![La ruta de la sandía, en su primer día. Y casi último.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2022/07/19/la-ruta-de-la-sandia-telecinco.png)
La ruta de la sandía era una buena idea: sacar uno de los programas más populares de nuestro país a la calle. Sálvame se ponía a viajar por las playas de España en una furgoneta conducida por Carlos Lozano. La primera emisión fue desastrosa. Conexiones que fallaban, Lozano indignándose sin escuchar nada, María Jesús y su acordeón apareciendo en escena con sus 'Pajaritos por aquí' y siendo cortada de cuajo... No se entendía nada, aunque a Sálvame le siente bien el caos.
A pesar de que el guion saltara por los aires, ya en esa primera emisión La ruta de la sandía conseguía plasmar como Sálvame moviliza a su público. Un público que se implica hasta no dudar en criticar al personal en directo. Sin miedo escénico ni nada. Sálvame Sandía ha realizado perturbadores descubrimientos de vecinas de Benidorm o Gandia que se han curtido viendo Telecinco y que evidencian tener bien interiorizadas las técnicas para triunfar como polemistas. Reproducen lo que han visto en Mediaset sin miramientos. Hasta frases hechas chungas del estilo "yo siempre digo la verdad", "hay que traer informaciones".
Pero La ruta de la sandía ya no creará más corrillos en los paseos marítimos de España. No ha destacado en audiencia. ¿Primer fracaso del verano? La palabra fracaso está sobrevalorada. Y, en este caso, sólo delata uno de los problemas de la televisión nacional: la impaciencia. En franjas de difícil competencia, las apuestas hay que aguantarlas con un margen para ver si se asientan.
La visita de Sálvame a las playas más turísticas de España durante las vacaciones podía haber servido para potenciar la marca de Telecinco como la cadena de televisión que veranea con la gente, refrescar el calor del verano con nuevos personajes anónimos y, de paso, esquivar con un espacio diferente la audiencia de Pasapalabra y su rosco sin tregua.
Pero vivimos en una época voraz. La décima de share del audímetro dicta sentencia sin demasiada tolerancia a confiar en lo diferente. Y así nos sumimos en un círculo vicioso en donde todo se homogeneiza porque cualquier novedad que se salga de la regla necesitará tiempo para consolidarse. Un tiempo que (casi) nadie está dispuesto a dar.
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