Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

La fiesta grande

Fiesta del Orgullo Gay en Chueca, Madrid.
Fiesta del Orgullo Gay en Chueca, Madrid.
GTRES
Fiesta del Orgullo Gay en Chueca, Madrid.

Se nota claramente en la calle, por lo menos en mi barrio. La gente, muchísima gente, empieza a dormir menos y noche tras noche se oyen voces, músicas, juergas todavía aisladas. Es como si estuviesen calentando motores.

En estos días se celebran en Madrid, sobre todo en Chueca, las fiestas del Orgullo Gay. Empezaron hace 44 años. Entonces no era una celebración festiva; era una manifestación reivindicativa que la Policía de aquel tiempo (aún no había Constitución) solucionaba majando a palos a los manifestantes, según la costumbre heredada de la dictadura. Hoy es, con mucho, la fiesta más multitudinaria (y la más divertida) de cuantas se celebran al año en la capital de España. Llegan cientos de miles de personas de todo el mundo. No queda un solo lugar donde dormir, ni en los hoteles ni debajo de los puentes. Cae sobre la ciudad una venturosa lluvia de millones de euros. En Pamplona, por ejemplo, pasa algo muy semejante con los Sanfermines. En Valencia, con las Fallas. En Cádiz y Canarias, con los Carnavales. Aquí nuestro mayor estallido de júbilo colectivo es el Orgullo.

No queda un solo lugar donde dormir, ni en los hoteles ni debajo de los puentes. Cae una venturosa lluvia de millones de euros

De más está repetir que los miles y miles de personas que llenan durante varios días el barrio de Chueca no son todos gais. Ni mucho menos. Son gente que acude a correrla, como se decía antes; a reír, a gozar, a disfrutar de su propia alegría y desde luego con la alegría de los demás; yo no conozco ninguna felicidad comparable a esa. Hace ya muchos años que se ven por todas partes pandillas de chicos y chicas, matrimonios, gente mayor que viene a pasárselo bien. A espantar amarguras.

¿Que puede llegar a ser molesto? ¿Que se duerme poco y mal, por el bullicio? ¿Que a la gente, sobre todo a los que trasiegan a conciencia, le da por hacer pis por donde puede? Sí, todo eso es verdad. A mí me lo van a decir, que vivo aquí y lo veo cada año desde hace ya muchísimos. Pero lo mismo pasa en los Sanfermines, en las Fallas, en los Carnavales… y nadie pone el grito en el cielo. Más bien al contrario.

No hagan ustedes caso de los cenizos. La gente que rezonga por el ruido y el olor a pis es, con toda probabilidad, la misma que querría que estas fiestas no se celebrasen, porque siguen pensando que ser homosexual es una enfermedad o, todavía peor, un pecado gordísimo. Y eso es una idiotez que huele a naftalina, de lo vieja y rancia que es.

El Orgullo es la fiesta grande de Madrid, y esto por una razón bien sencilla de entender: porque es la celebración gozosa de la libertad. Una libertad (la de amar) que costó muchísimos años y muchísimo dolor conseguir. Así que acérquense a mi barrio y hagan lo que hace todo el mundo: vivan esa libertad. Disfruten todo lo que puedan. La vida es demasiado corta como para perder ocasiones de vivirla radiantemente.

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