

  • -Perros de raza potencialmente peligrosa como Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffodshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu, Akita Inu.
  • Perros que manifiesten un carácter marcadamente agresivo o que hayan protagonizado agresiones a personas o a otros animales (en este caso la potencial peligrosidad habrá de ser apreciada por la autoridad competente bien de oficio o bien tras haber sido objeto de una notificación o una denuncia, previo informe de un veterinario, oficial o colegiado, designado o habilitado por la autoridad competente autonómica o municipal).
  • Perros que reúnan todas o la mayoría de características descritas en el Real Decreto 287/2002 del BOE.

Al Real Decreto 287/2002 se suman las obligaciones previstas en las leyes autonómicas y las ordenanzas municipales que pueden ampliar la obligatoriedad del bozal a otras circunstancias.

Además el bozal también está completamente recomendado para prevenir las mordeduras en el caso de perros que en base a sus antecedentes o su temperamento muestren conductas agresivas, para evitar accidentes en las clínicas veterinarias o en las peluquerías caninas, o para evitar riesgos a los perros que suelen comer cosas del suelo.

En este artículo también vamos a descubrir cómo acostumbrar a un perro a llevar bozal sin que le resulte algo molesto o incómodo, así como los tipos de bozal que existen y cuándo está recomendado su uso.

Lo fundamental es que antes de iniciar las prácticas con el perro dediquemos tiempo a familiarizarnos con este aparato: cómo se abre y se cierra, cómo se coloca... De esta manera ganaremos seguridad para trabajar con el animal.

Los ejercicios con el perro deben ser constantes (repetirlos a diario), por periodos cortos de tiempo (para evitar que se agobie) y alternándolos siempre con descansos. El objetivo principal es generar una respuesta positiva del can hacia el bozal y acostumbrarlo a su uso. Desde el principio, hay que intentar por todos los medios que el perro no asocie el bozal solo con acciones que no le gustan (como ir al veterinario) sino con otras que le agradan como pueden ser salir de paseo o recibir un premio.

La introducción del bozal, por tanto, debe ser progresiva y hacerse en pequeños pasos. Según vayamos superando unos iremos añadiendo los siguientes pero siempre siendo muy pacientes. Estas podrían ser las fases:

  1. Mostrar al perro el bozal para dejar que se acerque y lo huela y entregarle a continuación un premio o trozo de comida que le guste.
  2. Colocar el señuelo de la comida en el fondo del bozal para que el perro introduzca su nariz. Dejar que la quite en cuanto se lo haya comido. Cuando veamos que introduce la nariz con facilidad podemos pasar al siguiente paso.
  3. Mientras el perro tiene el hocico en el bozal, acerquemos las cintas que sirven para atarlo a la parte trasera del cuello, primero sin cerrarlas. Según vayamos ganando la confianza del perro probar a cerrarlas sin apretar demasiado, premiarle y volver a abrirlas cuanto antes. Seguir avanzando en este paso apretando cada vez más las tiras hasta que el bozal quede debidamente ajustado a la cabeza del can y aumentando los tiempos que éste permanece con el bozal puesto.
  4. Una vez que el perro tolere bien llevar el bozal puesto, hay que acostumbrarle a moverse llevándolo puesto. Podemos, por tanto, atar la correa al bozal y darle pequeños paseos dentro de casa.
  5. Si nuestra mascota ha superado con éxito los cuatro primeros pasos, ha llegado la hora de salir a la calle con el bozal. Al hacer un cambio de espacio y con el fin de que el perro se sienta más seguro puede ser buena idea repetir los mismos ejercicios que hemos hecho dentro de casa de forma progresiva. Lo importante es que nuestro amigo de cuatro patas siga asociando su uso con acciones positivas como salir a pasear, jugar o recibir un premio sabroso.

¿Qué tipos de bozales hay y cómo elegir el más adecuado?

En el mercado existen dos tipos principales de bozales. Por un lado están los bozales de cesta. Los materiales más habituales para su fabricación son el plástico, el metal o el cuero y cuentan con la característica de que tapan por completo la boca del perro impidiéndole morder pero no que abra la boca, jadee, beba o coma. Todas ellas acciones que, como veremos a continuación, van a resultarle necesarias. Son cómodos y seguros de llevar y se pueden utilizar durante de periodos de tiempo bastante largos.

Por otro lado, están los bozales de tubo, también conocidos como bozales de tela o nailon por los materiales mas habituales con los que se suele fabricar. Son efectivos contra los mordiscos porque va ajustado al hocico del perro, sin embargo, este ajuste va a impedir al mismo tiempo que el perro jadee, beba o coma. Por lo tanto, solo se recomienda su uso para situaciones muy puntuales y de muy corta duración donde el animal esté supervisado en todo momento por una persona como podría ser el caso de una visita al veterinario.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir un buen bozal? Sobre todo, que sea cómodo y seguro pero además:

  • Es importante que el perro pueda jadear con el bozal puesto sobre todo en los meses de calor puesto que los perros no sudan y regulan su temperatura corporal a través de las almohadillas de las patas y del jadeo.
  • También es básico que el bozal le permita gesticular ya que esta es la forma que el perro tiene de comunicarse con otros de su especie.
  •  Además, el perro tiene que ser capaz de beber agua con el bozal puesto y también de alcanzar premios, ya que éstos van a ser uno de los elementos que podemos utilizar para que asocie este elemento con algo positivo.

Obviamente, también es importante tener en cuenta el tamaño del perro y la forma de su hocico. Si el bozal es demasiado grande el animal podría llegar a quitárselo con facilidad. Por otro lado, la mayoría de los bozales del mercado están pensados para perros de hocico alargado. Para los perros de morro chato o corto habrá que buscar bozales especiales adaptados a esta forma, que suelen llevar además de las tiras traseras una que pasa por la frente.

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