Aunque normalmente no somos conscientes, la mayoría de nosotros no consumimos las cantidades recomendadas de calcio y vitamina D al día, aunque ambos son nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y mantenimiento de los huesos, asegurando una salud ósea vital para el rendimiento físico diario y el bienestar. No solo eso: el calcio es fundamental para nuestra salud en general, ya que afecta también a nuestra sangre y a nuestras células.
Es de sobra conocido que la leche es un alimento con un elevado contenido de este mineral. Sin embargo, existe la creencia de que este aporte se puede obtener con otras fuentes dietéticas, lo que ha llevado a disminuir su consumo.
No obstante, las cifras demuestran lo contrario. Puleva ha recogido a través de su herramienta El Calciómetro, una calculadora online que permite evaluar si la ingesta dietética de alimentos con calcio es suficiente, los hábitos de más de 150.000 personas en España. Gracias a ese sistema, ha confirmado algo que ya habían adelantado otros estudios: que más del 80% de las personas no llegan a las cantidades diarias recomendadas.
La leche, clave en las recomendaciones
El consumo de leche supone la principal fuente de calcio en la dieta. Sin embargo, en muchas ocasiones su consumo tampoco es suficiente: cuando la leche consumida es clásica –entera, desnatada o semidesnatada-, solo el tramo de edad de 4 a 9 años alcanza las recomendaciones de ingesta diarias. De hecho, la mayoría de tramos de edad están claramente por debajo, en muchos casos en torno al 80%; en casos concretos, como el de las embarazadas, apenas alcanza el 67%.
Además, el estudio muestra varios aspectos: en primer lugar, que la práctica totalidad de las mujeres se encuentra lejos de alcanzar el consumo recomendado; en segundo, que conforme pasan los años, la ingesta de calcio es cada vez menor, quedando cada vez más lejos de las recomendaciones.
Adaptadas para cubrir los nutrientes
Además de la leche tradicional, existen leches modificadas y adaptadas que, además de aportar un extra de calcio, cuentan con una cantidad mayor de vitaminas D y K, cuya concentración natural en la leche no enriquecida es muy baja, y que favorecen un adecuado desarrollo y mantenimiento de la masa ósea.
Es en el caso del consumo de estas opciones cuando las personas que respondieron en El Calciómetro sí alcanzaron la cifra recomendada, excepto en el caso de las mujeres embarazadas, que rondaban el 90%; y de mujeres mayores de 65 años, que se quedan en el 91%.
Otros estudios
El Calciómetro no es la única herramienta que muestra estas cifras. Por ejemplo, el hecho de que el tramo de 4 a 9 años alcance las recomendaciones tiene que ver con que las leches enriquecidas se consumen en mayor grado –en torno a un 25% del total-, y a que la frecuencia de consumo es mayor que en otros tramos de edad, según datos del Consumer Panel de Kantar en 2020.
Además, existe una correlación entre la penetración de las leches enriquecidas, mayor cuanto más disminuye la edad, y en qué medida cada tramo etario alcanza las recomendaciones, algo que se puede observar claramente en el gráfico:
En él también se observa que la excepción se encuentra en el tramo de los 65 años, especialmente cuando consumen leches enriquecidas, algo que coincide con los datos de penetración de Kantar: es el segundo segmento de población con más hogares consumidores de leches enriquecidas, con un 16% y solo por debajo del tramo de 4 a 9 años.
Un cambio de tendencia
Del total de encuestados mediante El Calciómetro, un 60% ya ha tomado medidas para mejorar su situación añadiendo alimentos ricos en calcio a su dieta. Gracias a su composición, la leche es la mejor aliada para tomar calcio, además de aportar vitaminas, proteínas y fósforo, que favorecen su absorción en mayor medida que otros alimentos. Por ello es la mejor fuente, por cantidad y calidad de calcio por ración, respecto a otros alimentos.
Además, la leche enriquecida se confirma como la clave para alcanzar las recomendaciones, ya que aporta más cantidad de calcio y vitaminas D y K que la leche clásica.
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